Mié 08.03.2006

EL PAíS  › ENCE NO DESCARTO SUSPENDER LA OBRA SI AYUDA A SOLUCIONAR EL CONFLICTO

En la buena senda del armisticio papelero

El vicepresidente de la papelera española Ence, abrió la puerta a una eventual suspensión de la obra en Fray Bentos si ayuda a destrabar el conflicto entre Uruguay y Argentina. Es la primera vez que una de las papeleras admite la detención de los trabajos.

› Por Pedro Lipcovich
Desde Madrid

La empresa Ence, que construye una planta de celulosa en Fray Bentos, abrió las puertas a la posibilidad de que las obras se interrumpan durante un tiempo para permitir que los gobiernos de Uruguay y Argentina lleguen a un acuerdo. “Las obras se suspenderán por algo, no porque sí: si se trata de un escenario en el cual nuestros derechos queden salvaguardados, lo tendremos que considerar”, afirmó Juan Ignacio Villena, vicepresidente de la firma española, durante un diálogo con periodistas argentinos. El funcionario explicó que Ence empezó a plantar eucalipto en Uruguay en 1988 y contó que inicialmente recurrieron a un socio local porque “buscábamos a alguien que nos presentara gente”. Actualmente, el 50 por ciento del abastecimiento de la planta de Ence en Huelva, España, se efectúa con madera uruguaya. Villena afirmó que las autoridades técnicas uruguayas “están en proceso de capacitación” para establecer un sistema de monitoreo ambiental sobre las plantas: “Hoy no lo tienen”. Para autorizar la construcción, esos funcionarios “hicieron cursos de capacitación en Europa, y nosotros colaboramos en ese proceso de aprendizaje”. El funcionario aseguró también que, si bien la planta de Fray Bentos empezará produciendo 500.000 toneladas anuales de pasta celulosa, proyecta duplicar esa producción.

Preguntado por la actitud de Ence ante la posibilidad de que, para llegar a un acuerdo entre Argentina y Uruguay, sea conveniente una suspensión temporaria en la construcción de las plantas, Villena, vicepresidente del Consejo de Administración de Ence, contestó textualmente: “Si se plantea un escenario en el cual nosotros no perdemos nuestros derechos, pues lo tendremos que considerar; si efectivamente hay un acuerdo entre los gobiernos y nos proponen algo concreto que deje nuestros derechos salvaguardados. Este proyecto está corriendo conforme a las autorizaciones recibidas, conforme a la normativa europea, americana y mundial. Entiendo que hay un gran debate entre los gobiernos, habrá que clarificarlo y nosotros estamos para apoyar todo lo que sea clarificación”. Al mencionársele un concreto lapso de 90 días, Villena respondió: “Las obras se suspenderán por algo, no porque sí. Al acuerdo que lleguen las partes para hacer lo que sea, para dar salida a esto, pues ya nos lo dirán. Y en la medida en que no altere nuestros derechos, lo consideraremos”.

En cuanto a la posibilidad de que la empresa hubiera efectuado fallidas tratativas previas con Argentina, y concretamente con algún funcionario del actual gobierno entrerriano, Villena respondió rotundamente que no, y explicó que la opción por Uruguay data de 1988. Desde entonces, Ence fue comprando tierras, donde plantó eucaliptos, hasta llegar a una superficie que el funcionario no quiso precisar pero, admitió, “es superior a las 100.000 hectáreas”. Esto se traduce en el hecho de que, ya en la actualidad, “el 50 por ciento del abastecimiento de nuestra planta de Huelva se efectúa con madera de procedencia uruguaya”. La de Huelva y la de Pontevedra son las dos plantas que Ence posee en España y que, según cifras de la empresa, cubren el 21 por ciento del mercado europeo de pasta de papel a base de eucalipto. La razón de haber elegido Uruguay estaría en que “sus suelos se prestan bien para el Eucalyptus globulus, que utilizamos en nuestras plantaciones; los suelos de Entre Ríos, en cambio, se prestan mejor para el Eucalyptus grandis”, sostuvo Villena.

En todo caso, las causas de la opción por Uruguay deben rastrearse a fines de la década del ’80, y el vicepresidente de Ence explicó cómo hizo su empresa para hacer pie en el Cono Sur: “Empezamos en 1988 con un socio local”. El socio local era imprescindible porque “cuando llegamos, no conocíamos a nadie, y buscamos a alguien que nos presentara gente”, explicó el vicepresidente de Ence. El socio local fue “la familia Otegui”. Dos años después, ya todas las presentaciones habían sido efectuadas, de modo que “desde 1990, seguimos solos”. Una fuente próxima a Ence agregó que “después, los Otegui pasaron a ser socios de Botnia” (la empresa finlandesa que construye otra papelera en las proximidades de Fray Bentos).

El funcionario de Ence aseguró que los sistemas de control de emisiones al ambiente de su planta en Fray Bentos serán “copiados de los de nuestra planta de Huelva”, donde las autoridades “nos tienen muy controlados”. En cuanto a las autoridades uruguayas, todavía “están montando su sistema de monitoreo. De acá a dos años tienen que tenerlo montado. Hoy no lo tienen”, afirmó Villena. Cuando se trató de otorgar el permiso para instalar la planta de celulosa, “las autoridades uruguayas no sabían cómo dar la autorización; tardaron dos o tres años. La autorización a Botnia, que fue posterior, les llevó alrededor de un año”. El directivo de Ence comentó que los funcionarios uruguayos “hicieron cursos de capacitación en Europa, y nosotros tuvimos que colaborar en ese proceso de aprendizaje. Ahora están en proceso de formación para el monitoreo”. Villena insistió en que, en cuanto a los niveles de protección del ambiente, “vamos a hacer lo mismo que en Europa, ya que nuestros clientes mismos nos lo exigen: cobramos precios altos porque mantenemos niveles de alta calidad”.

Según aclaró también el representante de Ence, “nuestra planta en Uruguay estará en condiciones de producir un millón de toneladas anuales o más de pasta de celulosa. En una primera etapa, nos limitaremos a 500.000 toneladas, porque no queremos presionar el mercado”, ya que la política de la empresa es “tener siempre menos celulosa de la que nos piden”. Pero “tenemos plantaciones forestales en Uruguay como para duplicar la producción: nuestro objetivo no es quedarnos en medio millón”.

Villena señaló que su empresa, a diferencia de la finlandesa Botnia, “no tiene camiones bloqueados ni ha sufrido ningún perjuicio económico como consecuencia de las protestas del lado argentino” y se mostró sorprendido por los alcances del conflicto planteado entre ambos países: “Pensábamos que esto se iba a disolver como un azucarillo”.

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