Dice que no puede retirarse de la política porque “uno es consultado”. Pero no piensa presentarse a un cargo. Le preocupan el gasto público, la “baja calidad institucional del Gobierno” y el “giro al centro” de la UCR. El caso Ibarra y el voto de Polimeni.
Por momentos, el estudio de Raúl Alfonsín se parece a una galería. Las paredes están tapizadas de fotos del ex presidente con distintas personalidades del país y del mundo. En la puerta de su oficina, hay una copia enmarcada del acta con la que asumió en 1983. En su momento, tachó cuatro veces la palabra “excelentísimo” señor presidente, por lo que el acta tuvo que ser enmendada. “Uno no se puede retirar de la política”, asegura el ex presidente, en diálogo con Página/12. Con un ojo puesto en las elecciones de 2007 advierte que “con Macri, López Murphy, Sobisch, Menem no hay alianza de ninguna manera”, pero tampoco “con el Gobierno, porque tiene muy baja calidad institucional”. Con el otro ojo sobre la inflación, sólo comenta: “El que se quema con leche ve una vaca y llora”.
–¿La UCR puede recomponerse tras el gobierno de Fernando de la Rúa?
–Ese gobierno fue muy perjudicial, pero a pesar de eso, tuvimos en las últimas elecciones el 15 por ciento de los votos en promedio del país.
–¿Por qué renunció a su candidatura como titular del partido?
–Tenía un núcleo duro muy en contra e íbamos a generar una discusión interna permanente durante mi gestión.
–Es la primera vez en una interna de la UCR en la que usted no tiene injerencia en los principales cargos.
–Así es. Es lamentable que esto haya sucedido... Pero esperamos que se vaya corrigiendo con el andar del tiempo.
–Con sus 78 años, ¿está pensando en retirarse de la política?
–No, no, no. Uno no se puede retirar, porque siempre es consultado. Lo que sí, si esto es retirarse, no aspiro a ninguna candidatura.
–Los gobernadores radicales se muestran más cercanos al Gobierno, mientras que el Parlamento busca un rol más opositor. ¿Qué opina?
–El partido debe ser opositor, indudablemente. Pero tiene que ser una oposición seria y no sistemática como la que sufrí yo. Deseamos que al Gobierno le vaya bien. El Gobierno deberá autolimitarse en el gasto, por el avance de la inflación. Yo estoy muy preocupado por eso, porque el que se quema con leche ve una vaca y llora.
–¿Con el nuevo titular de la UCR, Roberto Iglesias, se dio un giro a la derecha en el partido?
–El es un hombre de centro. Nosotros preferimos el centroizquierda.
–Iglesias planteó que 2007 no es un plazo suficiente para que el partido se reconstituya. ¿Está de acuerdo?
–No, tenemos que procurar ser una alternativa de gobierno en 2007. Tenemos que transitar un sendero muy angosto: con el Gobierno no podemos aliarnos, porque tiene muy baja calidad institucional, pero con la derecha tampoco. Con Macri, López Murphy, Sobisch, Menem no hay alianza de ninguna manera.
–¿Con quién sí?
–Con los socialistas, porque pensamos parecido.
–¿Y con Carrió?
–La veo demasiado drástica en sus generalizaciones: todo es mafia, todo es fachismo. No se puede considerar a este gobierno como fachista de ninguna manera. Es cuestión de ver hacia dónde se orienta el ARI.
–¿Qué le pareció la propuesta de López Murphy de crear un Foro para la Defensa de la República?
–Estoy absolutamente en contra. Sería aliarnos con la derecha.
–¿Qué sensación le dio la foto que reunió al arco opositor?
–No me pareció mal. Desde el Gobierno dijeron que era la Unión Democrática. Yo estuve muy en contra de la Unión Democrática, porque tengo experiencia suficiente como para haber vivido esa época.
–Usted era muy joven en ese momento...
–Tenía 18 años. No hay punto de comparación.
–¿Cómo ve la reforma del Consejo que impulsa el Gobierno?
–La veo mal. Se podría achicar, pero no de esta forma donde se le da el poder de veto al oficialismo. Pienso que la UCR se va a oponer.
–Sin embargo, hay siete radicales que apoyarían el proyecto...
–No sé, no sé. No conozco y no quisiera referirme a la actitud de ellos. Pero es indispensable que haya un bloque respetado, donde haya disciplina.
–¿Cómo ve el juicio político a Aníbal Ibarra?
–Estoy en contra del juicio político. Hay que defender las instituciones y su destitución no corresponde.
–¿La llamó a Florencia Polimeni para pedirle que lo absuelva a Ibarra?
–(Sonríe.) Le hablé para que defendiera las instituciones...
–Ella respondió que “Alfonsín no es mi papá”.
–Pero está muy bien. Ella debe decidir, pero eso no quiere decir que uno no aconseje.
–¿Cómo analiza el conflicto por las papeleras?
–Es un conflicto grave y serio, pero creo que se va a encontrar una solución. Pero ha habido otro problema con Uruguay, que son las posibles negociaciones de un Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, sin actuar con el Mercosur. Uruguay debería marchar junto con el Mercosur. Y Brasil y la Argentina tienen que trabajar en la industrialización de Paraguay y Uruguay.
–Usted viajó a Chile a festejar la victoria de Bachelet, ¿se puede constituir un bloque regional?
–Eso fue un tumulto extraordinario. Es una mujer con entereza moral para llevar la lucha por la desigualdad. Se avanza en una suerte de nacionalismo defensivo frente a las presiones de los poderosos. Ya tenemos alianzas con Venezuela, Chile y Uruguay, faltaría Bolivia. Me parece muy bueno el proceso en Bolivia, porque existía una suerte de apartheid: un pueblo explotado desde la época de la plata. Debemos trabajar para integrarla. En definitiva, todo el Mercosur es voluntad política.
Reportaje: W. P.
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