EL PAíS
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Militares y Constitución
Por Luis Tibiletti *
Muy probablemente quienes lean la crónica sobre el acto con que ayer el Ejército recordó por primera vez en casi 50 años a los fusilados civiles y militares del ’56 conozcan algunos elementos de ese proceso. Probablemente algunos pocos tengan conciencia de que ese acto, junto al atroz bombardeo de la Plaza de Mayo, acontecido justamente un año antes –el 16 de junio de 1955–, fueron la mecha que encendió la violencia política en la cual nuestra sociedad se zambulló por los próximos dieciocho años. Baste para ello recordar lo que Operación Masacre significó como instrumento de toma de conciencia del odio sin fin de la oligarquía criolla para la generación de los militantes del peronismo de los setenta. Pero de lo que seguramente muy pocos estén informados es de un dato que otorga a aquel movimiento un significado que lo supera en su propia dimensión. Me refiero al hecho de que quienes quisieron comunicar el sentido de ese movimiento decidieran utilizar la misma proclama de quienes vientitantos años antes se habían levantado contra el golpe de Uriburu. En efecto, la proclama que el Gral. Valle hiciera llegar a los medios es la misma que aquellos militares, liderados entonces por el teniente coronel Pomar, elaboraron en las jornadas conocidas como las revoluciones radicales. Y lo más importante es que ambas proclamas no planteaban ni el retorno del partido radical ni la del justicialismo, ni prometían la revolución nacionalista ni la socialista, sólo reclamaban el retorno a la soberanía popular. Su reclamo era exactamente el mismo que las movilizaciones sociales bolivianas impulsaban y consiguieron en estos días, “que se entregue el poder a la Corte Suprema y se llame a elecciones”. Caramba, qué modesto objetivo tras el cual debieron perder la vida tantos hombres de bien. Por eso cuando a veces desde ciertos sectores de un nacionalismo trasnochado que siempre estuvo contra el pueblo se quiere recuperar una idea equivocada de la unión de pueblo y ejército, recordar este inmenso objetivo de la soberanía popular es recordar que el mejor apoyo que las FF.AA. pueden hacer al pueblo es dedicarse con fruición a su tarea de prepararse para defender la Nación y desalentar siempre cualquier llamado de los iluminados de siempre que quieran reemplazar la soberanía popular que se expresa en nuestra Constitución.
* Capitán (RE), profesor de la Escuela de Defensa Nacional.