Lo de Alberto Fernández y Jorge Telerman ya parece un verdadero culebrón, y ayer sumó un nuevo capítulo: el jefe de Gabinete aseguró que al jefe de Gobierno porteño “hay que ayudarlo a que le vaya bien y lo vamos a ayudar en lo que esté a nuestro alcance, como ayudamos a todos los gobiernos de la Argentina”. La declaración de Fernández no consiguió borrar la imagen de la jura de los ministros de Telerman sin kirchneristas ni funcionarios nacionales, una ausencia fundada en una orden expresa de la Casa Rosada que, además, viene poniendo freno a la incorporación de cuadros K a las segundas líneas de la administración porteña.

El faltazo del kirchnerismo a la ceremonia de puesta en funciones del gabinete porteño se convirtió esta semana en el tema central de la novela que vienen protagonizando Fernández y Telerman. “No habrán tenido tiempo”, ironizó al respecto el jefe de Gobierno en el reportaje que ayer publicó Página/12, y fue evidente en cuanto a su complicada relación con el jefe de Gabinete –ratificado por Néstor Kirchner como su operador político en la ciudad– cuando dijo: “Los que convivimos en un territorio siempre tenemos pujas menores, pero que después la realidad las supera”.

Fernández, quien apostó abiertamente por la continuidad de Aníbal Ibarra, manifestó no saber “por qué le han dado tanta trascendencia” a la ausencia de kirchneristas en la jura de los ministros porteños y agregó: “A Telerman le tiene que ir bien porque nosotros necesitamos que después de semejante crisis que vivió la ciudad los porteños estén mejor”.

El papel de Fernández en este nuevo capítulo no difirió del que viene jugando desde la destitución de Ibarra. En privado no se muestra plenamente dispuesto a acompañar en forma activa a Telerman en su gestión, pero en público es un dechado de diplomacia. La tropa K porteña que le responde se confiesa desconcertada y no sabe si avanzar sobre los cargos en las segundas líneas de la administración local que ponen a su disposición. Fernández aseguró, además, que “la relación entre Telerman y Kirchner es buena” y después de apuntar que van a “ayudar” al jefe de Gobierno, se quejó de que “cada vez que digo esto se interpreta como un desaire a la Ciudad de Buenos Aires y no es así”. Será porque afirmó también “no recuerdo jamás haber ido a la asunción de ningún ministro de ningún gobierno en la Argentina”, mientras los archivos periodísticos dan cuenta de que el 9 de diciembre de 2003 estuvo presente en el Teatro San Martín en la puesta en funciones del gabinete de Ibarra.