EL PAíS
Los camioneros llegaron a un nuevo acuerdo salarial
El titular de la CGT, Hugo Moyano, dio por cerrado el acuerdo con las embotelladoras, aunque anoche en el Ministerio de Trabajo ultimaban los alcances del mismo. Conversaciones con Kirchner.
› Por Diego Schurman
Una buena noticia le devolvió la voz a Hugo Moyano. El sindicalista anticipó ayer un “acuerdo salarial” entre los camioneros y las fábricas embotelladoras. Hasta anoche, el titular de la CGT estaba sugestivamente fuera de escena. Ni siquiera el anuncio de una inflación del 1,2 por ciento, la última semana, había logrado sacarlo del ostracismo. ¿Qué es lo que ocurre con el titular de la CGT? Probablemente gran parte de la respuesta se encuentre en el compromiso asumido con Néstor Kirchner para moderar todo atisbo de protesta hasta después de los comicios de octubre.
Moyano y el Presidente se comunicaron en reserva el último jueves. El contenido de la conversación se mantuvo en secreto todo el fin de semana largo. Según pudo saber Página/12, Kirchner le solicitó al sindicalista que desistiera de los bloqueos a las embotelladoras. Ese día, el camionero terminó acatando una “conciliación obligatoria” dispuesta por el Ministerio de Trabajo.
Un dato que no pasó por alto en el mundillo político: la voz del conflicto nunca fue la del titular de la CGT sino la de su hijo Pablo, quien hizo malabares para diferenciar la huelga del gremio de camioneros con la postura de la central obrera. En una radio se enojó incluso con los periodistas que hablaban de su “papá”. No quería que el lazo familiar llevara a traducir el conflicto como una actitud hostil del jefe cegetista con el Gobierno.
El titular de la Cámara Argentina de la Industria de Bebidas sin Alcohol (Cadibsa), Hugo Miguens, había advertido por la mañana sobre el desabastecimiento y aumento de precios de gaseosas, aguas y cervezas que comenzaba a registrarse en algunos comercios. Pero Moyano, Hugo Moyano, recuperó la palabra anoche para anunciar un “acuerdo salarial” con las embotelladoras. “Van a poder brindar con gaseosas”, dijo sobre el desenlace de una negociación que su hijo Pablo y empresarios del sector mantenían anoche, al cierre de esta edición, en el Ministerio de Trabajo para definir los alcances del acuerdo.
El titular de la CGT habló durante la presentación del libro Una nueva ley laboral, de Héctor Recalde. No se trata únicamente del abogado de la central obrera y, en consecuencia, hombre de su más extrema confianza; es, además, candidato a diputado por el kirchnerismo de la provincia de Buenos Aires.
El sindicalista logró colar a más de uno de suyos en las listas del Presidente. Su amigo y titular del gremio de judiciales, Julio Piumato, también integra el lote de candidatos, aunque por la Capital Federal.
Es probable que esas postulaciones estén comprometiendo el perfil combativo que supo ostentar Moyano en la década menemista.
Amén del conflicto en su propio gremio, que dejó en manos de su hijo para preservarse públicamente, Moyano tampoco asomó cabeza tras el anuncio de la inflación de septiembre, que trepó al 1,2 por ciento. En otros tiempos, como mínimo, la CGT elaboraba un comunicado reclamando la quita del IVA en los productos de la canasta básica. Curiosamente, esa propuesta surgió en estos días de los propios supermercados.
La inflación tiene incidencia en el bolsillo de todos los trabajadores. Al elevar el precio de los productos de primera necesidad –deprimiendo el salario real– amplía el número de personas que se encuentran por debajo del umbral de la pobreza y la indigencia.
Con candidaturas pero también con medidas que han beneficiado a los trabajadores, como el aumento del salario mínimo y las subas por decreto, Kirchner logró atemperar los ánimos de Moyano y comprometerlo a un paz social hasta después de las elecciones de octubre. No se trata, de todas formas, de un monstruo contenido. El sindicalista ha sabido dar muestras de amor con la nueva gestión peronista. Como botón basta aquel pronunciamiento a favor de la reelección de Kirchner. Ni más ni menos.