Lun 20.05.2002

EL PAíS  › EL BANCO NACION SE HACE CARGO DEL SUQUIA, EL BISEL Y EL BERSA

De la banca extranjera a la banca pública

Los bancos Suquía, Bisel y Bersa (Banco de Entre Ríos SA) se mantendrán abiertos bajo la administración del Banco Nación, después de que el francés Crédit Agricole, controlante de las tres entidades, anunciara su retiro del país.

El Banco Central junto con el Ministerio de Economía resolvieron anoche mantener abiertos los bancos Suquía, Bisel y Bersa (Banco de Entre Ríos SA), bajo la administración del Banco Nación, después de que el francés Crédit Agricole, controlante de las tres entidades, anunciara su retiro del país. El Suquía y el Bisel permanecerán cerrados hoy y el martes, pero reabrirán sus puertas el miércoles, ya que operativa y legalmente no estaban en condiciones de hacerlo antes. El Bersa, en tanto, seguirá operando normalmente a partir de hoy. En dichas entidades, una vez abiertas, se podrán realizar todas las operaciones habituales de un banco. La decisión de que el Banco Nación “reestatizara” a los ex “bancos extranjeros” fue impulsada por el ministro Roberto Lavagna.
Para dejar en claro que la medida cuenta con el máximo respaldo político, anoche se trasladaron al Banco Central el presidente interino, Juan Carlos Maqueda, y el secretario de Finanzas, Guillermo Nielsen. Ambos, en representación del presidente Duhalde y de Lavagna, de gira por Europa, avalaron formalmente la decisión.
El Crédit Agricole, el mayor banco coperativo de Francia, controlaba los bancos Bisel, Suquía y Bersa. El Bisel es el banco más importante de Santa Fe. El Suquía tiene su base de operaciones en Córdoba. Mientras que el Bersa es uno de los pilares de la economía de Entre Ríos. En conjunto suman más de 350 sucursales y depósitos por alrededor de 2200 millones de pesos.
La crisis golpeó duramente a los tres. Pero la situación del Bisel y el Suquía es mucho más crítica. Hasta la semana pasada, el Suquía recibió unos 170 millones de pesos de redescuentos y el Bisel más de 30 millones. Los accionistas franceses habían prometido capitalizar a las entidades con dólares traídos de Francia, para complementar los últimos redescuentos que les entregó el Central. Desde marzo, el Central exige a los bancos extranjeros que le solicitan asistencia financiera que aporten su equivalente en dólares, como una forma de comprometerlos con el futuro de la entidad. Esa medida se tomó para evitar situaciones como la del Scotiabank, que obtuvo 180 millones de pesos de redescuentos, para que después los canadienses levantaran vuelo, dejando al banco a la deriva.
Sin embargo, a principios de la semana pasada los franceses anunciaron a las autoridades que no aportarían más fondos y se retirarían del país.
El jueves y el viernes, cuando el Banco Central decidió cortar el chorro de los redescuentos, quedaron en rojo en la cámara compensadora de cheques. Así, por quedar fuera de cámara dos días consecutivos, hoy formalmente debían ser suspendidos, en el marco de la ley de Entidades Financieras.
Sin embargo, durante todo el fin de semana, los colaboradores de Lavagna trabajaron contra reloj con los funcionarios del Banco Central para evitar que se produjera otro caso Scotia, lo que en el actual contexto terminaría de dinamitar al sistema financiero. La caída del Scotia provocó un nuevo sistema en los bancos, ya que barrió con el mito de que una gran entidad extranjera, de reputación internacional, no podía marcharse del país. Pero además, desató el pánico en la gente de que en el banco no sólo podían quedar atrapados los ahorros de toda la vida sino también los salarios o remuneraciones. Este temor aceleró la fuga de depósitos a la vista en las últimas semanas, ya que se multiplicaron los montos de extracciones de las cuentas sueldo.
Desde mediados de la semana pasada que el equipo de Lavagna barajaba la alternativa de que el Nación se hiciera cargo de los tres bancos abandonados a suerte por los franceses. Desde el Banco Central, en cambio, veían con mejores ojos la venta por separado a bancos privados. Sin embargo, no hubo grandes interesados y en todos los casos exigían una fuerte capitalización de las entidades vía redescuentos. Además, esa alternativa podía transformarse nuevamente en un fracaso similar al del Scotia, que ya va para su segundo mes de suspensión. Las demoras en estas definiciones ocasionaron que operativa y legalmente tanto el Bisel como el Suquía debieran permanecer cerrados lunes y martes, sin posibilidad de realizar ningún tipo de transacciones, ni siquiera pagar sueldos y jubilaciones.
Pero a partir del miércoles deberían volver a realizar normalmente todas las operaciones: captación de depósitos, extracciones, transferencias, tarjetas de crédito, etc. Legalmente, el Banco Nación administrará un fideicomiso con los activos y pasivos de dichos bancos. Y los redescuentos que les otorgue el Central también serán administrados por el Nación.

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