Mar 08.11.2005

EL PAíS

Las Cumbres miradas por algunos de sus actores

El subsecretario de Integración Económica, Eduardo Sigal, el politólogo Atilio Boron y Nora Cortiñas, de Madres Línea Fundadora, analizan las Cumbres.

EDUARDO SIGAL.
“El Alca no estaba en la agenda”

Miguel Jorquera

Desde la Subsecretaría de Integración Económica de la Cancillería, Eduardo Sigal fue uno de los negociadores argentinos en las duras deliberaciones de la Cumbre de Mar del Plata. Rescata la solidez del Mercosur para oponerse “explícitamente” al ALCA y relativiza su condición de minoría –entre los países que participaron– con el argumento de que el bloque representa el 75 por ciento del PBI de América del Sur. Diferencia las posturas de Chile y México, entre quienes se alinearon con la propuesta estadounidense, y asegura que George W. Bush tuvo que reconocer el liderazgo de Kirchner y la nueva realidad regional.
–¿Argentina cumplió sus objetivos en la Cumbre?
–El balance es, globalmente, bueno. El documento reflejó el sentido original de la Cumbre: generación de trabajo decente, combatir la pobreza y la defensa de la gobernabilidad democrática. Un solo punto de casi 70 que tiene el extenso documento contiene un debate conceptual sobre el comercio continental y el ALCA. Ahí, por primera vez desde el ’94, cuando comenzaron estas cumbres, hubo disensos. No es que en estos diez años no los hubo, pero nunca de forma explícita como en Mar del Plata.
–Pero esto no evitó el debate y hubo posturas encontradas.
–La realidad continental cambió en estos diez años y ahora existen bloques de países como el Mercosur, el propio Nafta, los países andinos, los del Caribe. Hubo un grupo que defendía en forma voluntarista el ALCA, como se formuló históricamente. Otro grupo, el Mercosur, tomó seriamente la realidad de la región, que en los últimos años estuvo marcada por el llamado Consenso de Washington con experiencias dramáticas de las que la Argentina es un ejemplo paradigmático: desaparición de pequeñas y medianas empresas, marginación social e inestabilidad política.
–Igual se incorporó el tema del ALCA al documento.
–Hace más de 20 meses que no se habla del ALCA en ninguna reunión. No se puede volver a insistir en ese esquema como si en todo ese tiempo no hubiese pasado nada. Es desconocer la realidad de una organización regional expresada en bloques de países que con virtudes y errores intentan diseñar una estrategia común. Y en este caso la estrategia común del Mercosur es que los países que lo integran no quisieron sumarse al ALCA.
–Pero tuvieron que pelear en minoría.
–Estas reuniones funcionan por consenso, con la aprobación de todos. El tema del ALCA no estaba en el orden del día de la Cumbre y los países del Mercosur, que representan el 75 por ciento del Producto Bruto Interno de América del Sur, se plantaron con firmeza en esta postura. No es que está prohibido de antemano su tratamiento, de hecho en todas las reuniones anteriores se trató el ALCA y hasta se le puso fecha de comienzo para su funcionamiento, en 2005. Pero ahora no están dadas las condiciones.
–México fue bastante intransigente. ¿Cómo quedó la relación?
–La relación quedó bien, hubo diferencias de criterio en el proceso de discusión. Luego, previo a su regreso a México, el presidente (Vicente) Fox planteó su incorporación al Mercosur. Aunque debo reconocer que a pesar de que ya lo había hecho en otras oportunidades, nunca inició negociaciones concretas.
–¿Quedó dañada la relación con Estados Unidos?
–La sensación es que hay un respeto mutuo entre Bush y Kirchner. Argentina tiene liderazgo en su Presidente y tanto Bush como los Estados Unidos reconocen esta nueva realidad. Nuestro país tuvo una postura clara desde su pertenencia al Mercosur, donde hubo una voluntad única con Brasil, Uruguay y Paraguay. Se mostró una clara integración regional y la voluntad de avanzar en construir la comunidad sudamericana de naciones.


NORA CORTIÑAS.
“Escuchar al pueblo”

