El símbolo de la tijera ya es clásico en el municipio de Morón. Con el corte de boleta, Martín Sabbatella logró su reelección como intendente por un partido vecinal, con 30 puntos sobre el PJ, después de haber llegado a la jefatura comunal de la mano de la Alianza. Cree que la polarización entre las candidatas peronistas no mellará su representación, mientras trabaja en el armado de un partido de centroizquierda –Encuentro por la Democracia y la Equidad– que también presentará candidatos en Ituzaingo y es parte del frente que respalda a Hermes Binner en Santa Fe.
–¿Cómo es competir electoralmente sin referentes provinciales ni nacionales?
–Lo hicimos también en el 2003, para nosotros no es nuevo. Fue la decisión de armar una fuerza local que ahora se está extendiendo al ámbito provincial y nacional, en función que no nos sentíamos parte de las estructuras políticas existentes. Con los partidos tradicionales viciados, vaciados de contenido y corrompidos, que han dejado de ser lo que en algún momento representaron, creamos esta opción local cuyo principal valor es la gestión municipal, donde creo que demostramos que podíamos unir principios, convicciones e ideales con capacidad de gestión.
–Después del triunfo es más fácil, pero ¿cómo fue la decisión?
–Durante mucho tiempo discutíamos sobre el corte de boleta famoso, si se podía o no. Si había cultura de corte o si el problema era saber o no cortar boleta. Después nos dimos cuenta de que ésa no era la discusión, era si había un motivo por el cual hacerlo, que nos convoque, que nos motive. La sociedad hace lo que haga falta. Las que están agotadas son las estructuras del PJ y la UCR, y las superamos ampliamente en 2003.
–¿Le preocupa la polarización entre los dos sectores peronistas?
–Creemos que el resultado electoral del domingo va a ser muy bueno para nosotros. En Morón nos juntamos quienes a nivel provincial o nacional seguimos separados. El sistema de partidos políticos en la Argentina tiene que ordenarse de otra manera: en términos de ideas y no a experiencias partidarias pragmáticas y funcionales a cualquier ideología. Entonces muchos de los que estamos separados tendríamos que estar juntos y viceversa.
–¿Con quien comparte este debate?
–Conversamos con todos los sectores de este espacio progresista o de centroizquierda que hoy está atomizado. Creemos en el desafío de que nuestra democracia necesita calidad institucional e inclusión social, que hay que hacerlo juntos y que esto no se va a conseguir si seguimos sumergidos en un mar de pobres y excluidos. Tampoco habrá posibilidades de enfrentar la obscena concentración de la riqueza si no se consolidan las instituciones y se fortalece la democracia. Los fracasos de las experiencias anteriores no implican el fracaso de la idea de construir espacios comunes.
–¿Las posturas frente al gobierno nacional complican esto?
–Una cosa es acompañar sin mezquindad algunas políticas del Gobierno, como la política de derechos humanos o la renovación de la Corte, pero no estoy de acuerdo con que la casa se construya con bosta y con barro porque acumula mal olor donde hay que vivir. No creo que esté bien que en la búsqueda de construcción de lo nuevo haya que juntarse con (Mario) Ishii, (Raúl) Othacehé, (Alberto) Descalzo. O que otros espacios, como el ARI, que se construyen en términos de ideas, se contradice en convocar a (Enrique) Olivera. La coherencia tiene que ser en términos de formas y de ideas.