EL PAíS
Cuando algunos candidatos discuten sobre el trabajo de los encuestadores
Obviamente, se trata de los menos favorecidos por los sondeos.
Los cuestionamientos son por la metodología. Sin embargo, la mayoría de las encuestas da parecido y nadie presenta otros números.
› Por Raúl Kollmann
Hay una dura –y ya habitual– polémica por las encuestas. Sin embargo, el debate se asienta sobre un fenómeno menos habitual: casi todas las encuestas de las consultoras conocidas dan resultados similares y aun así hay frentes de tormenta. Los sondeos, en forman unánime, indican que en territorio bonaerense Cristina Fernández de Kirchner le gana ampliamente a Chiche Duhalde y en la Capital Federal algunos trabajos ubican arriba a Elisa Carrió, otros a Mauricio Macri, pero ninguno se sale del concepto del triple empate, porque las diferencias no exceden los tres puntos. Los números de provincia y Capital se repiten en no menos de quince encuestas y hasta el momento ninguno de los candidatos que están furiosos ha presentado un trabajo con otro resultado. Aun así, hay discrepancias en la metodología y en la evaluación de cada encuesta.
Un sondeo en Capital Federal cuesta aproximadamente 10.000 pesos, una cifra importante, pero relativa si se tiene en cuenta que la mayoría de las campañas porteñas orillan los 300.000 pesos de costo. La oposición sostiene que el Gobierno es quien financia la mayoría de las encuestas, pero la lógica indica que las fuerzas que disputan una o más bancas están en condiciones de tener su propio estudio de opinión.
En la provincia de Buenos Aires el debate no es muy estridente. Como anticipó Página/12 el duhaldismo exhibió un trabajo de una empresa cautiva, Delta, de La Plata, que sostienen que la diferencia entre Cristina y Chiche es sólo de diez puntos. Los hombres del ex presidente tienen pasión por las encuestas, pero hasta el momento no pudieron contar con un sondeo de otra empresa que reafirme esa tendencia.
En tierras bonaerenses se habla de una segunda polémica. Los integrantes del comando de Ricardo López Murphy difunden que la diferencia a favor de Cristina es sideral, más de 30 puntos, con lo que dejan el terreno fértil para el siguiente razonamiento: “si usted le quería ganar a Cristina, el voto a Chiche no sirve porque no tiene chance, le conviene votar a López Murphy que va a ser más opositor”. Es más, la gente de Pro sostiene que “ya estamos cerca de Chiche”, algo que no se ve los sondeos recientes.
La polémica en Capital tiene que ver con que la elección es más pareja. Varios encuestadores sostienen el siguiente problema metodológico:
- Si las encuestas se hacen en forma domiciliaria, la favorecida es Elisa Carrió. Sucede que en los lugares de más recursos, a los encuestadores no los atienden por las medidas de seguridad típicas de los edificios de mayor categoría. Además, hay dificultades para encuestar a los sectores de menores recursos, también por seguridad. De esa manera, la encuesta domiciliaria refleja más a la clase media, donde Carrió es más fuerte.
- Si las encuestas son telefónicas, la ventaja es para Mauricio Macri y Rafael Bielsa. A los sectores económicamente altos se accede fácil por teléfono y aceptan contestar las preguntas. Y, según los encuestadores, también en los sectores pobres, en cualquier manzana de un barrio humilde hay teléfono y también contestan. En las franjas más ricas, Macri tiene llegada y entre los pobres, tanto Bielsa como Macri –en eso tiene que ver la presidencia de Boca– recogen más apoyos que Carrió.
Esta discrepancia metodológica, más el error muestral de toda encuesta, hace que el resultado en la Capital Federal varíe de una encuesta a otra, amén de los cambios de opiniones de los ciudadanos y de que los candidatos tienen desempeños mejores y peores de una semana a otra.
Entre las fuerzas que pelean en el segundo pelotón –Luis Zamora, Patricia Bullrich, Facundo Suárez Lastra, Norberto La Porta, Patricia Walsh–, las encuestas muestras resultados completamente disímiles. La mayoría de los sondeos sostiene que Zamora es que el tiene mayores chances de conseguir una banca, pero los demás oscilan entre el uno por ciento en algún trabajo y el cuatro en otro. Todos ellos se quejan también de la manipulación de las encuestas, aunque los consultores argumentan que si se trata del tres por ciento de un trabajo de 500 casos, se está hablando de 15 personas, una cifra muy chica. En general, las encuestas no son aptas para medir fenómenos de poco porcentaje, sino las proporciones entre los competidores que tienen más del 15 o el 20 por ciento de los votos. Es muy probable que esa polémica siga hasta el mismo día de la elección.
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