Dom 02.04.2006

EL PAíS  › URUGUAY NEGOCIA SIN PARALIZAR OBRAS

Hablar, sin parar

El canciller oriental repitió que se hablará de controles y monitoreo de las papeleras, pero “sobre la base de que se construyen”. Botnia no para 90 días, sino los pocos de vacaciones.

› Por Laura Vales

Uruguay está dispuesto a que se realice un monitoreo conjunto de las plantas de celulosa, pero no aceptará que Argentina condicione su construcción. El canciller Reinaldo Gargano lo reiteró ayer, en una jornada en la que el gobierno de Tabaré Vázquez hizo nuevos gestos de dureza. “Negociamos sobre la base de que las papeleras se construyen. Vamos a defender nuestro derecho soberano a que se hagan los emprendimientos fabriles que entendamos que deban hacerse”, fueron las palabras de Gargano. Al mismo tiempo, un vocero de la presidencia uruguaya confirmó a Página/12 que la empresa Botnia no está dispuesta a suspender por 90 días sus trabajos de construcción. Los directivos llegados de Finlandia le hicieron saber al jefe de Estado uruguayo que va a parar sólo por dos semanas y “después verán si sigue cooperando”.

La marcha atrás en la paralización de las obras había sido comunicada el jueves al sindicato de la construcción de Fray Bentos. Botnia revisó su postura luego de que los responsables de la compañía desembarcaran en Montevideo para hacerse cargo de la crisis. Hay una discusión abierta sobre quién pagará los sueldos de los 2100 obreros mientras no trabajen. Según los cálculos del sindicato, 90 días de suspensión tendrán un costo de 5 millones de dólares. “Lo que la empresa le hizo saber es que va a parar desde el 7 al 21 de abril, y ahí va a evaluar si sigue cooperando”, dijo ante la consulta de este diario un vocero del gobierno uruguayo. Es de destacar que esos días son los tradicionales en los que el gremio oriental de la construcción siempre se toma vacaciones. Otras fuentes gubernamentales mencionadas por el diario El País señalaron que, en las tratativas con los funcionarios orientales, Botnia se quejó de que no se haya establecido quién se hará cargo de los costos y amenazó con irse.

Mientras tanto, el jefe de Gabinete argentino, Alberto Fernández, y el secretario de la presidencia uruguayo, Gonzalo Fernández, continúan negociando el acuerdo para concretar la suspendida cumbre de presidentes. El jueves, Argentina envió una propuesta que todavía no ha sido contestada de manera formal, aunque hay “un ida y vuelta permanente” entre los dos Fernández, aseguran en Montevideo. Gargano sostuvo que Uruguay “no descarta” la idea de crear una nueva comisión binacional que realice un estudio del impacto ambiental de las papeleras. El canciller dijo que su país “está poniendo la mejor buena voluntad” para encontrar una solución al conflicto, pero aclaró que “se negocia sobre la base de que las plantas se construyen, de que no contaminan y que vamos a abrir el camino para que su construcción y su gestión esté a cargo de gente de los dos países. Uruguay va a defender el derecho soberano a que se construyan los emprendimientos fabriles que entienda el gobierno uruguayo que deben hacerse”, añadió.

Por su parte, el gobernador de Entre Ríos, Jorge Busti, acusó a Botnia de querer obstaculizar las negociaciones entre los países, buscando que los vecinos de Gualeguaychú y Colón retomen los cortes de puentes para tener una excusa con la que “tirar atrás la negociación”. Busti consideró que “este juego de la empresa (de anunciar la paralización de las obras y luego revertir su decisión) nos confunde, nos preocupa y estamos expectantes para ver lo que va a pasar en las próximas horas”.

En la costa de Entre Ríos los vecinos siguen haciendo asambleas diarias para evaluar la situación. “La mayoría tenemos el criterio de no volver a cortar la ruta hasta que los presidentes se reúnan, aunque ya hay vecinos que proponen volver a tomar medidas”, dijo Pedro Pavón, integrante de la asamblea ambientalista de Gualeguaychú.

La cumbre entre Kirchner y Tabaré debería hacerse, en teoría, este miércoles, pero todavía la fecha está en el aire. El principal punto en desacuerdo es el alcance que tendrá el estudio de impacto ambiental. La Argentina plantea que se debe evaluar si las plantas van a perjudicar la economía de la región, con una fuerte producción turística y agrícola; el Uruguay pretende circunscribir el análisis a los efectos que las plantas pueden tener sobre el agua, el aire y la biota. Otro de los desacuerdos es si se investigará el potencial efecto acumulativo de las fábricas. Ubicadas por su tamaño entre los mayores polos industriales del mundo en la elaboración de pasta de celulosa, las dos plantas estarán separadas apenas por seis kilómetros de distancia, por lo que sus efectos contaminantes se podrían potenciar.

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