Vie 05.08.2005

EL PAíS  › EL SECRETARIO DE CULTURA, JOSE NUN, EN LAS JORNADAS DEL PLAN FENIX

“Recién estamos saliendo de una guerra”

Algunos parecen no darse cuenta de que la situación de la Argentina es la de un país “que está saliendo de una guerra”. “Hay que acordarse de cómo estábamos hace apenas dos años y moneda; tiene razón el Presidente (Néstor Kirchner) cuando dice que estamos a dos peldaños del infierno”, afirmó el secretario de Cultura, José Nun. Fue en el marco del cierre del relanzamiento del Plan Fénix. Para hoy están previstas las conclusiones y el acto de cierre en la Biblioteca Nacional.
Nun comenzó su exposición con aclaraciones. “En la década del ’80, en América latina se cometió el error de confundir democracia con buen gobierno”, afirmó. Se decía que con la democracia se podía comer, educar, curar, pero en realidad, la democracia es apenas “un método de renovación electiva periódica de las autoridades políticas”.
En tierra de economistas, el politólogo Nun eligió citar a un economista, recordó los escritos del Joseph Shumpeter, quien en su célebre obra de 1942 Capitalismo, socialismo y democracia afirmaba que esta última no era más que “un procedimiento electivo”. Pero, tomando sólo esta definición, los politólogos latinoamericanos habrían incurrido en una lobotomización del pensamiento del economista austríaco que enseñó en Harvard, quien también afirmó que el procedimiento sólo podía funcionar “en las sociedades industriales avanzadas”, donde el ciudadano tenía sus necesidades básicas satisfechas.
Pocos años después, en 1949, el inglés Thomas Marshall reforzaba esta visión al defender la moderna noción “multidimensional” de ciudadanía. En un camino acumulativo, en el siglo XVII se incorporaron los derechos civiles, en el XIX los políticos y en el XX los sociales, económicos y culturales. La época en que Marshall escribía eran los albores de los ’30 gloriosos años de la posguerra. Sólo una década después, la desocupación en Europa occidental era del 1,5 por ciento. Existía lo que Nun denominó “una forma de seguridad paralela a la propiedad privada: el puesto de trabajo estable, la sociedad salarial”. Fue la época de consolidación de las democracias representativas basadas en tres pilares, el progreso económico continuo, el Estado de bienestar y el “mayor hallazgo económico del siglo XX; la economía mixta”.
A partir de los ’70, con la crisis del petróleo y el fin de los acuerdos de Bretton Woods como iconos de la transición, las cosas cambiarían. Las tasas de ganancia estaban disminuyendo. Un estudio de la Comisión Trilateral concluyó en 1975 que los trabajadores estaban adquiriendo demasiado poder. “El Estado de bienestar no había eliminado la lucha de clases, aunque logró morigerarla; la reacción vino del otro lado”, reflexionó Nun. Según el informe, la democracia estaba en crisis por los excesos de demanda, de reclamos de igualdad. “Esa fue la campana de largada del neoliberalismo.” En el año 2000 la misma Comisión Trilateral encargó otro informe;, la conclusión fue la opuesta. Su título fue “Democracias desencantadas”. Su conclusión: los problemas de gobernabilidad no estaban en los excesos, sino en las faltas. La gente dejó de creer en las democracias porque ya no resuelven sus problemas. Existe una pérdida de legitimidad. “En el mundo económico son los tiempos de Wall Street y no de General Motors, las grandes empresas se vuelven fantasmas, sólo se conocen sus marcas y no dónde están emplazadas. ¿Dónde produce Nike?”
“¿Qué tiene que ver todo esto con la Argentina actual?”, se preguntó el secretario de Cultura. Si no hay buen gobierno, si los ciudadanos no tienen todos sus derechos el resultado es un simulacro democrático o, en el mejor de los casos, una democracia de baja calidad.Por eso no deberíamos hablar de consolidación del sistema democrático, sino del buen gobierno, del que la democracia es una condición necesaria pero no suficiente. “De los elementos del buen gobierno hoy tenemos respeto por las libertades individuales y un crecimiento económico no empobrecedor.” También algunas deudas, como la fortaleza de las instituciones; “Necesitamos una reforma judicial y una fiscal”, pero la gran asignatura pendiente es la distribución del ingreso. De todas maneras, no debemos olvidar que estamos saliendo de una guerra”, concluyó Nun.

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