Sáb 10.12.2005

EL PAíS  › ERIC CALCAGNO FUE DESIGNADO EMBAJADOR ARGENTINO EN FRANCIA

Ahora parece que será por más de un día

Tras la renuncia de Rafael Bielsa, Kirchner nombró ayer al joven economista, contrario a las ideas neoliberales y al Consenso de Washington, como embajador en París. Calcagno fue educado en Francia, es egresado de la Sorbona y de la Escuela Nacional de Administración.

Como aquella vieja publicidad de cigarrillos que hablaba del “acento francés”, el economista Eric Calcagno tendrá que acostumbrarse a que le acentúen la última sílaba de su apellido. El Gobierno lo designó ayer como embajador en Francia, donde sucederá a Archibaldo Lanús. El nombramiento había generado expectativa tras la doble renuncia del ex canciller Rafael Bielsa. El desafío de Calcagno, que asumirá en 45 días –lapso que demora la acreditación del placet–, será “bregar para traer inversiones”. Así lo subrayó ayer el flamante embajador, quien se presentó en la Rosada junto al jefe de Gabinete, Alberto Fernández. Su misión tendrá un gran escollo: el conflicto que se abrió con París a partir del grupo Suez. Mientras que la empresa que controla Aguas Argentinas exige aumento de tarifas, el Gobierno dice que no cumplió con las inversiones que había prometido.
A Calcagno no le costará mucho habituarse a la entonación francesa. Su familia tiene raíces históricas con Francia –su abuelo Alfredo fue embajador ante la Unesco, en París, en el gobierno de Arturo Frondizi– y él mismo hizo sus estudios en la capital francesa. Se graduó de sociólogo en la Universidad de París V René Descartes y se diplomó en Administración Pública en la exclusiva Escuela Nacional de Administración de Francia, creada por Charles De Gaulle en 1945 para formar a los miembros de la alta función pública. El actual presidente de Francia, Jacques Chirac; el primer ministro, Dominique De Villepin, y la mayoría de los ministros son egresados de esa escuela, al igual que muchos presidentes anteriores.
“Con la designación de Eric Calcagno creemos que se cumple el objetivo de lograr la mejor relación con Francia, uno de los principales inversores en la Argentina”, dijo el jefe de Gabinete en la presentación del nuevo embajador. Luego habló Calcagno y en sus palabras se notó el tironeo que deberá enfrentar durante su gestión. Primero recalcó la importancia de Francia en las inversiones extranjeras en la Argentina –ocupa el segundo lugar si se las mide por países– y habló con los modos de un economista que quiere atraer capitales extranjeros. “Argentina es mucho más que el tango y el dulce de leche”, dijo.
Apenas terminó su arenga por inversiones, una cuestión central porque el nivel de demanda está alto y varios sectores de la industria están llegando al límite de su capacidad –lo que puede disparar aún más la inflación–, Calcagno habló de “defender los intereses nacionales”. Era una mención implícita al tironeo con Suez, que generó serios cortocircuitos diplomáticos con París. En el medio de la campaña electoral que terminó el 23 de octubre, el embajador francés en Buenos Aires, Francis Lott, llegó a decir que en el gobierno argentino percibía un cierto espíritu “sesentayochista” (por las revueltas estudiantiles del Mayo de 1968). Otra muestra de descontento es la decisión de Chirac de no visitar suelo argentino en su próxima gira por el Cono Sur.
El desafío de Calcagno será revertir esos antecedentes, a los que hay que sumar –por si hacía falta– la comedia de enredos por la designación de Bielsa y su renuncia posterior. Calcagno tratará de hacer pesar su currículum y su conocimiento de la cultura y el idioma: según los antecedentes que hizo circular el Gobierno, habla el francés desde los 8 años. Nacido en 1967 en La Plata, el flamante embajador hizo la escuela primaria y secundaria en colegios franceses. Venía de una familia con un gusto particular por lo francés. Su padre, Alfredo, estudió en el Instituto de Estudios Políticos de París y luego trabajó en la Cepal, también instalado en la capital francesa, como funcionario internacional. Desde el punto de vista ideológico, Calcagno es reconocido como uno de los principales críticos del neoliberalismo y de su impacto en la economía a partir de la Escuela de Chicago y el Consenso de Washington en los ’90. Columnista de revistas y diarios tanto nacionales como extranjeros, también escribió libros, en los que investigó el crecimiento de la deuda externa y las causas que desembocaron en la crisis de 2001/2002. En su obra figuran La deuda externa explicada a todos, Para entender la política, Argentina: derrumbe neoliberal y proyecto nacional y el más reciente Terra incógnita. En lo partidario, Calcagno no oculta sus simpatías por el kirchnerismo: con Graciela Ocaña, fue candidato a senador suplente por el Frente para la Victoria de la provincia de Buenos Aires.
El flamante embajador se enteró de la decisión de nombrarlo en el lugar que iba a ocupar Bielsa a media mañana. Se lo comunicó por teléfono el jefe de Gabinete, quien lo citó a la Rosada. Después de charlarlo en forma personal con Fernández, Calcagno se volvió a su casa. Horas después, a las 18, volvió a ir a la Rosada para entrevistarse con Fernández más el propio Presidente. Una hora más tarde, el jefe de Gabinete anunciaba al reemplazo de Bielsa en París. Calcagno lo miraba, tímido, desde un costado.

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