Dom 12.03.2006

EL PAíS  › LA INVITACION DE RUCKAUF A REPUDIAR EL PLAN CONDOR

El camaleón

› Por Eduardo Tagliaferro

Los días 6 y 7 de abril, legisladores de 22 países participarán del Parlamento Latinoamericano. En la nota en la que se invita a los diputados y senadores argentinos a participar del cónclave se subraya la presencia de “expositores destacados”. Se movilizarán, resalta el texto, “en torno del tristemente recordado Plan Cóndor”, como se denominó al plan criminal que reunió a las dictaduras latinoamericanas en la persecución, detención, tortura y desaparición de muchos opositores. Encabezada con el logo de la delegación argentina del Parlatino, la misiva dirigida a los legisladores nacionales llama la atención porque además de la firma de la secretaria de comisiones, la senadora salteña Sonia Escudero, también lleva, a la derecha de la hoja, la del vicepresidente local del organismo, el bonaerense Carlos Ruckauf. El mismo que siendo ministro de Trabajo de María Estela Martínez de Perón firmó el decreto 261 de 1975, conocido como de “aniquilamiento”. Decreto que dio carta blanca a las Fuerzas Armadas y que significó una escalada en la implementación del terrorismo de Estado.

“Me siento muy orgulloso de haber firmado ese decreto de puesta de operaciones para aniquilar el accionar subversivo”, dijo Ruckauf cuando participó de la campaña electoral que lo consagró gobernador de la provincia de Buenos Aires. Aquella definición de 1999 contrasta de plano con la nota firmada por Ruckauf el 1º de marzo, en la que se define al Plan Cóndor como una “ignominiosa maquinaria de represión y muerte”.

A los olvidadizos, la firma de Ruckauf podría no decirles nada. Para uno de los diputados consultados por este diario, el arista Eduardo Macaluse, el hecho no pasa desapercibido. “El destino es irónico, el oportunismo no tiene límites”, dice sobre la convocatoria que suscribe Ruckauf en su condición de vicepresidente de la delegación argentina del Parlatino.

Para integrar el organismo, a los legisladores argentinos les basta con ser promovidos por su propia bancada. La palabra final la tienen los presidentes de ambas cámaras. La proporcionalidad política que cada bloque tiene en los cuerpos es uno de los criterios que suele tenerse en cuenta. Si bien el plenario del Parlatino funciona no más de una vez al año, sus comisiones se encuentran por lo menos dos veces en cada año legislativo.

Algunas de ellas son las que se darán cita el 6 de abril, cuando en el Salón Azul comiencen las reuniones del Parlatino. Allí, con su mejor sonrisa los esperará quien en 1975 era el ministro más joven del gabinete de Isabelita. Aquel abogado del Sindicato del Seguro que llegó al Ministerio de Trabajo con el espaldarazo del emblemático referente de las 62 Organizaciones Peronistas, Lorenzo Miguel.

Ruckauf participa del Parlatino desde que ocupó una banca de diputado en diciembre del 2003. Llegó a diputado en la llamada “lista de los fueros”, que incluía cerca de la mitad del gabinete de Eduardo Duhalde. Antes de asumir tuvo que sortear dos impugnaciones. Una de ellas fue por su papel en la desaparición de 14 operarios de la fábrica Mercedes Benz en la Argentina. Los obreros trabajaban en la planta Cañuelas de la firma alemana. Formaban parte de una lista de 115 trabajadores despedidos en octubre de 1975, cuando Ruckauf era ministro de Trabajo. Durante el Juicio por la Verdad en La Plata, la periodista alemana Gabriela Weber entregó una carta firmada por quien era titular de la casa matriz de Mercedes Benz, Hanz Martin Schelyer, que llevaba un informe de la filial argentina. Señalaba que “los despidos mencionados eran un pedido urgente del entonces ministro de Trabajo y de la dirección de Smata, que ha pedido más despidos todavía”. Los miembros del directorio argentino también subrayaron a su casa matriz que “querían apoyar el esfuerzo del ministro de Trabajo y Smata de eliminar elementos subversivos de las fábricas”. Eran tiempos en los que Ruckauf declaraba por TV que “la guerrilla de fábrica se debe a los sectores empresarios que tomaron militantes de ultraizquierda para romper las conducciones sindicales peronistas”.

En defensa de aquel decreto “aniquilador”, Ruckauf aseguró que la represión a la que se llamaba sería dentro de la ley, pero que luego del golpe de Estado todo fue al margen de ella. Lo cierto es que antes del golpe la Triple A era la que llevaba adelante la persecución ilegal. Represión que bandas como la de Aníbal Gordon hicieron al amparo de la SIDE y otras reparticiones oficiales. Gordon y su banda fueron junto al general Otto Paladino, luego del golpe del 24 de marzo de 1976, quienes regentearon el centro clandestino de detención Orletti, una de las bases del Operativo Cóndor en la Argentina.

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