EL PAíS
› KIRCHNER VIAJA A SALAMANCA Y SE REUNE CON RODRIGUEZ ZAPATERO
Para sentar las bases de un acuerdo
Una semana antes de las elecciones, el Presidente participará de la Cumbre Iberoamericana. Paralelamente, se reunirá con Rodríguez Zapatero, con quien avanzará en la asociación estratégica.
› Por Fernando Cibeira
En pleno clímax preelectoral, el presidente Néstor Kirchner tendrá el anticlímax de la Cumbre Iberoamericana de Salamanca que se desarrollará entre el viernes y el sábado próximos, o justo el fin de semana previo a las comicios. Sin embargo, más allá del protocolo insalvable que acarrea la reunión de una treintena de jefes de Estado, el viaje a España le dejará al Presidente algún rédito que nunca está de más de cara a un examen electoral: mantendrá una reunión bilateral con el presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, quien le garantizará la continuidad de las inversiones ibéricas en el país. Además, suscribirán las bases de un acuerdo de asociación estratégica entre ambos países.
Es sabido que a Kirchner este tipo de reuniones no le agradan. Para más, ésta es particularmente inoportuna. Pero no tenía escapatoria. La XV Cumbre Iberoamericana se realizará en España en honor al rey Juan Carlos, debido a que se cumplen 30 años de su coronación. Kirch-
ner tiene una muy buena relación personal con el rey, a quien le reconoce que en más de una ocasión levantó el teléfono para hacer gestiones a favor de Argentina.
Para más, desde que quedó confirmada como sede del encuentro, el gobierno español se mostró activo en su deseo de organizar una cumbre importante y que no pase desapercibida. “El objetivo de política exterior más importante de mi gobierno”, la llamó Rodríguez Zapatero en los últimos días, asegurando que lo que se resuelva en la reunión de los presidentes de 19 países de América latina más los europeos España, Portugal y Andorra, podrá concretarse en hechos que sirvan para mejorar la existencia de los habitantes de la región.
Un dato a tener en cuenta es que el tema estrella de la cumbre será la migración, justo el problema que por estos días le acarrea un fuerte dolor de cabeza a la administración socialista española debido a la crisis por los refugiados africanos. Los países latinoamericanos irán a Salamanca con un pedido de mayor flexibilización de las leyes migratorias.
La cumbre marcará también el debut de la labor de la Secretaría General Iberoamericana que ocupará el ex titular del BID, el uruguayo Enrique Iglesias. La intención es que a partir de ahora la secretaría realice una labor permanente y que quede para las cumbres la concreción de ese trabajo.
Kirchner viajará al encuentro junto a sus dos principales candidatos: la senadora Cristina Fernández y el canciller Rafael Bielsa. Cada uno tendrá sus tareas específicas: la primera dama tiene agendada una cena con la reina Sofía, el canciller debatirá con sus pares el documento final.
Pero, fuera de la cumbre, el Presidente le dará contenido político al periplo en la reunión bilateral que mantendrá con Rodríguez Zapatero. Durante el viaje que el español realizó a Buenos Aires en enero pasado se bosquejó la posibilidad de firmar un acuerdo de asociación estratégica entre Argentina y España, una meta largamente acariciada en la Casa Rosada. Poco tiempo después surgió la posibilidad de que el acuerdo se firme durante este contacto. Pero, una vez más, no se hizo a tiempo para cerrar todos los puntos necesarios, algunos de ellos burocráticos, otros no tanto. Con todo, se suscribirán las bases del acuerdo, cuestión de avanzar un pasito más hacia el objetivo buscado.
Las bases incluirán: la obligación de consulta periódica entre gobiernos para consensuar sus posturas en el campo internacional, un compromiso de defensa de los derechos humanos y también en la lucha contra el hambre y la pobreza.
Otros anuncios ya fueron anticipados por los propios presidentes. Kirchner adelantó la compra de material ferroviario –por ejemplo, vagones en desuso– a España. El negocio, aseguran en Cancillería, es “muy favorable”. Rodríguez Zapatero, en tanto, confirmó su postura en un tema sensible para la Casa Rosada: “Las empresas españolas no se van”, respondió cuando le preguntaron sobre la continuidad de inversiones en la Argentina.