Los fiscales Luis Comparatore y Patricio Evers pidieron penas de hasta nueve años y medio de prisión para los apropiadores de la menor Evelyn Vázquez. En la acusación que ayer presentaron frente a la jueza María Romilda Servini de Cubría, los fiscales sostienen que “se encuentra acreditado que el matrimonio de Policarpo Vázquez y Ana María Ferra recibió de una persona de rango militar desconocido, de apellido Salles o similar, una niña recién nacida a la que procedieron a anotar como su hija biológica, mediante la obtención de un certificado de nacimiento ideológicamente falso”.

En su acusación, y luego de repasar el caso, los fiscales solicitaron nueve años y medio de prisión para el ex marino Policarpo Vázquez, nueve años para su esposa Ana María Ferra y seis años para la partera Justina Cáceres, por haber firmado un certificado de nacimiento en el que se falseaban los datos filiatorios.

Evelyn Vázquez, según el nombre que le dieron sus apropiadores, nació en 1977 en la maternidad de la ESMA. Hace cinco años la joven se negó a someterse a los análisis de ADN para determinar su origen biológico. Luego de diversas presentaciones judiciales, con la abstención del juez de la Corte Suprema Juan Carlos Maqueda, los restantes integrantes del máximo tribunal de Justicia le dieron la razón a la joven y sostuvieron que se debía proteger su derecho a la intimidad. A pesar de no contar con el estudio de ADN, los fiscales sostuvieron que esto “no es obstáculo para afirmar que, pese a desconocer quiénes son sus padres biológicos, existen elementos suficientes para afirmar que no es hija de los acusados. Siendo su origen más aproximado al de aquellos chicos nacidos en cautiverio durante los años 1976 en adelante”.

En su acusación, los fiscales sostuvieron que “la niña es hija biológica de Susana Beatriz Pegoraro y de Rubén Bauer, privados de su libertad en forma ilegítima como miles de personas que todavía se encuentran en calidad de desaparecidos”.

Al pormenorizar los antecedentes del proceso, Comparatore y Evers destacan que “el 15 de marzo de 1999, Vázquez prestó declaración y admitió que Evelyn no era su hija biológica sino adoptada”. Explicaron que “en 1978, el acusado trabajaba en el centro de cómputos del edificio Libertad, donde una persona a la que identificó como El Turco le dijo que había una criatura para adoptar sin papeles”. Como única referencia sobre El Turco, había dicho que lo “había visto en la Base Naval de Mar del Plata en 1976”. El ex marino reveló que le había comentado el tema a su mujer y que finalmente decidieron aceptar a la niña, “porque si no la adoptaban la iban a matar”. Vázquez negó conocer a los padres y dijo “no estar seguro de si estaban vivos o desaparecidos”. En su indagatoria judicial, el ex marino no se privó de considerar que la niña “estaba en sus manos por un mandato divino”. Argumento al que su esposa Ferra también abonó cuando dijo que “la llegada de Evelyn fue una bendición de Dios”.

Susana Beatriz Pegoraro, madre de Evelyn, fue secuestrada el 18 de junio de 1977 cuando estaba embarazada de cinco meses. Se encontraba en la estación Constitución de trenes junto a su padre, Juan Pegoraro, quien también permanece desaparecido. Rubén Bauer, padre de la joven, desapareció el mismo día en la ciudad de La Plata.

Al calificar las penas que reclaman para los acusados, y luego de afirmar que “los acusados criaron a la niña ocultándole su verdadera identidad”, los fiscales sostienen que “nos encontramos frente a un hecho de extremada gravedad que afectó de manera esencial la propia formación de la identidad de una persona desde el mismo instante de su nacimiento”. Calificaron al caso como un claro “delito de lesa humanidad”. Luego de estos enunciados, Comparatore y Evers afirman que el castigo a los acusados es “un imperativo ético de un estado democrático de derecho”.