Si el futuro Senado promete varios cruces políticos y discursivos de alto voltaje, la actual composición no desentona. El clásico enfrentamiento entre el riojano Eduardo Menem y la senadora Cristina Fernández de Kirchner tuvo ayer un nuevo capítulo en la reunión de Labor Parlamentaria en la que se pasaba en limpio la agenda legislativa. Ante la negativa del oficialismo de tratar un proyecto de su autoría sobre la regulación de recursos de amparo, Menem no dudó en decir que se trataba de una movida de la primera dama que no quería que se retirara del cuerpo con un proyecto aprobado. Una cosa trajo la otra, volvieron a surgir las internas y las diferencias que cruzan a oficialistas y opositores. También se hizo evidente el malestar que produjo el homenaje que el vicepresidente Daniel Scioli propuso para el riojano por sus 22 años consecutivos como senador. Reconocimiento tan resistido por el kirchnerismo que motivó que también se lo hiciera extensivo a los otros ex presidentes provisionales que abandonan la Cámara el 10 de diciembre: el radical Mario Losada y el justicialista Ramón Puerta.
La negativa del titular de la bancada Miguel Angel Pichetto a tratar el proyecto de Menem fue contundente. Señaló que el tema era de interés del Ejecutivo y que hasta tanto éste no emitiera una opinión el bloque mayoritario no consentiría en llevarlo al recinto. El riojano recordó que el proyecto contaba con preferencia votada por el recinto por lo que se imponía llevarlo al debate. Cuando Pichetto insistió con su negativa, el riojano señaló que detrás de la negativa estaba la mano de “la señora”, como la llama.
Los enfrentamientos entre ambos son moneda corriente en el cuerpo. Se da en las comisiones que comparten, se repite en el recinto. “Hágala callar”, fue la frase más recordada que supo decir Menem en uno de esos cruces discursivos. El riojano no dudó en señalar que Cristina Kirchner maneja el Senado por teléfono. Entre sus argumento citó que justo ayer se suspendió una reunión de la Comisión de Asuntos Constitucionales, que el mismo oficialismo impulsaba, por la demora del vuelo que traía a la senadora de retorno a Buenos Aires. La porteña Vilma Ibarra salió a cruzarlo a Menem para decirle que a ella no la manejaba nadie por teléfono. A esa altura todos los temas estaban entrecruzados. Intervino el jefe del bloque de la UCR, el misionero Mario Losada, para decir que el radicalismo tampoco estaba de acuerdo con el proyecto de Menem.
Losada fue más allá y también se lamentó por haber quedado incluido en el homenaje a los ex presidentes provisionales, por el enojo que la iniciativa de Scioli generó en Cristina Fernández. Lo cierto es que una vez hecha pública la reacción de la primera dama, Scioli incorporó a Losada y a Puerta en la saga de reconocimientos. En un principio se pensó que fueran homenajeados de uno en uno. Para no cederle en bandeja a Menem una tribuna que hubiera empeorado la interna de Scioli con los Kirchner, las autoridades del cuerpo resolvieron que el 7 de diciembre los tres ex presidentes provisionales serán homenajeados en la misma ceremonia.