Por Alejandra Dandan

El documento final de la Cumbre de las Américas, para Nora Cortiñas, mostró la consolidación de un nuevo bloque regional integrado por Argentina, Uruguay, Brasil, Venezuela y también por Cuba. En diálogo con Página/12, una de las principales referentes de Madres de Plaza de Mayo - Línea Fundadora e integrante de la organización de la Cumbre de los Pueblos evaluó con entusiasmo la formación de ese nuevo sector de poder, pero subordinó el éxito a la posibilidad de que “estos países se encaminen a escuchar a sus pueblos asumiendo los compromisos que cada uno hizo durante las campañas que los llevaron al poder”.
–Desde afuera hemos notado que les costó mucho más de lo que pensaban determinar los puntos de acuerdo y las deliberaciones –dice Nora Cortiñas en su balance sobre los resultados de la cuarta edición de la Cumbre de las Américas. Dijo que la Cumbre de los Pueblos “no es anticumbre ni contracumbre sino la verdadera para tratar de cambiar el mundo con tanta desigualdad e injusticia”. Fuera de ello, continuó con el análisis de la reunión de presidentes: “Por primera vez no hubo hegemonía en las decisiones: hubo posturas contrarias al Alca. Y para quienes seguimos lo que sucedía desde afuera se notaron las controversias, las desavenencias y los disgustos, que sin duda no todos habrán salido a la luz por cuestiones de diplomacia. Pero las desavenencias principales salieron a la luz y esta vez se expresaron las diferencias”.
–¿Diferencias con Estados Unidos?
–Con Estados Unidos y con los países que estaban de acuerdo con el ALCA. A título personal, para dar una opinión cabal quiero decir que me gustaría mucho saber qué firmó la Argentina, qué dicen los documentos. Porque así como queremos la democracia participativa queremos que el pueblo se entere totalmente de los documentos.
–¿Cómo evaluó lo conocido?
–Me parece que el Gobierno escuchó la voz del pueblo. Y creo que dieron resultado las movilizaciones y el trabajo de consultas populares previas, con campañas no vinculantes, donde se pusieron de manifiesto las posiciones que luego tomó la Cumbre de los Pueblos: no al ALCA, no a la militarización, no al pago de la deuda externa. Pero primero me gustaría ver qué se firmó. Lo único que sabemos es que la negociación por el ALCA continúa en 2006.
–¿Le adjudica el mérito al bloque del Mercosur?
–El Mercosur habría que volver a recomponerlo porque el panorama del continente cambió. Venezuela, Uruguay, Argentina, Brasil y Cuba por supuesto es una nueva región que se va afianzando, que muestra una fortaleza.


ATILIO BORON.
“Una derrota de Estados Unidos”

Crónica de una muerte anunciada. Este parecería ser el mejor título, según el politólogo Atilio Boron, para definir una cumbre a la que consideró con un desenlace positivo pero sin sorpresas. “Se trató de una derrota de los Estados Unidos, donde quedó demostrada su decreciente capacidad para garantizar la obediencia de los países de la región”, evalúa en diálogo con Página/12, al mismo tiempo que advierte sobre las debilidades que aún enfrenta el Mercosur para consolidar su poder estratégico en la región.
–¿Hasta qué punto se puede hablar de la derrota de los Estados Unidos, cuando la agenda de la Cumbre quedó prácticamente subordinada a su interés por impulsar el ALCA y el resto de los temas se vio desplazado?
–Lo que quiso hacer Estados Unidos fue fijar una agenda que no estaba acordada, pero no pudo salirse con la suya. Ni siquiera con el apoyo que recibió de sus aliados más incondicionales. Creo que el presidente Fox hizo un papel indigno cuando tiene al pueblo mexicano sufriendo los impactos del TLC, los mismos que sufriríamos nosotros si firmamos el ALCA.
–¿Qué opina sobre la actuación como bloque del Mercosur y su futuro socio, Venezuela?
–Los países del Mercosur tuvieron una actuación respetable y mostraron bastante madurez política. Pero lo cierto es que hoy el Mercosur necesita redefinirse. No puede seguir planteado como una estrategia para reducir costos sino que debe ser concebido como un área de integración que avance también en otros aspectos, como la educación. Esto también significa reconocer el poder estratégico que tiene el Mercosur. Bastó que Argentina y Brasil plantearan sus objeciones al ALCA para que terminara desbaratándose como un castillo de naipes.
–Ahora bien, ¿no habría que hacer una distinción entre las actuaciones que tuvieron Kirchner y Lula durante la Cumbre?
–Sí, la posición de Brasil ha sido ambigua. Es que dentro del gobierno de Lula hay un sector representado en el gabinete económico que parece más inclinado a firmar el ALCA. Pero hay espacios que todavía responden a una lógica desarrollista y que ven en dicha alternativa el peligro de ser fagocitados por Washington. Con un empate entre estas dos visiones, Brasil adoptó un rol secundario y demostró una debilidad que, tratándose del socio más importante del Mercosur, resulta sumamente preocupante.
–¿La Cumbre significa un reacomodamiento del mapa político en el continente?
–Hay distintas cuestiones de las que debemos tomar nota. Chávez fue el único presidente que fue ovacionado en un estadio lleno, marcando su lugar como líder regional. Además se trató del único que ofreció una política alternativa, contraria a los intereses de la Casa Blanca. El ALBA es una propuesta concreta que busca desarrollar un esquema de integración bajo una lógica que, en vez de potenciar la rentabilidad de las grandes empresas, busca fortalecer el sector público con una decidida función social.
–¿Qué hay detrás de la broma de Chávez que mencionó a Kirchner como D’Artagnan?
–Néstor Kirchner se plantó con mucha valentía al criticar lo que constituyen las políticas del Consenso de Washington, tal vez porque se ha borrado cualquier expectativa de que Estados Unidos nos pueda favorecer ante el Fondo Monetario. Eso sí, sería deseable que tradujera ese ánimo expresado en Mar del Plata en su gestión de gobierno.

Reportaje: Carolina Keve.

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