Los miembros de la Sala Juzgadora de la Legislatura porteña visitaron ayer el local donde funcionaba República Cromañón. En opinión de los legisladores que pidieron su realización y los fiscales, la inspección ocular sirvió para tener mayores elementos para pronunciarse en el juicio político que se le sigue al jefe de Gobierno, cuya sentencia será dada a conocer en principio el próximo 10 de marzo (ver aparte). Para la defensa, en cambio, el trámite “no agrega nada” al proceso. Los familiares de las víctimas de la tragedia se hicieron presentes en el lugar y agredieron al defensor Julio César Strassera. “Asesino”, le gritaron al ex fiscal del juicio a las Juntas Militares, a quien escupieron y le arrojaron gaseosa.

La recorrida por Cromañón empezó pasadas las 10. Fue el legislador macrista Daniel Amoroso quien pidió visitar el lugar y la mayoría de los miembros de la Sala Juzgadora acompañaron su pedido. La visita fue autorizada por el juez Néstor Costabel, quien tiene a su cargo la causa judicial de la tragedia.

Al boliche entraron sólo los integrantes de la Sala Juzgadora, los tres fiscales –Jorge Enríquez, Jorge San Martino y Rubén Devoto– y Stra- ssera junto a Julio Golodny, otro de los defensores de Ibarra. De los 15 legisladores que tienen que definir el futuro de Ibarra, sólo once estuvieron en el momento del trámite: Beatriz Baltroc y Héctor Bidonde, del Interbloque de Izquierda; los macristas Marcelo Meis, Jorge Distéfano, Silvia Majdalani y Daniel Amoroso; los kirchneristas Sebastián Gramajo y Helio Rebot; la ibarrista Laura Moresi y Facundo De Filipo, del ARI.

Del otro lado de las vallas que rodean Cromañón quedaron los familiares que fueron hasta el lugar y también algunos militantes del Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST) y el Movimiento Teresa Vive, que dedicaron cánticos e insultos a los defensores de Ibarra. “Fijate bien cómo murieron los pibes..., fijate los arañazos que hay en las paredes...”, le gritaron a Strassera al entrar al boliche. A la salida lo trataron de “asesino” mientras daba junto a Golodny su impresión de la visita y algunos familiares escupieron a ambos y les tiraron gaseosa.

“No me van a silenciar, no tengo miedo de enfrentarlos, porque yo no me llamo Farías Gómez, me llamo Strassera”, sostuvo el ex fiscal y remarcó –en referencia a Hugo Santillán, el mismo que amenazó con matar a los hijos de Ibarra– que “uno de los que estuvo en los incidentes hasta justificó la dictadura cuando dijo que había sido necesaria la represión”.

Strassera declaró que la visita “no agrega nada” y lo mismo Golodny. En su caso evaluó que sólo aporta una “dosis de patetismo que no era necesaria a esta altura, porque esto sensibiliza a los familiares”.

Los legisladores se quedaron con otra impresión. “Fue muy dura y dolorosa, pero a la vez muy valiosa, porque pude ver por ejemplo que realmente no había salidas de emergencia”, aseguró Amoroso. Meis manifestó que la visita le “sirvió para sumar a la evaluación de toda la prueba y agregó que “resultó evidente que Cromañón careció de todo tipo de control y se convirtió en una trampa mortal”.

Sanmartino dijo haber confirmado que “las puertas que debían estar clausuradas estaban habilitadas y las que debían estar abiertas estaban cerradas con candados” y también habló de “trampa mortal”. A Baltroc la recorrida le fue útil para verificar que “desde el principio existieron serias anomalías en la habilitación del edificio”. Al respecto, subrayó que, si bien “otros gobiernos tuvieron responsabilidad” en la habilitación de “un local no apto para espectáculos masivos”, los controles durante la gestión de Ibarra “no modificaron la situación”.