Vie 24.05.2002

EL PAíS  › IBARRA CONDICIONA LA FIRMA DEL ACUERDO CON LA NACION

Todo es cuestión de deudas

› Por Santiago Rodríguez

Aníbal Ibarra empezó ayer el día reprobando la amenaza de Eduardo Duhalde de renunciar a la Presidencia si no le allanan el camino a un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y aclarando que no firmaría el pacto fiscal “bajo presión”. Sin embargo, después avanzó en las negociaciones con el ministro del Interior, Jorge Matzkin, y es posible que la semana que viene termine suscribiendo con la Nación el compromiso para reducir el déficit en la Ciudad de Buenos Aires. La condición que pone Ibarra es que la administración central le asegure el pago de los 140 millones de pesos de coparticipación federal que le debe al distrito.
“Yo no firmo a presión ni el boletín de mi hijo”, advirtió Ibarra a primera hora de la mañana. Entonces dijo también que “no me parece bueno que desde el Gobierno se diga: ‘O se sancionan estas leyes, o (viene) el caos’ o lo que fuere. Varias veces ocurrió esto en la Argentina y nunca se salió bien de estas opciones.”
Ibarra fue claro también en cuanto a lo que pretende a cambio de firmar el pacto fiscal que Duhalde necesita, además de la modificación de las leyes de Subversión Económica y de Quiebras, para sentarse a negociar con el FMI. “Buenos Aires es el único distrito que no cobra un solo peso desde agosto del año pasado de la escasa coparticipación que le corresponde, y estamos hablando aproximadamente de 140 millones de pesos”, recordó y precisó que “si tengo la garantía de que esto se va a resolver en el curso del año, no tengo ningún inconveniente” en asumir el compromiso de reducir el déficit. Y, por si quedaban dudas, agregó: “No puedo comprometerme y después tener que decir: ‘Señores, ustedes no me pagan’”.
La posición de la Ciudad de Buenos Aires no resultaba desconocida en la Casa Rosada; de hecho, los funcionarios nacionales y porteños vienen trabajando en los términos del acuerdo desde hace tiempo y habían avanzado bastante en la negociación. El hecho de que Ibarra haya endurecido su discurso en los últimos días obedece a dos razones: por un lado, a la molestia que le produjo que frente a la complicación de las tratativas con el bonaerense Felipe Solá y el santafesino Carlos Reutemann desde el Gobierno haya salido a dar por hecha la firma del pacto con la ciudad; por otro, a que necesita sí o sí que la Nación le pague lo que le debe porque la caída en la recaudación lo ha dejado en una situación complicada para hacer frente al pago del próximo aguinaldo.
La reunión con Matzkin sirvió para reencausar la negociación y avanzar en la letra chica del acuerdo. No por nada, al salir de la Casa Rosada, Ibarra comentó que “estamos negociado en buenos términos” y consideró que las diferencias “no son insalvables”.

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