Saber en qué cadena de supermercados de una misma zona conviene llenar el changuito puede significar hasta un ahorro del 30 por ciento en una compra de los mismos productos de primera necesidad. Y si la comparación se realiza producto por producto, las diferencias de precios suben al 65 por ciento para una gaseosa de litro y medio, saltan a más del 150 por ciento para un litro de aceite o para una botella de agua mineral de dos litros, y llegan a superar el triple para un kilo de arroz fino.
Dos veces por mes la subsecretaría de Defensa del Consumidor releva la misma canasta integrada por 42 artículos básicos de los rubros alimentación y limpieza en las principales cadenas de supermercados ubicadas en tres zonas de Buenos Aires y elabora para cada lugar un ranking de costo mínimo de esa muestra. Cabe subrayar que se trata de una comparación de costo mínimo, es decir que toma en cuenta un mismo artículo pero sin considerar diferencias de marca y calidad.
De acuerdo con el último relevamiento correspondiente a la primera quincena de marzo, la mayor diferencia se encontró en la zona Belgrano-Palermo: el valor mínimo de la canasta del Jumbo de Palermo resultó un 30 por ciento más caro que el Plaza Vea de la avenida Córdoba (ver cuadro 1).
Si bien de una quincena a otra pueden producirse reordenamientos en los rankings de cada zona, el seguimiento muestra que los cambios son la excepción y que el orden básicamente se mantiene. Por ejemplo, cotejando la primera quincena de febrero con la primera de marzo hubo sólo dos alteraciones: tanto el Coto de Cabildo como el de Avellaneda perdió un lugar a manos de Eki descuento.
En realidad, si alguien quiere tomarse el trabajo de comparar precios para cuidar el bolsillo, el trabajo del organismo que conduce Patricia Vaca Narvaja ofrece el detalle completo del relevamiento en su sitio de Internet (www.me con.gov.ar/secdef), donde se puede consultar precio por precio de cada sucursal. Esos listados arrojan diferencias abismales para un mismo producto, que en algunos casos pueden explicarse por una cuestión de marca o calidad, pero que en otros exceden esos justificativos.
Un ejemplo extremo se observa cotejando el kilo de arroz fino que vende el Wal Mart de Avellaneda con el del Jumbo de Palermo que lo triplica en precio. Ni razones de calidad y/o rendimiento parecerían justificar semejante disparidad (ver cuadro 2). Tal vez por razones de gusto o marca alguien considere que vale la pena pagar 30 centavos más por un litro de cerveza marca Schneider en el Auchan de Avellaneda que por un litro marca Rosario en el Carrefour que está a unas pocas cuadras. Y lo mismo podría suceder para el caso del café molido que venden con una diferencia de casi 50 por ciento el Norte y el Eki de esa misma zona.
También es entendible que un ama de casa esté dispuesta a pagar 40 centavos más por un tubo de Colgate con blanqueador comprado en el Disco de Alto Palermo que por un Odol común en el Eki de la zona.
Incluso un fanatismo por las marcas famosas o el acostumbramiento a años de consumo pueden explicar que una persona pague casi el doble por una Pepsi de litro y medio que por una botella de cola Carrefour.
En cambio, resulta mucho más difícil encontrarle lógica al 40 por ciento de más que hay que pagar por el cartón de leche larga vida que vende el Coto de Vicente López respecto al Coto del mismo barrio.
El análisis de los listados arroja otro tipo de curiosidades, como ser las diferencias de precios que un mismo producto, de idéntico tamaño, presentación y marca tiene en distintas sucursales de una cadena. Por ejemplo, el litro de aceite de maíz Mazola se vende a 6,39 en el Carrefour de Salguero, a 6,73 en el de Avellaneda y a 7,32 en el de Vicente López. O que el Coto de Avellaneda ofrezca a 1,38 la misma marca de cerveza que en el Coto de Vicente López y en el de Palermo se encuentra a 1,45. ¿La marca de la cerveza?: El Loco.