Dom 02.04.2006

EL PAíS  › VOCES EN EL ENCUENTRO SINDICAL DE LA CTA EN MAR DEL PLATA

De cal y de arena

Fue una reunión a veces ríspida, pero sin las fracturas que se esperaban y eran posibles, con un debate sobre la creación de un nuevo movimiento.

› Por Martín Piqué

Son cuatro miradas distintas y en algunos casos opuestas, pero reflejan a la perfección la variedad que reina en la Central de Trabajadores Argentinos. Las diferencias se expresaron en el 7º congreso que sesionó en Mar del Plata, un encuentro que había generado expectativas y temores acerca de eventuales fracturas. Pero no las hubo. Sin embargo, varios interrogantes se abren hacia el futuro ¿Cómo se concretará en los hechos la idea de crear un nuevo movimiento político? ¿Para todos significará lo mismo? ¿Qué hará el kirchnerismo? ¿Podrá convivir con quienes proponen crear una alternativa electoral que compita con el oficialismo en el 2007? A continuación, algunas pistas de lo que vendrá.

- Marta Maffei, diputada (ARI) y ex secretaria adjunta de la CTA.

–¿Se va conforme con el resultado del congreso?

–El Gobierno tiene un proyecto hegemónico muy fuerte de disciplina al Presidente. Es un sesgo particular del país que se ha acentuado hacia una disolución de la oposición. Es como si los opositores estuvieran en el lugar de los locos que hablan solos y no tienen ningún eco. Yo pretendo que la CTA no sea eso, y que abra, como lo hizo en sus estatutos, la posibilidad de que las minorías sean escuchadas dentro de la central.

–¿Temió que ese proyecto hegemónico se trasladara a la CTA?

–Yo no temía que la central pudiera hacer esto. Temía que algunos sectores hoy hegemónicos aliados al Poder Ejecutivo Nacional quisieran convertir a la CTA en algo parecido...

–¿Quiénes?

–Muchos, hay muchísimos sectores hoy en la central que tienen un fuerte alineamiento con el Poder Ejecutivo Nacional.

–¿Se refiere a D’Elía y Depetri?

–Claro. Tienen una hegemonía fuerte pendiente del Ejecutivo y no quisiera que esas prácticas que ya deterioran mucho la vida política institucional pudieran avanzar aquí, con el riesgo de deteriorar también la central. Así que me alegro, obviamente de que no suceda. Es una prueba de que la racionalidad democrática en materia sindical sigue existiendo.

- Luis D’Elía, subsecretario de Tierras y miembro de la mesa nacional.

–Una de las mociones proponía que los afiliados con cargos en el Gobierno no pudieran acceder a puestos de dirección ¿Era dirigida a usted?

–Pudo estar dirigida hacia mí y hacia Carlos Custer, embajador en el Vaticano. No era sólo yo, había varios, y en los órdenes provinciales y municipales también. Pero fue derrotada ampliamente. Como fue también derrotada la postura de condenar al Gobierno y de repudiar al ministro del Interior y al jefe de Gabinete por los episodios de Las Heras. Esas mociones perdieron por más del 90 por ciento del congreso.

–¿Se siente a gusto al salir a defender a los Fernández?

–Ehhh... Mire, yo lo banco a Kir-chner. Y lo banco desde la autonomía. La autonomía sirve para oponerse o para apoyar. Es el grado más superlativo de la libertad. Esa autonomía fue la que nos permitió apoyar a Kirchner y decirle que no a Lavagna, a Duhalde o a algunos intendentes del PJ.

–¿Usted no está confundiendo autonomía personal, de tener capacidad para decidir libremente, con la construcción de un movimiento autónomo?

–En la CTA hay un debate sobre la autonomía. Yo comparto lo que dijo Víctor (De Gennaro): que la CTA nunca puede estar atada a ningún gobierno, grupo económico o partido. Aunque por otro lado, le digo que desde la autonomía se puede apoyar al Gobierno reservándonos la opinión en algunas cuestiones. También se puede ser opositor. Es el ejercicio de la libertad.

- Claudio Lozano, diputado (Fuerza Porteña), mesa nacional.

–En la CTA, bajo el paraguas de la democracia interna y la autonomía, ¿no hay una situación que no se termina de definir?

–Esa es una visión que reduce a la CTA a algunos dirigentes que integran su mesa nacional, y no a lo que hubo hoy aquí, que es la representación de casi 8 mil delegados congresales que representan a más de un millón de trabajadores. El tema de la relación con el Gobierno no se transforma en prioridad cuando uno incorpora el conjunto del debate. Acá hay una central que ha demostrado la posibilidad de democratizarse hacia adentro y que avanza en una movilización por cuestiones que hay que resolver.

–Hay sectores que entienden de muy distintas formas la reafirmación de construir un nuevo movimiento político.

–Ese es un debate legítimo. Acá quedó aprobado un despacho sobre el movimiento político donde el mismo se entiende como la capacidad de articular a diversos sectores de la comunidad y de los sectores populares en torno a un proyecto de país. Y crear formas de participación popular en las decisiones que permitan sostener un proceso de transformación. No hay formas de disciplinar el comportamiento de los principales ganaderos del país, si uno no tiene a los trabajadores organizados al interior de las empresas. No hay forma de hacerlo desde el aparato estatal, burocrático.

- Carlos Chile, MTL, representante de la minoría.

–¿Qué balance hace de este congreso?

–Es un congreso histórico, un congreso refundacional. Hay una maduración colectiva dentro de la CTA que no es fruto de una maduración intelectual, sino del 19 y 20 de diciembre, donde la gran lección para todos nosotros fue que ninguno estaba en condiciones de resolver por sí solo los problemas de fondo. Más allá del heroísmo de nuestro pueblo, de los muertos y las movilizaciones, el poder se recompuso y el modelo neoliberal mostró una extraordinaria capacidad táctica de modificarse.

–¿Qué tareas imagina para la CTA hacia el futuro inmediato?

–Esta es una central que madura, que dice que la disputa no es con la CGT, sino con nosotros mismos. Porque hay que salir a buscar a los 10 millones de trabajadores que no están afiliados a ninguna de las dos centrales. La CGT está inhabilitada porque no ha sido capaz de modificar el concepto clásico del sindicalismo emergente del capitalismo keynesiano y sigue practicando la política que instaló Vandor. En cambio, la CTA es joven y entendió los desafíos que significa enfrentar este modelo. A partir de eso inicia un proceso que ubica como eje construir poder territorial.

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