La reunión de los obispos católicos, que inicialmente estaba prevista para clausurarse ayer al mediodía, se canceló anticipadamente el miércoles por la noche, según confirmaron oficialmente en la oficina de prensa del Episcopado. A pesar de que los voceros indicaron que el encuentro se cerró “porque se agotaron los puntos de agenda”, resulta evidente que la veintena de obispos que conforma la Comisión Permanente prefirió acelerar el tratamiento de los temas en cuestión, evitando de esta forma la presión periodística que, a raíz del caso del obispo Juan Carlos Maccarone, se había instalado en torno de la céntrica sede del Episcopado, en la calle Suipacha. Si bien en algún momento se había considerado la posibilidad de emitir un comunicado episcopal, aportando una reflexión con relación al proceso electoral que se avecina, esa alternativa fue descartada de plano apenas se reunieron los obispos. Puede ser, sin embargo, que un pronunciamiento en esa línea se conozca en el transcurso de las próximas semanas.
La reunión de la Comisión Permanente, fijada desde el comienzo del año para preparar la asamblea electiva de la jerarquía católica que se celebrará en noviembre próximo, se vio bruscamente alterada en su agenda cuando el viernes de la semana anterior se conoció aquí la aceptación por parte del Vaticano de la renuncia presentada por el obispo de Santiago del Estero, Juan Carlos Maccarone, a raíz de la difusión de un video con imágenes que pusieron en evidencia una situación de la vida privada del obispo reñida con los principios de la moral católica.
La Comisión Ejecutiva del Episcopado, encabezada por el arzobispo de Rosario, Eduardo Mirás, y de la que participa también el cardenal de Buenos Aires, Jorge Bergoglio, emitió el lunes un comunicado en el que recogió el espíritu de lo señalado por los sacerdotes de Santiago, reconociendo la labor social de Maccarone al frente de la diócesis, expresando su “dolor” por la situación, comprensión por el momento que le toca vivir al obispo dimitente y dejando entrever la posibilidad de una maniobra destinada a perjudicarlo a él y a la Iglesia. En una carta que el miércoles fue leída a los obispos, Maccarone habló directamente de un “proyecto de extorsión” para referirse al hecho en el que se vio involucrado. De parte de los obispos no hubo comentarios después de que se conociera la carta de Maccarone, pero el obispo renunciante ha continuado recibiendo apoyos de distintos sectores de la Iglesia y del arco político.
En otro lugar de Buenos Aires, estuvieron ayer reunidos los “miembros del grupo nacional de curas en la opción por los pobres” que ya habían emitido un mensaje de respaldo y reconocimiento a Maccarone. Ayer no se refirieron al tema, pero en un breve documento denunciaron la “campaña política absolutamente encarnizada” en la que “abundan los golpes bajos, no se escuchan propuestas prácticamente de ningún tipo y no hay un debate abierto a todos acerca del país que queremos y hacia dónde queremos ir”.
En relación con la campaña electoral, los curas sostienen que “se continúa alentando el clientelismo político y los pobres están ausentes sin que figure ningún indicio sobre qué se va a hacer para solucionar su situación que afecta a toda la Nación”. Opinan los sacerdotes católicos que “se discuten caras o apellidos, pero ningún sistema alternativo que dé respuestas y ponga cimientos de un país justo y solidario, e independiente de las injerencias externas que nos siguen dominando”. Se preocupan también los curas porque “la voz jerárquica de la Iglesia no se levanta en reclamo de la justicia y aparece como ausente del lado de los pobres”, sin reclamar de manera insistente “por la dignidad que le es conculcada” a los pobres y “sin denunciar claramente a los responsables de su muerte cotidiana”. Denuncian al mismo tiempo “una Iglesia que se muestra cercana al poder”.