Dom 13.11.2005

EL PAíS  › COMO ANALIZAN EN LA CORTE LA POSIBILIDAD DE REDUCCION DEL TRIBUNAL

Cuando nueve son multitud

La mayoría de los jueces de la Corte quiere que Kirchner no haga más nombramientos en el tribunal y lo reduzca por lo menos a siete miembros. La expectativa es que el tema sea resuelto, de uno u otro modo, en la reunión del círculo íntimo del Presidente en El Calafate.

› Por Irina Hauser

“La verdad, los siete que quedamos estamos cómodos entre nosotros ¿para qué volver a ser nueve?”, comenta en confianza un juez de la Corte Suprema. Lo dice para reflejar un deseo compartido con la mayoría de sus colegas: quisieran que Néstor Kirchner no haga más nombramientos en el alto tribunal y que impulse una reforma para achicarlo. Sin embargo, la última información que les llegó del Gobierno pintaba la reducción como una opción difícil, aunque nunca descartada. Sobre el fin de semana, algunos supremos esperaban con expectativa que su inquietud fuera incluida en la reunión del círculo íntimo del Presidente, en El Calafate, donde se diseña el nuevo gabinete.
Según el decreto con que el Poder Ejecutivo se autolimitó en el método y los tiempos para elegir a los jueces, el nombre del reemplazante del ex ministro de la Corte Augusto Belluscio –que se jubiló a principio de septiembre– debió haber sido definido hace más de un mes. Pero las elecciones legislativas fueron prioridad y el resto de la agenda quedó para otro momento. Cuando quede firme la destitución de Antonio Boggiano, Kirchner también debería ocuparse de su sucesor. Todo esto si es que no se decide a restar asientos del tribunal supremo.
–Acá es vox populi que, según el Presidente, sólo si sale una sentencia que avale completamente la pesificación, la Corte podría quedar con siete integrantes –afirma un secretario del tribunal y un juez asiente.
–¿La pesificación no es a esta altura un asunto menor? –pregunta Página/12.
–Desde el punto de vista financiero no tiene relevancia, pero lo que le preocupa al Gobierno es el efecto hacia afuera por la negociación pendiente con el FMI –responde el ministro de la Corte. Luego aclara que el tribunal sigue sin lograr acuerdo sobre la situación de los ahorristas chicos. Incluso hay más votos, aunque no mayoría, favorables a devolver el valor original de los depósitos.
El futuro de la Corte no es un tema que Sus Señorías compartan en las reuniones plenarias. Pero sí lo conversan en grupos, en forma más reservada. Aunque no lo diga públicamente, el presidente del tribunal, Enrique Petracchi, es partidario de hacer el máximo achicamiento posible: si pudiera, volvería al esquema que integró en los ochenta, con cinco miembros. Debe ser una de las pocas coincidencias que tiene con Carlos Fayt, que también llegó al cargo con el gobierno de Raúl Alfonsín. Fayt dice que prefiere esa composición por una cuestión de eficiencia.
Ricardo Lorenzetti, el último de los integrantes del máximo tribunal nombrado por Kirchner, asumió públicamente su postura: “Sería bueno para Kirchner no nombrar más jueces en la Corte” por una cuestión de “autorrestricción”, señaló. A su entender, debería “quedar con siete miembros”. Carmen Argibay le dijo a este diario que coincide con Lorenzetti. “No me disgustaría que queden siete”, afirmó. “Cuanta más gente hay, más problemas tenemos; es más difícil llegar a una posición en algunos casos (...) El número de jueces no está determinado en la Constitución, así que sube o baja según las cuestiones políticas, en las cuales no me meto”, sostuvo.
A Raúl Zaffaroni le gustaría que el sistema de nombramiento de los integrantes de la Corte sea “cruzado”, como en los tribunales europeos, donde no siempre es el presidente el que elige sino que también lo hacen el Senado y el Consejo de la Magistratura, entre otros. Además son cargos con término, que duran ocho o diez años. “Creo que es conveniente no tocar el número de jueces de la Corte hasta que se haga una reforma constitucional. Se achique o se agrande va a tener una lectura política”, ha sido la postura pública del penalista. Juan Carlos Maqueda tiende a defender la estabilidad en el tribunal en las conversaciones informales con sus compañeros y se inclinaría por mantener el número de cargos. Pero también aceptaría una reducción a siete “porque es más práctico para trabajar”. Elena Highton de Nolasco es la más reservada. Mientras tanto, en el tribunal crece la inquietud por la situación de Boggiano, que se considera en funciones hasta que la Corte integrada por conjueces resuelva si es válida su destitución. Boggiano presentó un recurso el viernes, de modo que esta semana los jueces suplentes tendrían que poner fecha para reunirse y resolverlo.
Unos días antes de que se concretara la jubilación de Belluscio, desde la Casa Rosada surgió con fuerza un nombre para reemplazarlo: el abogado Mario Kaminker, un socio del ministro de seguridad bonaerense, León Arslanian, de afinidades con el radicalismo. Con el correr de los días esta propuesta fue perdiendo vigor. En la Corte el pronóstico es rotundo: “Creemos que esa propuesta se cayó”. Desde aquel entonces no hubo danza de nombres como cuando se abrieron otras vacantes. Sólo quedaron flotando casi por inercia las candidaturas del propio Arslanian y de la jueza bonaerense Hilda Kogan.
Los jueces supremos tienen en claro lo que creen mejor para el tribunal. Pero uno de ellos dice, mirando al Sur: “La Corte no tiene influencia en esto, nadie nos consulta”.

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