Néstor Kirchner anunció ayer el rediseño de los planes sociales con el declarado propósito de lograr una más justa distribución de la riqueza. Los cambios incluyen la puesta en marcha de dos nuevos programas que absorberán gradualmente a los beneficiarios del ya famoso Plan Jefas y Jefes de Hogar. Se trata del Plan Familias, que otorga un asignación de entre 150 y 275 pesos, y el Seguro de Empleo y Capacitación, de 225 pesos.

El traspaso de beneficiarios de un plan a otro será optativo, pero igualmente marca un dato político relevante: será el principio del fin del Jefas y Jefes de Hogar, el plan al que la política echó mano para afrontar la crisis del 2001 y que después fue acusado de manejo clientelar.

Kirchner justificó la medida por el evidente contraste entre los índices económicos y la brecha de ingresos entre pobres y ricos. Es que a pesar del crecimiento sistemático de la torta, el reparto de la misma continúa siendo inequitativa.

Rodeado prácticamente por la totalidad del gabinete, el Presidente reconoció que se trata de una “asignatura pendiente”. Pero, sin nombrarlos, apuntó por la injusta distribución de los ingresos a los gestores de un proceso socioeconómico que se inició con la dictadura y se consolidó en los ’90.

“Los que fueron responsables de este tremendo desastre que le tocó vivir a la Argentina, también son parte del infierno. Es un infierno que sigan hablando los que son responsables de las cosas que nos han pasado y creen que no tenemos memoria. La primera tarea para salir del infierno es tener muy buena memoria”, atizó en el Salón Blanco.

El rediseño anunciado es sencillo: promueve el traspaso de los actuales beneficiarios del Plan Jefas y Jefes de Hogar (PJJH) al Plan Familias o, alternativamente, al Seguro de Empleo y Capacitación. El principal anzuelo es un incentivo económico, ya que en ambos casos el monto de asignación mensual está por encima de los 150 pesos del PJJH y, además, no requiere de ninguna contraprestación laboral.

De todos modos, más allá del aspecto económico, Juan Carlos Nadalich y Carlos Tomada, los ministros de Desarrollo Social y Trabajo responsables de los dos programas, resaltaron el carácter “inclusivo” de los mismos, ya que generan compromisos y obligaciones tanto del Estado como de los beneficiarios.

Las principales características de los planes son:

- Plan Familias: En rigor, este plan de ingreso social ya existe y cuenta con 240 mil beneficiarios. Pero desde abril el Gobierno reformulará los montos y las características.

Así, serán beneficiadas todas las madres con hijos menores de 19 años o discapacitados de cualquier edad. En caso de que no haya mujer en el hogar, el hombre podrá optar por el traspaso y ser el titular.

La asignación variará de acuerdo con la cantidad. Con un hijo, percibirá 150 pesos; con dos, 175; con tres, 200; con cuatro, 225; con cinco, 250: con seis, 275.

El programa no exige una contraprestación laboral, pero sí un compromiso familiar de enviar sus hijos a la escuela y de realizar chequeos periódicos en hospitales y centros asistenciales.

Para alentar la participación laboral, las familias pueden seguir recibiendo la asignación del programa aunque tengan otros ingresos en el hogar, siempre que la totalidad del mismo no supere el salario mínimo, vital y móvil, que es de 630 pesos.

- Seguro de Capacitación y Empleo: Es un plan absolutamente nuevo y, según anunció Kirchner, se complementará la próxima semana con una reformulación del programa de seguro de desempleo.

La flamante iniciativa está destinada a personas desocupadas, quienes percibirán una asignación no remunerativa de 225 pesos mensuales. La ayuda se limitará a los actuales beneficiarios del Plan Jefes y Jefas de Hogar, aunque se prevé, más adelante –aún sin fecha definida–, incluir a otros actores. La prioridad la tendrán los menores de 30 años, quienes deberán concurrir a la Oficina de Empleo del municipio de su localidad.

El tiempo de permanencia en el Seguro de Capacitación y Empleo será de un máximo de dos años y se computará para la futura jubilación. Si bien los beneficiarios no tendrán que realizar una contraprestación laboral, deberán comprometerse a:

- Concurrir regularmente a la Oficina de Empleo Municipal a desarrollar un plan de búsqueda de empleo.

- Participar de actividades de orientación, formación y práctica laboral, así como de otros servicios que le ayuden a mejorar sus posibilidades de conseguir un puesto.

- Aceptar las ofertas de trabajo que surjan adecuadas a su experiencia y calificación laboral

Por su parte, el Estado les garantizará:

- Orientación laboral al desempleado y apoyo a la búsqueda de empleo.

- Intermediación laboral que vincule las demandas de las empresas y las capacidades de los desocupados.

- Formación de estudios primarios y secundarios y apoyo a emprendimientos individuales y asociativos.

- Derivación a servicios sociales.

Según Tomada, el Seguro –que se implementará gradualmente a través de convenios y acuerdos entre Trabajo, las provincias y los municipios– prevé incorporar 500 mil personas a lo largo de este año.