Los domingos da misa el cura represor Christian Von Wernich y allí está siempre María Julia Alsogaray. Los dos están presos en la División de Delitos Complejos de la Policía Federal. “El tiempo que llevo aquí me ha hecho reflexionar mucho respecto de los comportamientos humanos y diferenciar las actitudes espontáneas de las de compromiso y decidí quedarme únicamente con las espontáneas y descartar las otras”, responde la ex funcionaria sobre su negativa a atender el llamado del ex presidente Carlos Menem.
En su primera conversación con el periodismo desde que publicó la carta que reabrió el escándalo sobre el cobro de sobresueldos, María Julia califica como “esta verdadera curiosidad” al hecho de ser la única detenida por casos de enriquecimiento ilícito. “El sólido y solidario sistema de protección mutua de los partidos que han gobernado el país desde 1983 –señala en el último número de la revista Noticias– ya resulta evidente para cualquiera que sueñe con participar en la vida política del país. Los independientes y los que pertenecen a partidos minoritarios tienen la certeza de estar fuera de ese sistema, salvo que abandonen sus orígenes... y se afilien al grande de turno.”
Más adelante se preguntaba si el “desorbitado interés” de los medios sobre su vida personal “no estaba fogoneado por algunos de mis compañeros de ruta que, al mismo tiempo que envidiaban el centimetraje que se me dedicaba, estaban también felices de que el mismo se aplicara a temas intrascendentes”.
Con respecto al tema de los sobresueldos que provocó el escándalo de los últimos días, María Julia no aporta muchos más datos que los que publicó en la carta de La Nación. Recuerda que en su caso, el tema se planteó en 1995 cuando sus declaraciones juradas ante la DGI se filtraron a la prensa. Ese tema “provocó un miniescándalo mediático e inclusive algunas posteriores declaraciones de Domingo Cavallo ratificando mis dichos”.
En este sentido confirmó que recibió sobresueldos de 40 mil dólares por mes y que los ministros recibían cien mil dólares y que Domingo Cavallo les pidió que declararan el dinero ante la DGI. “Se me dijo que la operatoria estaba enmarcada en un decreto ley secreto cuyo texto no podía conocer, que estaba vigente desde mucho tiempo atrás y que había sido utilizado en el pasado... Viniendo esa información del secretario general de la Presidencia Eduardo Bauzá y habiendo instrucciones explícitas de la oficina del doctor Carlos Tacchi sobre cómo debían ser declarados esos ingresos, nadie tenía por qué dudar de la legalidad de los mismos.”
“Rumores sobre corrupción corrieron siempre y en todos los gobiernos –reflexiona cuando se le pregunta sobre la corrupción en el menemismo–. Desde Alfonsín y Loma de la Lata, a las recientes acusaciones al ministro Julio De Vido. No se pueden tratar estos temas en forma liviana.”
La ex polifuncionaria menemista revela que decidió hablar debido a una serie de hechos: “Las declaraciones titubeantes y contradictorias del doctor Carlos Menem; los falsos testimonios de tres funcionarios de distinto rango y la certeza de ser utilizada como símbolo de la tan mentada corrupción menemista”.
“Mientras mis padres vivieron –afirma– traté de evitarles la permanente exposición mediática que se produce cada vez que hago declaraciones. Ahora que ya no están, creo que es el momento de intentar reconstruir la verdad sobre muchos temas. Mis hijos merecen que haga ese intento y también pienso en mucha gente valiosa que huye de la acción política pensando en las posibles persecuciones y calumnias.”