Mar 06.12.2005

EL PAíS  › PARO SORPRESIVO DE SUBTERRANEOS DURANTE CUATRO HORAS Y MEDIA

Un diálogo encauzado a la fuerza

La intervención directa del ministro de Trabajo logró sentar a la mesa a Metrovías, la UTA y los delegados para negociar.

› Por Miguel Jorquera

El desplante matinal de Metrovías y la Unión Tranviarios Automotor (UTA) en el Ministerio de Trabajo provocó un paro sorpresivo en las cinco líneas de subterráneos y el premetro con el que los trabajadores reclamaron que su cuerpo de delegados no sea excluido de las negociaciones paritarias por aumentos salariales. La reunión estaba prevista en las oficinas que Trabajo tiene en Callao al 100, pero ni la empresa ni los representantes gremiales de la UTA –que participaban de un encuentro paralelo en la sede del ministerio– habían concurrido a la cita. La respuesta llegó enseguida desde las asambleas organizadas en las cabeceras de cada una de las líneas: allí los trabajadores –que mantienen una larga disputa con los dirigentes sindicales de la UTA– decidieron la paralización total del servicio a partir de las tres y media de la tarde. La medida de fuerza se levantó recién a las ocho de la noche, después de que el propio ministro Carlos Tomada lograra reunir a todas las partes, incluidos los delegados.
Al cierre de esta edición, la reunión de la que participaban los representantes del ministerio, de Metrovías, de la UTA y los delegados de base todavía no había terminado. Aunque el clima del encuentro era mucho más tenso que en los anteriores encuentros convocados para discutir una recomposición salarial. Tomada fue quien “personalmente –según sus voceros– dialogó con cada uno de los actores para reunirlos en el ministerio”, a partir de las siete y media de la tarde. Entonces, todas las líneas de subte estaban paralizadas y Metrovías había pedido de urgencia que Trabajo dictase la conciliación obligatoria para desactivar la medida de fuerza, mientras que los dirigentes de la UTA habían optado por el silencio de radio.
El conflicto se desencadenó por la mañana. A las 10.30 estaba convocada una reunión paritaria, entre los trabajadores, Metrovías y dirigentes de la UTA. Era una reunión más. Pero después de un cuarto intermedio, los delegados de base –los únicos que habían acudido– se enteraron de que representantes de la empresa y de la UTA se habían reunido en la sede del Ministerio de Trabajo, lo que irritó a los trabajadores.
La UTA está negociando “en el Ministerio de Trabajo pero no están participando los verdaderos representantes de los trabajadores”, denunció el delegado Claudio Di Carbona, quien reclamó que “se nos reciba y que se permita la presencia de los delegados del subte”, insistió tras la frustrada reunión de la mañana. Los delegados convocaron a asambleas en cada una de las líneas que decidieron el paro –que comenzó a las 15.30 horas– para exigir que sus representantes directos no sean excluidos de la negociación salarial.
En tanto, la empresa concesionaria del servicio pidió al ministerio que declarara la conciliación obligatoria para evitar el paro de actividades. “Lamento que un cambio de sede haya privado a los pasajeros de viajar en subterráneo por la tarde. Nosotros también habíamos sido convocados a la sede de la calle Callao pero después nos avisaron que era en Leandro Alem. La convocatoria la hace el ministerio, no la empresa”, afirmó a Página/12 Juan Bautista Ordóñez, vocero de Metrovías. Sin embargo, el vocero empresarial le adjudicó la medida de fuerza a “una demostración de fuerza entre la UTA y los delegados, más que contra la compañía que participó siempre de las negociaciones”.
“No sabemos quién fogoneó esta actitud. Si surgió de la UTA, con quien veníamos trabajando en conjunto, o de la empresa. Pero lo cierto es que ambos estaban negociando al margen de los delegados”, afirmó a Página/12 Néstor Segovia, miembro del cuerpo de delegados, mientras esperaban que se concretara la reunión vespertina en el ministerio. A las 19.30 el jefe de Gabinete de asesores del Ministerio de Trabajo, Norberto Ciaravino, y el asesor en Relaciones Laborales recibían a empresarios, delegados y dirigentes de la UTA. A las 20, los trabajadores levantaron la huelga sorpresiva. Desde el ministerio negaron que se haya tratado de un equívoco, aunque no aclararon si los delegados habían sido marginados de la reunión. El propio ministro Carlos Tomada se encargó de retomar los contactos para reencauzar la reunión y negociar para que se levantara la medida de fuerza, que adjudicaron “a los distintos tiempos que manejan los trabajadores y el necesario para alcanzar que las negociaciones arriben a buen puerto”.
Los trabajadores reclaman una recomposición salarial del 58 por ciento sobre el básico de convenio que hasta ahora es de 900 pesos para los boleteros, de 1200 para guardas y de 1900 para los maquinistas. Mientras que la propuesta empresaria había sido un ofrecimiento del 21 por ciento de aumento para todas las categorías, según anunciaron voceros de Metrovías. La negociación también incluía la incorporación al régimen laboral de la UTA de los trabajadores que ahora pertenecen a los servicios tercerizados por Metrovías en seguridad, limpieza, cableado de fibra óptica e informática. Empresas que los trabajadores les adjudican a los accionistas de la concesionaria de los subterráneos, una cuestión que la compañía justifica en la “diversificación empresarial de cada grupo económico que forma parte de Metrovías”.

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