Como una voz fantasmal proveniente desde algún oscuro lugar, cada tanto Fernando de la Rúa reaparece en los medios para hablar de los sinsabores que le deparó la política. Ahora tendrá que hacerlo públicamente en el juicio oral en el que está acusado por “malversación de caudales públicos” por el empleo como jardinero, en su quinta de Villa Rosa, de un “ñoqui” del ex Concejo Deliberante. El juez en lo Criminal, Alberto Baños, pedirá a la fiscal Mónica Cuñarro que requiera el cierre de la pesquisa iniciada en 1996 a partir de una cámara oculta realizada en la quinta de De la Rúa. La medida se concreta luego de que Baños rechazara el pedido de prescripción presentado por los abogados del ex presidente. La defensa de De la Rúa reclamó la prescripción del caso basándose en las recientes reformas al Código Penal. De esta manera De la Rúa se enfrentará por primera vez en su vida a un juicio por un tema de corrupción.
En la causa también están procesados: el ex jefe del bloque de concejales de la UCR, Humberto Bonanata, el ex concejal Juan Trilla, el ex vocero de De la Rúa, Damián Sánchez Ruival, y el jardinero José Benito Pazo. “No soy su jardinero, soy amigo del doctor De la Rúa”, había dicho Pazo cuando le tocó testimoniar. Claro que también admitió que realizó “algunos trabajitos”. “Iba el sábado, dormía ahí y el domingo me venía en tren, en auto o en remís”, comentó Pazo, quien admitió que formaba parte de la planta transitoria del ex Concejo Deliberante.