Dom 02.04.2006

EL PAíS  › HOMENAJE A LOS DESAPARECIDOS EN LOS BARRIOS

Las baldosas de la memoria

Barrios x la Memoria y la Justicia comenzó una campaña en la que se pegan adhesivos en las veredas de lugares donde desaparecieron vecinos. En el futuro, esperan, serán baldosones permanentes en homenaje. Las reacciones de los que reciben el homenaje frente a sus casas.

“Aquí vivió María Gabriela Juárez, militante popular desaparecida el 19 de abril de 1978 por el terrorismo de Estado”, dice una lámina pegada en la vereda como una marca para que los vecinos mantengan siempre los pies en la memoria. La ciudad de Buenos Aires amaneció el 24 de marzo con cientos de estos carteles frente a casas y edificios. La iniciativa, si bien sorprendió a los vecinos, fue parte de las actividades de Barrios x la Memoria y la Justicia, que agrupa desde 2005 a los grupos vecinales de derechos humanos de veinte barrios porteños. “La idea es que estos carteles se transformen en baldosones de 30 por 40 centímetros de cemento, que tengan la misma leyenda. Y que lleguen a todo el país”, explica a Página/12 Leandro Mórtola, de la Comisión por la Memoria, la Verdad y la Justicia de Liniers, Villa Luro y Mataderos.

La iniciativa empezó con una propuesta de Osvaldo López, de Encuentro por la Memoria, un grupo que milita en lo social y en derechos humanos en Barracas, La Boca y San Telmo desde 1996. Durante sus diez años, Encuentro impulsó el trabajo en los ex centros clandestinos de detención El Atlético y Garage Azopardo. A este grupo se sumó Vecinos de San Cristóbal contra la Impunidad, que nació en 1998 con el escrache al represor Héctor Vergés y que consiguió la expropiación del ex centro clandestino de detención de Virrey Cevallos. Hace dos años, hicieron un homenaje a los desaparecidos del barrio: colocaron un jacarandá y una placa por cada uno en la avenida San Juan, de Entre Ríos a Boedo. Los distintos grupos se componen de amigos y familiares de desaparecidos, militantes y vecinos que se acercaron a las asambleas en 2001.

En una reunión con vecinos de Liniers y de San Cristóbal, López propuso señalizar en cada barrio los lugares donde vivieron, donde estudiaron, donde trabajaron, donde militaron o donde fueron secuestrados los desaparecidos de cada barrio. “La propuesta implica reconstruir sus historias de vida, reivindicar su compromiso político y poner el baldosón como marca de su paso por los barrios”, cuenta López. A partir de su propuesta se formó la coordinadora Barrios x la Memoria y la Justicia. En la primera reunión, a mediados de 2005, eran grupos de seis barrios, pero luego fue creciendo hasta llegar a veinte, dado que florecieron nuevas organizaciones en cada zona de la Capital. “Todos juntos pusieron las láminas el 23 a la noche, para que amaneciera el 24 con la señalización. Allí después se van a poner los baldosones. Pusimos el primer baldosón de cemento en Floresta, en el corralón municipal. Después en Colegiales, con los padres del nieto recuperado Juan Cabandié. Y en Parque Patricios se puso la de Norberto Morresi”, relata López.

“Le tocábamos la puerta a cada vecino y le contábamos quién había vivido ahí. Los familiares del desaparecido le relataban anécdotas al vecino y lo que recordaban del lugar”, asegura Mórtola. Las reacciones fueron diversas. “En Almagro, a la directora del Normal 7 le encantó la idea. Para pegar el afiche de la alumna y de una profesora desaparecida hicieron un acto con todos los estudiantes”, recuerda López, que logró que la iniciativa alcanzase a Jujuy y a La Rioja, donde colocaron un baldosón en homenaje al obispo Enrique Angelelli, asesinado por la dictadura. “Se encontraron con vecinos que conocían a los desaparecidos, porque mucha gente sigue viviendo en el mismo lugar después de tantos años”, explica. En La Boca, la pegatina fue acompañada por una marcha con antorchas.

En Liniers, en cambio, encontraron algunas láminas arrancadas. “Un motivo puede ser que el miedo sigue existiendo y que el vecino siente que su casa queda marcada. Pero no importa, se pondrán 30 mil veces más”, sostiene Mórtola, cuyo grupo inició las recorridas desde que se creó en 1996. En sus diez años de historia, idearon diversos homenajes, como una plantación de árboles en la plaza Martín de Yrigoyen, un mural, una placa y un libro, Por la memoria, que rescata las historias de cada uno. El objetivo es ahora reconstruir el resto de las vidas. “La idea es publicarlas como testimonio de los barrios”, explica López. En Liniers se hicieron varias recorridas antes de la del 23. “En la última recorrida del año pasado, llegamos a una casa, sale el dueño y no nos deja pegar el cartel. Pero después se nos acerca la vecina de enfrente y nos cuenta que había otros familiares en esa cuadra, unos viejitos a los que les secuestraron al hijo y todos los años salen a esperarlo en la misma fecha”, relata Mórtola. También recuerda que “otra vecina, cuando le empezamos a hablar, recordó a una familia que había desaparecido entera. Y se acordó de que ellos sacaban las mesas y sillas a la calle y ponían música para juntar a los vecinos. Para ellos, el compartir era algo de todos los días, y es lo que tratamos de recuperar”.


Informe: Werner Pertot.

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