EL PAíS
› KIRCHNER VIAJO A ROSARIO PARA APOYAR A ROSSI
Ultimo empujón del pingüino
› Por Alicia Simeoni
Desde Rosario
“Hay un pingüino que está allá solo y viene a pedir la ayuda de ustedes para seguir cambiando la patria.” Ayer, el presidente Néstor Kirchner cerró la campaña del Frente para la Victoria en el estadio de Newell’s Old Boys con un discurso de tono amplio, ante más de 3000 personas que con bombos y mucho del color de los tradicionales actos peronistas desplegaron carteles y entonaron con fuerza la marcha partidaria. Para quienes esperaban alguna estocada hacia el candidato a diputado nacional del Frente Progresista Cívico y Social, Hermes Binner, el momento no llegó. Kirchner habló de su “amigo”, el candidato a diputado Agustín Rossi, y destacó su valentía al haber tomado la responsabilidad sin especulaciones, pidió ayuda a los rosarinos, aunque aclaró que no venía a “condicionar las inversiones en la zona, ya que el tiempo de los mercenarios terminó”. El Presidente tuvo que salir con esa aclaración porque días atrás el senador Carlos Reutemann había formulado la advertencia en cuanto a que se debía votar por Rossi o de lo contrario no quejarse cuando los fondos para obras de la región no llegasen. Casi en contrapunto con el tono presidencial, Rossi atacó con fuerza a Binner, en un discurso que fue seguido por un Kirchner que aplaudió de vez en cuando.
Kirchner subió al escenario de Ñuls junto a Rossi y con el fondo de la canción de León Gieco y Alejandro Lerner que tanto gusta al Presidente. El de ayer fue un acto peronista, pero sin mucha evocación por el Día de la Lealtad: estandartes, carteles, bombos y banderas marcaron que ese momento “era para (Hermes) Binner que lo mira por TV”. El jefe de Gabinete, Alberto Fernández, y los ministros del Interior, Aníbal Fernández, de Salud, Ginés González García, y de Planificación Federal, Julio De Vido, fueron de la partida junto al canciller Rafael Bielsa que no pudo encontrarse allí con su hermana: la vicegobernadora María Eugenia Bielsa no fue parte del acto. Tampoco la senadora Cristina Fernández, cuya presencia había sido anunciada. Sí estuvo Reutemann vestido con jean y camisa junto al gobernador, Jorge Obeid, entre otros.
Cuando Rossi se levantó para llegar hasta el atril destinado a los discursos, estalló con fuerza la marcha peronista. Todo el estadio la celebró. Fue el rostro de Kirchner el que mostró que la fiesta no era tan de su agrado. Recién se sumó en “combatiendo al capital” y siguió casi con mímicas, sin gestos ni sonrisas.
Kirchner miró todo el tiempo al primer candidato a diputado mientras hablaba. No hubo gestos de aliento ni aprobación, sólo algunos tibios aplausos. Tampoco tuvo apelaciones grandilocuentes para llamar a votar por Rossi y sí un permanente invocar a la inclusión, a la apertura de los márgenes de ese acto peronista hacia “quienes no piensan como nosotros”.
“Venimos en nombre de la convivencia de todos los argentinos –dijo– con nuestra autocrítica en la mano, sabemos quiénes fueron los que generaron el decaimiento argentino.” Las responsabilidades por la crisis las puso en la dirigencia claudicante del peronismo y también en “quienes en nombre de la Alianza llevaron al país al verdadero caos... Se trató de una responsabilidad colectiva que sufrió el pueblo y los responsables están ante los ojos de todos los argentinos”, aseguró.
Otra vez Kirchner pareció tener una lectura del momento político distinto al que planteó Rossi. Por eso les dijo a los rosarinos que “no venía a decirles que hicieran tal o cual cosa porque de lo contrario no tendrían obras... Se terminó la época de los mercenarios y los rosarinos de todas las ideas van a poder contar conmigo siempre, como presidente de todos los argentinos”. El párrafo no fue casual. Kirchner parecía cargado de molestias. Una semana atrás el senador Reutemann durante una gira en la que acompañó a Agustín Rossi dijo que había que votarlo porque si no se apoyaba al candidato de Kirchner no había derecho a reclamar luego fondos y apoyos para las obras provinciales. El Lole no se movía en su lugar en el palco mientras corría el discurso presidencial.
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