EL PAíS › KIRCHNER DIO UN DISCURSO SORPRESA EN UN ACTO DE OBRAS PUBLICAS
El Presidente salió a desmentir, en persona, los rumores que le atribuyen problemas estomacales. “Me quieren matar, me quieren enfermar”, se quejó en su primera declaración pública del año.
“Me van a tener que aguantar mucho tiempo.” Después de callar varios días, el presidente Néstor Kirchner rompió ayer el silencio para desmentir los rumores que habían comenzado a circular y que le atribuían una presunta afección del sistema digestivo. “Me quieren matar. Gracias a Dios, gozo de muy buena salud”, arremetió el mandatario durante un acto en Casa de Gobierno.
Desde la vuelta de sus vacaciones en Santa Cruz, Kirchner evitó las apariciones públicas. A pesar de que siguió en aumento la polémica por la reforma del Consejo de la Magistratura y los rumores sobre la posibilidad de que adelante las elecciones presidenciales de 2007, el primer mandatario evitó dar declaraciones durante los últimos días y dejó que la voz la tomaran otros funcionarios de su entorno. Ayer, sin embargo, decidió aparecer otra vez en escena. Fue durante un acto realizado en Casa Rosada para la firma de obras en la provincia de Santa Fe. Allí, sin ningún tipo de anuncio, el mandatario tomó el micrófono y sorprendió: “Estoy vivo todavía”.
Fue la forma que Kirchner eligió para responder a las versiones que comenzaron a circular durante los últimos días sobre su presunta enfermedad. Concretamente se había deslizado la posibilidad de que debiera encarar un tratamiento relacionado con el síndrome de “colon irritable”, que aparentemente padece. Si bien desde Casa de Gobierno lo desmintieron, el rumor cobró más fuerza durante los últimos días. Incluso se llegó a hablar de un viaje realizado por Cristina Fernández a Miami para consultar la Clínica Mayo. “Estoy vivo todavía. Me quieren matar, me quieren enfermar. Gracias a Dios gozo de buena salud y gozo de grandes convicciones y de las grandes ideas que han tenido grandes argentinos”, respondió ayer el Presidente, sin perder la sonrisa.
No es la primera vez que el tema de su salud se instala en la opinión pública. En abril de 2004 sorprendió cuando tuvo que ser trasladado de urgencia al hospital de Río Gallegos por un problema estomacal, que –según el diagnóstico de los médicos– le originó un analgésico antiinflamatorio que se había automedicado. No muy lejos, en febrero del año pasado, se despertaron otras sospechas cuando se internó en el Hospital Argerich. Sin embargo, sus más allegados aseguraron que fue por un chequeo de rutina. “No me van a doblegar, que lo tengan claro. La Argentina tiene que cambiar y va a cambiar. Tenemos que vencer a las corporaciones, a los viejos sectores que mienten”, lanzó con el mismo tono del último discurso, que dio hace casi un mes para responder a las críticas recibidas por la iniciativa para achicar de 20 a 13 miembros el Consejo.
“Tenemos que vencer a las corporaciones, a los viejos sectores que mienten, a algunos medios y algunos periodistas que son empleados de los medios y que firman lo que le ponen delante, como ese viejo diario argentino”, dijo. Para rematar, agregó: “Muchas veces hay que soportar agravios, descalificaciones y bajezas de todo tipo. El país que tenemos que construir es con el esfuerzo que tenemos que sintetizar en un marco de pluralidad y consenso. No les tengo miedo”.
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