EL PAíS
› COMPROMISO K BUSCA FORTALECERSE EN LA CAPITAL
Todo por la figurita difícil
La corriente interna del kirchnerismo que impulsan Zannini y Ulloa Igor intenta hacer pie en territorio porteño. Dicen que no pretenden competir con Alberto Fernández, pero admiten diferencias.
› Por Martín Piqué
La figurita más difícil del álbum. La chica linda que parece inalcanzable. Se podrían usar varias metáforas para describir lo que significa, para el kirchnerismo, la Ciudad de Buenos Aires. Desde el resultado electoral del 23 de octubre, en el que el oficialismo salió tercero, hasta la sucesión de desaciertos y gaffes –por el polémico pase de Eduardo Lorenzo “Borocotó” y la doble renuncia de Rafael Bielsa–, el distrito porteño se convirtió en la fuente de muchos pesares. A los que hay que sumar, claro está, los efectos políticos del incendio de Cromañón, que provocó la muerte de 194 jóvenes. Atentos a esos antecedentes, los impulsores de Compromiso K –cuyos principales dirigentes son el secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini, y el empresario de medios, Rudy Ulloa Igor– están pensando en fortalecer su presencia en la ciudad.
Uno de los principales interlocutores de Compromiso K en la Capital es nada menos que el vicejefe de Gobierno, Jorge Telerman, en ejercicio de la jefatura tras la suspensión de Aníbal Ibarra. Telerman suele reunirse con varios miembros de lo que supo ser el Grupo Michelángelo –acaso pese la proximidad con la Trastienda, sobre la calle Balcarce–, como el diputado electo Carlos Kunkel y el ex dirigente de la JP Regionales en los ’70, Juan Carlos Dante Gullo, el “Canca”. Kunkel y Gullo, junto con el ex rector de la UBA Ernesto Villanueva, participaron del lanzamiento de Compromiso K en Parque Norte. Aunque no forman parte de la “mesa chica” del sector, tienen una excelente relación con Zannini y otros pingüinos.
Aunque por ahora es sólo un sello, los creadores de Compromiso K se proponen armar una estructura en todos los distritos del país para posibilitar una eventual reelección de Kirchner. Con ese objetivo, los impulsores de este grupo coinciden en que la Capital asoma como uno de los lugares más difíciles y esquivos. “Vamos a armar algo en el verano. Posiblemente en la Costa, pero no hay que descartar algo en Capital”, aseguró a Página/12 uno de los miembros de la corriente kirchnerista. Esta semana, la mesa chica de Compromiso K se reunirá en Buenos Aires. Serán de la partida Zannini; el discreto Ulloa Igor; el secretario de Obras Públicas, José López; y un grupo de pingüinos desconocidos para el gran público: el radical Roberto Porcaro, José Otavis y Olaf Aaset.
El repentino protagonismo que está ganando Compromiso K coincide con algunos problemas políticos del kirchnerismo en la ciudad. El más reciente surgió en el bloque de legisladores porteños, donde hubo desavenencias entre Miguel Talento y Helio Rebot con respecto al jefe de la bancada, Diego Kravetz. Aunque algunas lecturas vincularon las diferencias con el surgimiento de esa línea kirchnerista, los propios protagonistas lo desmintieron con énfasis. “Hay un distanciamiento en las formas. Pero tiene que quedar claro que no hay ninguna estrategia alternativa en la ciudad. El Presidente lo ha designado a Alberto (Fernández) para el distrito”, afirmó a este diario un miembro del bloque del Frente para la Victoria en la Legislatura.
La mención al jefe de Gabinete no es fortuita, mucho menos casual. En algunas áreas del Gobierno lo han criticado por el resultado del 23 de octubre, por el caso Borocotó y por la doble renuncia de Bielsa. “En lugar de festejar el éxito en la provincia de Buenos Aires terminamos atajando penales en Capital”, es uno de los argumentos que repite, con cierta ironía, un allegado al Presidente que lo acompaña desde los primeros días. Pero a pesar de las críticas, el Presidente no parece haberle perdido la confianza. Desde el retiro en El Calafate, donde Kirchner se hizo fotografiar con el jefe de Gabinete a su lado, hasta la misión a Madrid que Fernández encabezará esta semana (en la que se hablará de tarifas), todo indica que el jefe del peronismo porteño sigue siendo el funcionario al que Kirchner privilegia con asuntos muy complejos.
El trasfondo de la pelea entre los pingüinos y el jefe de Gabinete tiene argumentos de cada lado. Los primeros consideran que el distrito porteño “exige una representatividad que no se logró”, para lo cual el Frente para la Victoria debería “expresar mejor lo que quiere Kir-chner, un peronismo de cara a la sociedad, progresista”. Como respuesta, los hombres de Fernández se quejan de que los pingüinos “tienen mucha capacidad de marcar errores pero no proponen nada”. El debate también se expresa en las distintas estrategias ante la situación de Ibarra. Mientras Fernández sigue dispuesto a defenderlo, arriesgando mucho en la cruzada, los pingüinos –y entre ellos Compromiso K– están preparando un “plan B” para apuntalar a Telerman por si Ibarra es finalmente destituido.