Romagnoli acusa...
El zamorista Gerardo Romagnoli continuó su guerra contra la macrista Silvia Majdalani. Ayer, apenas entró al recinto, organizó una conferencia de prensa donde siguió denunciado que fue “patoteado” el martes por asesores de la macrista Silvia Majdalani. En diálogo con este diario, contó que el martes, luego del discurso en el que fustigó la responsabilidad “de Ibarra, pero también de la Legislatura, que se exculpó”, fue increpado por los asesores de Majdalani. “Te vamos a romper la cara” y “rajá de acá”, le habrían dicho.

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... y Majdalani responde
Con un tailleur rosa furioso y las alhajas que suele portar, Silvia Majdalani dijo a Página/12: “Romagnoli debería dedicarse a estudiar esta causa y no a hacer denuncias poco serias, querido”. “Primero, que no necesito que me defiendan. Y segundo, ni yo ni mis asesores le faltamos el respeto”, comentó la legisladora ex menemista. “Se dedica a denostar el ámbito legislativo al que pertenece. No entiendo.”

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Consulta a domicilio
Si Maier no va al chequeo, el chequeo va a Maier. El titular de la Sala Juzgadora, Julio Maier, había avisado que tenía que hacerse un examen cardiológico el jueves. Como no pudo salir en toda la sesión maratónica del día de ayer, finalmente terminó haciéndolo en el cuarto intermedio del mediodía. En algunos pasillos de la Legislatura corrió el rumor de que se había descompuesto, pero finalmente no cundió el pánico.

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A todos menos a Ibarra
Luis “El Gallego” Fernández es el padre de una de las víctimas, que había sido sindicado por Julio César Strassera como un “amenazador profesional”. Ayer comentó que pedirá disculpas por amenazar con matar a los hijos de Aníbal Ibarra. Pero aseguró que las disculpas serían para todos menos para él: “Voy a pedir disculpas a la mujer de Ibarra, al hijo de Ibarra, pero no a Ibarra. Que quede claro esto”, sostuvo.

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Despachando
“¿Podemos despachar al testigo?”, preguntó el titular del Supremo Tribunal de Justicia, Julio Maier, para despedir al director de la Guardia Urbana, Gonzalo Ruanova, que se defendió con un “no era mi competencia” a la mayoría de las preguntas. Maier, que se venía sintiendo a sus anchas ahora que el juicio cobró un estilo más similar al de un tribunal, se enojó cuando se agregaron testigos y amagó con irse. Como otros días, aprovechó para criticar a Jorge Enríquez: “No tengo la culpa de que usted se levante de la silla”, se quejó cuando el fiscal repitió una pregunta que ya se había formulado.