El embajador de Francia en Argentina, Francis Lott, calificó de “populista y “un poco sesentayochista”, en alusión al año del Mayo francés, a la actitud asumida por el gobierno de Néstor Kirchner frente a las negociaciones con la empresa Suez en la frustrada renegociación del contrato por Aguas Argentinas. “Parece un gestor de los intereses económicos de Suez”, reaccionó la senadora Cristina Fernández de Kirchner luego de conocer aquellas declaraciones. “Cuando un embajador insulta al Gobierno, no lo hace contra el Presidente, sino contra el pueblo argentino”, le contestó la candidata. Los dichos del embajador Lott provocaron profundo disgusto en Casa de Gobierno. El presidente Néstor Kirchner señaló a gente de su entorno, en tono de advertencia, que “esto es una intromisión en los asuntos internos” de la Argentina. Uno de sus allegados preguntó si no iba a haber una respuesta acorde de la Cancillería. Anoche, el Presidente mantuvo una prolongada reunión con su entorno, incluido el ministro Rafael Bielsa. Allí se evaluó cuál será la respuesta, no descartando que se cite al representante del gobierno francés a la Cancillería para que brinde explicaciones sobre sus dichos.
La actitud del diplomático francés fue considerada una provocación frente a la situación actual de conflicto, todavía sin cerrar, entre el Gobierno y la titular de la concesión de los servicios sanitarios en Capital Federal y el conurbano, Aguas Argentinas. Tras la decisión de este consorcio de dejar la concesión, a instancias de Suez, se inició una puja entre el Gobierno y la empresa en torno de las responsabilidades frente a la caída del contrato y amenazas cruzadas de juicio en demanda de una indemnización. En tanto, a través de una negociación que tiene al gobierno español y al titular de Repsol YPF como mediadores, se busca algún acercamiento y una salida no traumática que, a su vez, asegure la continuidad del servicio. No será fácil, pero cada vez que la polémica sube de tono, como ayer, la situación se complica más.
En un encuentro de carácter diplomático, y en presencia de periodistas de su país, el embajador francés hizo el comentario acerca de que es habitual que las empresas extranjeras se sientan “ahorcadas por los gobiernos”. Esto, dicho en el marco de las alusiones a la relación entre Suez y el gobierno argentino, podía resultar ya poco conveniente. Sin embargo, de acuerdo con la escueta referencia dada por la agencia France Presse de este encuentro, Francis Lott fue aún más allá al calificar de “populista” y “soixante-huitard”, que en el argot popular refiere a los nostálgicos del Mayo francés, al gobierno argentino.
Se recuerda como Mayo francés a la rebelión estudiantil de dicho mes del año 1968, cuando los universitarios salieron a las calles para acompañar las protestas obreras, dando lugar a una corriente cultural e intelectual de izquierda que, para muchos, marcó una época. El tono entre despectivo y descalificador con el que se hace referencia a los “nostálgicos” de esa época se parece peligrosamente al mote de “setentistas” al que, por estas latitudes, la derecha suele echar mano para asociar a parte de la actual dirigencia política en el Gobierno a los hechos de esa época, particularmente los de violencia política.
Consciente o no de ello, el diplomático francés tocó las fibras más íntimas del Gobierno con sus dichos. Néstor Kirchner hizo oír en su despacho y en los contiguos, ante sus allegados, su bronca. Por esas horas, el canciller, Rafael Bielsa, se vestía de candidato para participar del debate que se emitió a la noche por el canal TN. Quien sí recogió de inmediato la consigna lanzada por el Presidente fue otra candidata, Cristina Fernández, que la llevó al acto en Berazategui, a las puertas de una fábrica recuperada, desde donde lanzó su respuesta.
“Actúa como gestor de los intereses económicos” de Suez, lo acusó. “Tiene que saber que está en un país soberano, donde las decisiones las toman el Presidente, el Parlamento y la Justicia”, le explicó. “Cuando un embajador insulta al Gobierno, no es contra el Presidente sino contra el pueblo argentino”, remató.
Rodeada de obreros metalúrgicos, en Berazategui, la candidata oficialista se lanzó en picada contra el embajador de Francia, contra Suez y contra Aguas Argentinas. “Ustedes conocen bien qué es Suez, no porque les da agua, sino porque contaminó”, les dijo a los habitantes de ese distrito, recordando los problemas de contaminación de las napas freáticas.
La salida traumática de Suez de la concesión de aguas es una película de suspenso. Aunque el momento del desenlace nunca termina de precisarse. Una vez más, un representante francés pareciera lanzar las negociaciones en marcha al vacío con sus dichos. Ayer todo fue pirotecnia verbal. Hoy puede ser el momento de la diplomacia. ¿Continuará?