Jue 02.06.2005

EL PAíS  › OPINION

Una retórica desaforada

Por Edgardo Mocca *

Penoso asombro me produce el tono provocativo e irresponsable que viene asumiendo la oratoria electoral de Elisa Carrió. Entresacando citas de aquí y de allá y mezclando arbitrariamente experiencias históricas, la candidata ha llegado a la conclusión de que el gobierno de Kirchner avanza en una dirección “neofascista”. Le atribuye poder absoluto sobre los medios de comunicación –de cuyo uso intensivo no se abstiene la denunciante–, manipulación de los pobres y hasta el control sobre los movimientos de la oposición, con su sola y desde ya honorable excepción.
Dejemos de lado el juicio sobre la credibilidad pública de tan ruidosas declamaciones. Más importante es la cuestión del clima político que tiende a crear este tipo de juicios, en un país como el nuestro que viene remontando la dura cuesta de la recuperación desde uno de los más graves colapsos de su historia. Nuestra democracia logró atravesar el desfiladero de la crisis, no sin algo de fortuna para todos. Otros habían sido los desenlaces de crisis de menos intensidad que la que vivimos en 2001; siempre surcados por la intolerancia, la persecución del adversario devenido en enemigo, la voluntad refundacional y hegemonista de diversos “salvadores de la patria”. ¿Será la democracia el “régimen” cuyo final irreversible profetiza tanto como ansía la candidata?
Hablar de tendencias “neofascistas” no es solamente un insulto al Gobierno, lo es a toda la ciudadanía. A los periodistas que ejercen con dignidad su profesión, a los desempleados que sobreviven gracias a un subsidio estatal, a los opositores leales y, en última instancia, a la gran mayoría de nuestro pueblo que ha recuperado un poco de esperanza, aun consciente de la dura situación por la que atravesamos.
Del partido de Carrió, el ARI, forman parte muchas personas honestas, responsables y progresistas. Sería bueno que hicieran oír su voz crítica frente a esta retórica desaforada. De ese modo, contribuirían a evitar un clima de odio e intolerancia. Y, además, permitirían que todos conozcamos su opinión sobre estos hechos. Es cierto lo que dice Carrió: los cómplices del fascismo terminan siendo sus víctimas. Lo mismo vale en todo tiempo y lugar para los que hacen silencio frente a las provocaciones antidemocráticas.

* Politólogo, profesor de la UBA.

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