EL PAíS
› RADIO PASILLO
Misceláneas
Maradona quiere ver a Kirchner. La frase de Cristina. Los gustos de Aníbal Fernández. ¿Otra baja para Macri? López, encuestas y algo más. Felices los Grassi. Los días de Zulema. Meyer dice que no se va.
› Por Diego Schurman
Diego y K, episodio II:
Alejado ahora de la droga y de su manager Guillermo Coppola, Diego Maradona disfruta mostrando a todo el mundo su nueva figura y semblante. Eso quedó demostrado la última semana, durante el emotivo homenaje que le rindió el vicepresidente Daniel Scioli en el Senado. Claro que el futbolista más grande de todos los tiempos estaba tan entusiasmado que al otro día se comunicó a la Casa Rosada para pedir una entrevista con Néstor Kirchner. “Quiero mostrarle lo bien que estoy”, le dijo El Diego a un secretario del gobierno nacional, acordando sin fecha un segundo encuentro con el Presidente.
- - -
Chascarrillo:
La discusión levantaba temperatura. No era para menos: el decreto 535/05, que permitirá competir en octubre a 546 partidos, aun cuando no hubieran cumplido con la ley electoral, despertó polémica como pocos en los últimos días. Entonces, aludiendo a los detractores de la iniciativa oficial, Cristina Kirch-
ner tomó la palabra: “Como se dice por ahí: un vaso de agua y una denuncia de Monner Sans no se le niegan a nadie”. Esta vez, sus críticas no eran hacia los compañeros del recinto sino hacia el abogado, prolífico en denuncias –sobre todo durante la gestión menemista– que apeló la decisión de la jueza electoral María Servini de Cubría que validó el decreto.
- - -
Invitación de la casa:
Aníbal Fernández es de los que disfruta de los pequeños gustos cotidianos. Cuando puede va a ver al Quilmes de sus amores, acompaña a sus hijos a los recitales y hasta se da el lujo de compartir zapadas en la guitarra con su ídolo Juanjo Domínguez. En los últimos días el ministro del Interior se prometió degustar las delicias de Studio BA, en Honduras 5255. Eso sí: nadie sabe si la elección del restaurante de Palermo Hollywood es para codearse con alguno de los habituales clientes –Fito Páez, Andrés Calamaro o Juanita Viale– o sencillamente porque no tendrá que tocar un billete ya que uno de los dueños es su secretario privado, Diego González Alazard.
- - -
Chau chau, adiós:
Después de la partida de su ex jefe de campaña Juan Pablo Schiavi hacia el kirchnerismo, Mauricio Macri estaría por sufrir un nuevo golpe en sus filas. Es que Florencia Polimeni amenaza con dejar Compromiso para el Cambio. Al parecer la decisión que la legisladora madura por estas horas –y que incluso podría terminar en un pase a las huestes K– responde a la alianza del presidente de Boca con Ricardo López Murphy y a la postura del empresario en materia de derechos humanos, en especial por su oposición a la reciente declaración de inconstitucionalidad de las leyes de obediencia debida y punto final. Polimeni, una ex franja morada, siempre fue una rara avis del macrismo. Y su despacho suele llamar la atención a propios y ajenos ya que allí expone un retrato de Alfonsín y también afiches de movilizaciones universitarias en reclamo de mayor presupuesto.
- - -
Los apodos de López:
Ocurrente, Artemio López, el encuestador del Gobierno, no deja pasar oportunidad para encontrar apodos a los hombres de la política. Si bien fue en estos días que el ministro del Interior, Aníbal Fernández, llamó Chihuahua a Ricardo “bulldog” López Murphy, esa descalificación se la hizo el sociólogo hace dos años. López también se ríe junto a Alberto Fernández. “¿Sabés cómo te llaman?”, le dice cada vez que se encuentran. “Te dicen carozo, porque estás en boca de todos y no te traga nadie.” Ahora, el jefe de Gabinete escucha del encuestador otro sobrenombre: “Pichón”. En este caso, culpa de Rafael Bielsa, porque cada vez que reflexiona en voz alta delante de alguien concluye la frase con un “¿entendés, pichón?” A Roberto Lavagna le dice “pálido”. Todos creen que es por su color de piel, pero él dice que Néstor Kirchner agrega, con maldad, que es por las “pálidas” que suele dar. José Pampuro se lleva el mote de “Comandante” por su rol en la cartera de Defensa. Y al intendente Martín Sabbatella suele recibirlo al saludo de “qué hacés avenida Don Bosco”. ¿La razón? “Porque muere en Morón.”
- - -
Grassi festeja:
El nuevo obispo de Morón, monseñor Luis Guillermo Eichhorn, comenzó a establecer diferencias con su antecesor, Justo Laguna. Eichhorn, a quien le disgusta hablar con la prensa, visitó la sede de Hurlingham de la Fundación Felices Los Niños que regentea el cura Julio César Grassi, a la que Laguna le profesaba poca devoción. Antes de que Grassi fuera a parar a la cárcel por abuso a menores dentro del hogar, Laguna –a sugerencia del propio Vaticano, que ya temía que estallara algún escándalo– hizo que el sacerdote abandonara la presidencia de la Fundación, que no pertenece a la Iglesia, y que asumiera sólo su “guía espiritual”. Ahora, Grassi, que espera en libertad y aún sin fecha un juicio oral por “abusos y perversión de menores agravados por su condición de guardador”, festejó como un triunfo la visita oficial de Eichhorn a “su obra”. Un lugar que frecuentaban pocas figuras religiosas, salvo el confesor de Grassi: el cardenal Jorge Bergoglio.
- - -
Nada por aquí, nada por allá:
A la pregunta “¿qué suelen hacer las mujeres de los ex presidentes?”, la mayoría de la gente suele responder “nada”. Y en el caso de Zulema Yoma nunca fue tan acertado. La ex esposa de Carlos Menem concurre periódicamente a la pileta de Megatlón de Las Cañitas, donde se la suele ver nadando disciplinadamente unos largos para mantenerse en forma. La sesión se completa con una hora de gym.
- - -
Cambio, cambio:
La versión corrió como reguero de pólvora. Decía que Enrique Meyer se iría de la Secretaría de Turismo de la Nación para buscar una diputación en Santa Cruz y que en su lugar asumiría el presidente de la Agencia Córdoba Turismo, Carlos Marrero. Voceros de Meyer desmintieron el dato. En cambio, lo que sí parece seguro es que Marrero será reemplazado esta semana por Carlos Alessandri, actual secretario de Seguridad del gobierno de José Manuel de la Sota.
* Colaboraron Santiago Rodríguez y Miguel Jorquera.