Vie 24.05.2002

EL PAíS

El hospital Ramos Mejía incorpora a las asambleas

Las asambleas de San Cristóbal fueron recibidas en el Ramos Mejía y participarán en la gestión.

› Por Laura Vales

Por primera vez en Buenos Aires, un hospital público abrirá sus puertas a la participación de las asambleas barriales. Ocurrirá en el Ramos Mejía, donde los vecinos de la Multisectorial de San Cristóbal consiguieron que se aceptara la entrada de un grupo de delegados, no como una medida de excepción sino como el reconocimiento del derecho de la comunidad a intervenir en la organización hospitalaria.
La iniciativa se concretó el miércoles, en una reunión a puertas abiertas de los vecinos con el director Alejandro Chikiar, los diputados de la Comisión de Ssalud de la Legislatura porteña, el director general de hospitales Alejandro Ciancio, médicos, enfermeros y pacientes.
Allí, durante más de tres horas, la comunidad hospitalaria discutió la facultad de los ciudadanos rasos a cruzar del otro lado del mostrador donde se dan los turnos.
“No somos una horda de extraños que pretende meterse donde no le corresponde. Nuestro saber, como vecinos, es tan válido y puede ser tan provechoso para este centro de salud como el de los profesionales”, planteó Norma, vecina del Ramos, al argumentar la postura de los asambleístas.
Los miembros de la Multisectorial llegaron al encuentro con un trabajo de salud a nivel barrial concreto. Entre otras cosas, en los últimos cuatro meses abrieron un consultorio gratuito para desocupados que atiende tres veces por semana. Ante la suba en el precio de los medicamentos, reunieron a los farmacéuticos de San Cristóbal y elaboraron conjuntamente un vademécum de genéricos. Ahora están convocando a todos los médicos de la zona para extender el uso del vademécum, cuyo efecto inmediato es abaratar los costos de los tratamientos a los pacientes, muchos de ellos integrantes de la Multisectorial, y en tanto habitantes del barrio, usuarios del hospital público en el que ahora se preparan a participar.
“Este es un intento de intervenir en nuestra propia salvación”, dijo Carlos Macagno, médico y autoconvocado, en la reunión del Ramos Mejía.
El proceso que abrió la entrada de los vecinos al centro de salud se inició en marzo, en una asamblea a la que fue invitado el director del hospital. En ella, el doctor Chikiar coincidió en que la salud pública necesita del compromiso de la comunidad. A partir de allí, la Multisectorial inició un debate interno, se contactó con otras asambleas de la zona y finalmente eligió tres delegados propios para integrar el Consejo Asesor Técnico Administrativo (CATA) del Ramos.
Como suele ocurrir, llegado el momento hubo dudas. Organizados los vecinos, algunas autoridades del hospital deslizaron sus prevenciones sobre el “mecanismo más adecuado” para concretar la participación. El tema quedó en el freezer. Los vecinos escribieron cartas de reclamo. Una de ellas a la Comisión de Salud de la Legislatura que, luego de recibir a una delegación, decidió visitar el Ramos y realizar allí una de sus sesiones.
El miércoles, la comisión en pleno desembarcó en el hall central del hospital: los diputados Vilma Ripoll, Beatriz Baltroc, Jorge Casabé, Irene López de Castro, Juliana Marino, Enrique Rodríguez y Eduardo Borocotó. Los esperaban ya no una sino varias asambleas de la zona. Los legisladores subrayaron que la pretensión de los vecinos era absolutamente legítima.
Baltroc había metido en su cartera una copia de las leyes que así lo reconocen, por si en la asamblea con médicos, autoridades y pacientes surgía alguna vacilación. La diputada extendió una de esas copias al director Chikiar, quien manifestó conocerla. Ripoll intervino para sugerir que la presencia de los diputados debía aprovecharse “para acordar un mecanismo preciso e inmediato de participación”. Marino explicó que la ley había abierto una puerta, pero en cambio no había definido “instancias de intervención concretas”, por lo cual se necesitaba generar por consenso alguna fórmula.
El titular de la Dirección General de Hospitales Alejandro Ciancio respaldó a los vecinos. “Esta es una nueva forma de participación y, como todas las construcciones nuevas, plantea idas y vueltas”, consideró. “Es algo inédito, que exigirá de parte de todos un aprendizaje.”
El director del hospital, finalmente, saludó la entrada de los representantes del barrio, “ya que he sido iniciador y he promocionado este tipo de cosas”. Todo el mundo feliz, se acordó que la primera reunión se realizará el miércoles próximo.
Los integrantes de la Multisectorial consensuaron con las asambleas de Balvanera y 1º de Mayo, que concurrieron también a la reunión del Ramos Mejía, un mecanismo para que todos los grupos nombren sus representantes. Posiblemente otros vecinos quieran agregarse después a esa lista, ya que en San Cristóbal funcionan por lo menos otras cinco asambleas.
Para todos, sin dudas, se trata de un espacio novedoso. Nadie entiende todavía del todo cuáles serán sus resultados ni cómo avanzará el proceso, aunque los que estuvieron el miércoles tuvieron un indicio alentador: los vecinos venían reclamando sin suerte un desfibrilador para María Segovia, paciente internada en una cama del hospital desde hace seis meses. Antes de que terminara la asamblea, el dinero para adquirirlo había aparecido milagrosamente.

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