Por Elio Brat
Desde Neuquén

Fue cuatro veces candidato a gobernador, lo que significa el raro privilegio de ser el político de Neuquén que más compitió con el partido provincial en el poder hace más de 40 años, el Movimiento Popular Neuquino. Enfrente tuvo dos veces al legendario Felipe Sapag y la última al actual gobernador Jorge Sobisch, sobre quien no ahorra adjetivos duros. Recientemente, el presidente Néstor Kirchner lo catapultó como primer candidato a diputado en las elecciones de octubre por un frente donde confluye su sector y el PJ neuquino, la UCR, el Frente Grande, Patria Libre, el MID, Participación Neuquina y el Movimiento de Unidad. El viernes pasado acompañaron en el lanzamiento del hombre de Kirchner en la provincia, el secretario de la Presidencia, Oscar Parrilli, y el jefe de Gabinete, Alberto Fernández. Lo curioso es que lo acompañará la hija de su eterno contrincante, la ex senadora Silvia Sapag, quien aceptó ocupar el segundo lugar de la lista del Frente Cívico para la Victoria.
–¿El presidente Kirchner le ofreció ser candidato?
–El 23 de octubre tiene importancia nacional, pero también provincial si se piensa en el 2007. Máxime cuando en Neuquén en la misma fecha se eligen los convencionales para reformar la Constitución que definirá el modelo de provincia. Cuando empezaron a reunirse diferentes fuerzas, el problema era consensuar a una persona que tuviera la confianza del Presidente y que fuera aceptada por el resto de las fuerzas políticas. El primero que me llamó fue el intendente (radical Horacio) Quiroga, quien me preguntó si quería ser la figura del consenso opositor. Luego me habló Parrilli y fue Kirchner quien dijo que le parecía que yo podía encabezar esta lista.
–¿Neuquén es una asignatura pendiente para Kirchner?
–La asignatura pendiente del Presidente es toda la Patagonia. Por lo que él siempre dice que nuestra zona fue el patio trasero de las políticas que derrumbaron las empresas nacionales, por la extracción de los recursos y el olvido social y político. Y Neuquén es una asignatura porque hay una confrontación con el actual gobernador. Por eso Sobisch rehuye sentarse con el Presidente para obtener obras que otras provincias están logrando.
–¿Qué cree usted que se pone en juego en la elección de Neuquén?
–El modelo que tenemos en Neuquén tiene una expresión neoliberal, es autoritario, sin diálogo. También tiene una actitud chauvinista que descalifica a las personas de otras provincias, diciendo “qué tienen que recorrer las calles éstos, que han venido de afuera y nosotros les dimos de comer”. Yo vine de Córdoba y ya tengo dos generaciones de neuquinos, y hemos peleado mucho por la provincia. Tenemos que terminar con este mensaje, el cual es producto de la cultura de los ’90, menemista.
–¿Cómo se entiende su unión con el sapagismo?
–Yo, que he sido uno de los candidatos que compitió con Don Felipe (Sapag), siempre he mantenido una relación excelente. Cuando ocurrió la pueblada de Cutral-Có fuimos críticos de su gestión. Pero siempre lo respeté porque es un hombre democrático. También hay que reconocer que luchó contra el menemismo en la provincia. Entonces la presencia de Silvia Sapag acompañando al Frente demuestra que cuando hay cosas superiores que nos unen, debemos juntarnos.
–Si gana en octubre, ¿usted se corre en la disputa por la gobernación?
–Soy un hombre de consenso para esta pelea por la diputación. Un triunfo posiciona a un proyecto político y a su fuerza. Hay otros que están en condiciones de acceder a puestos importantes en el marco de una renovación. Pero si hay que competir, uno compite.
–¿Por qué cree que Parrilli, el hombre de Kirchner en la provincia, se ha corrido en esta ocasión?
–Creo que lo que hizo mi amigo Parrilli puede haber sido dar un paso en función de lograr la unidad de las fuerzas de oposición en Neuquén.
–¿Hay un pacto entre Kirchner, Parrilli, Quiroga y usted?
–No. Lo niego y me hago cargo.