Vie 31.03.2006

EL PAíS  › BEATRIZ DE HOLANDA LLEGO JUNTO A MAXIMA Y SU MARIDO

Una reina con inquietudes

La reina de Holanda llegó en visita protocolar. Estuvo en la Casa Rosada y en el Congreso. Preguntó sobre represores y bebés nacidos en cautiverio. Su consuegro fue funcionario de Videla.

Inevitablemente el sombrero de Beatriz generó numerosos comentarios en la Casa Rosada. Pero la visita de la reina de Holanda tuvo un cariz que excedió lo protocolar y en su cabeza también hubo inquietudes sobre lo ocurrido en la Argentina durante los años de plomo. No se trata de un dato menor, y mucho menos cuando su consuegro Jorge Zorreguieta ocupó el cargo de secretario de Agricultura y Ganadería durante la última dictadura militar.

Beatriz visitó a Néstor Kirchner acompañada por su hijo, el príncipe Guillermo, y su nuera Máxima. La reina fue recibida en el Salón Blanco de la Casa de Gobierno por el Presidente y su esposa Cristina Fernández. Un clima ameno y distendido predominó la ceremonia de bienvenida y entre los presentes –el canciller Jorge Taiana entre ellos– sobraron las sonrisas.

La comitiva holandesa pasó luego a un salón enfrentado al de Kirchner, donde le prepararon un living con sillones ad hoc, algo con que no cuenta el despacho presidencial. Otra vez el protocolo se impuso sobre la informalidad K. En el diccionario de la realeza las mesas son para negociar y, como aquí no había nada de ello, los visitantes pidieron evitarlas. Máxima contó los esfuerzos de su esposo para aprender castellano y Guillermo sorprendía de tanto en tanto mechando en sus respuestas algún vocablo en español. La reina, en cambio, se valía de un traductor. De todos modos, no hubo impedimento para entender de qué se trataban los regalos que se intercambiaron.

Cristina le obsequió a la reina un tulipán tallado en oro y plata, al príncipe una bombilla y un mate, y a Máxima una obra plástica tallada en ónix y rodocrosita. Se trata de la piedra rosada, conocida también como Rosa del Inca y considerada la piedra nacional argentina. Por su parte, la monarca holandesa le obsequió al presidente Kirchner dos cuadros antiguos sobre Latinoamérica. De la Rosada, los holandeses cruzaron hacia el Banco Nación con Cristina. Participaron, junto al Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, entre otros, de una muestra sobre Anna Frank –que recuerda la vida de la niña que vivió escondida entre 1942 y 1944 en Amsterdam durante la invasión nazi a Holanda y a quien finalmente mataron– y la última dictadura. Fue entonces que Beatriz preguntó por los bebés secuestrados en los centros clandestinos de detención y por los represores Alfredo Astiz y Luciano Benjamín Menéndez.

Después de participar en la muestra, que forma parte de un acuerdo de cooperación entre Argentina y Holanda, la reina marchó hacia el Congreso de la Nación, donde fue recibida por el vicepresidente Daniel Scioli.

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