EL PAíS
› RAUL ALFONSIN DECLINO COMPETIR POR LA PRESIDENCIA DE LA UCR
Una renuncia como una despedida
El ex presidente había expresado antes de las elecciones su deseo de competir por la titularidad de la UCR. Los resultados electorales lo hicieron cambiar de parecer. El debate interno en el radicalismo. La amenaza del Gobierno. Rozas se niega.
› Por Martín Piqué
Hasta la semana pasada hubiera sido algo impensado, pero después de las elecciones ya no sorprendió a nadie. El ex presidente Raúl Alfonsín anunció ayer que no competirá por la titularidad del Comité Nacional de la UCR. “He relegado mi candidatura. Es fundamental luchar por la unidad del partido y se debe buscar el consenso. Estoy dispuesto a buscar cualquier solución para que el próximo presidente de la UCR sea elegido por aclamaciones”, dijo Alfonsín. La decisión se produjo luego de que el ex mandatario analizara el panorama partidario con Federico Storani y Angel Rozas, quien ayer estuvo algunas horas en Buenos Aires. El abandono de Alfonsín desnudó el estado de asamblea que reina en el radicalismo tras los magros resultados nacionales, pero principalmemte los de Capital y provincia. En la UCR afirman que no será el único alejamiento que se producirá en estos días.
La situación en el partido centenario es coherente con los números de la elección legislativa: 2,2 por ciento en la ciudad, casi 8 en Buenos Aires. En suma, un fracaso porteño y en la provincia un resultado un tanto más digno que no escapa a la debacle. Los números alimentaron variadas lecturas y críticas cruzadas entre los sectores que hoy conforman la UCR.
Uno de los más cuestionados fue el titular del Comité Capital, Jesús Rodríguez, a quien culpan por el desempeño de Facundo Suárez Lastra. Desde el entorno del capocómico Nito Artaza –quería ser candidato pero perdió la interna con Suárez Lastra– reclamaron la renuncia de Rodríguez. En diálogo con Página/12, Rodríguez saludó la decisión de Alfonsín de correrse de la escena para buscar consensos. “Es una contribución a la construcción que nos debemos del radicalismo del mañana”, aseguró.
También habló el chaqueño Rozas, uno de los pocos dirigentes que salió fortalecido de la elección. Crítico del kirchnerismo, Rozas convocó a sus correligionarios a ejercer una “oposición clara, nítida y no ciega”. “No correspondería hoy por hoy acompañar al oficialismo de este modo. Nosotros somos la oposición del Gobierno y, por lo tanto, ¿qué mensaje le vamos a llevar a la gente? O estamos en una vereda o estamos en la otra”, subrayó. El mensaje estaba dirigido al mendocino Julio Cobos, quien tiene una muy buena relación con el Presidente. En los últimos días, eso alimentó versiones sobre su posible ingreso a una eventual fórmula K en el 2007.
Las figuras de Rozas y Cobos encarnan una de las tensiones internas que atraviesan al radicalismo. Los dos son exitosos en sus distritos. El primero no gobierna directamente (el gobernador es Roy Nikisch) pero sigue siendo el hombre fuerte del Chaco. El otro está a cargo del Ejecutivo provincial pero no tiene reelección y tampoco controla la estructura partidaria, dominada por el diputado Roberto Iglesias. Rozas es antikirchnerista, Cobos no. Desde el Ejecutivo quieren aprovechar esta tensión para tentar al mendocino con un lugar protagónico en una convergencia al estilo de la Concertación chilena.
En medio de este tironeo aún irresuelto se encuentran los alfonsinistas, el sector mayoritario de la UCR en Capital y Buenos Aires. Aunque ideológicamente están más cerca de Cobos, no quieren diluirse en una progresiva asimilación a la coalición oficialista. Como una salida a la encrucijada, este grupo apunta hacia la figura en alza de Hermes Binner. “Hemos quedado medio neutros y nos tocó el peor de los escenarios. Hay que buscar una política de alianzas con sectores afines, que apunten a un perfil socialdemócrata moderno. Los sectores socialistas. Y con el ARI no hay mal diálogo”, resumió Federico Storani en diálogo con Página/12.
El interrogante es si estos dirigentes –Rodríguez y el ubicuo Enrique Nosiglia en Capital, Leopoldo Moreau y Storani en provincia– estarán en condiciones de encabezar un proceso interno que concluya en la convergencia con Binner en un espacio nacional de centroizquierda. No parece muy fácil. Quien ya se está proponiendo para liderar ese debate es la diputada Margarita Stolbizer. Con una buena elección en 2003, Stolbizer tiene cuentas pendientes con la dupla Storani-Moreau. Fueron ellos, con la aprobación de Alfonsín, quienes impulsaron a Luis Brandoni como primer candidato a senador. Stolbizer se retiró sin competir en internas.
La opción más extrema es la del intendente de Olavarría, Helios Eseverri, quien ya formalizó su adhesión al Frente para la Victoria. “El alejamiento de Alfonsín debe estar en función del papel que hizo el radicalismo tanto en Capital como en la provincia. Se debe haber sentido inhabilitado. Tengo el mayor de los respetos por él aunque no hemos compartido la mayoría de sus políticas desde el Pacto de Olivos a esta época. Yo creo que varios sectores del partido se sentirían cómodos en el Frente para la Victoria. Tal vez el corrimiento de Alfonsín pueda facilitar ese trabajo conjunto”, dijo ayer a Página/12.