EL PAíS
› LOS SENADORES REBELDES DEL PJ SALIERON AL RUEDO
Muy cerca de la fractura
El miércoles los senadores oficialistas analizaron cómo debilitar y aislar a sus compañeros rebeldes. Ayer los díscolos salieron a cuestionarlos. También piden elecciones anticipadas. Qué (no) se dijeron.
Por Eduardo Tagliaferro y Felipe Yapur
Los espacios para las disidencias dentro del peronismo se angostan cada vez más. Los 32 senadores que reportan a la conducción del bloque decidieron distintas estrategias para sancionar a los ocho rebeldes que se opusieron a la derogación de la Ley de Subversión Económica. No descartaron probables “expulsiones”. Los disidentes redoblaron la apuesta. Se presentaron en sociedad como “grupo de trabajo”, denunciaron como “actitudes mafiosas” a las posibles represalias y reclamaron “la inmediata convocatoria a elecciones”. El Gobierno, en tanto, reunió ayer a dos de los conductores de la bancada oficialista. Acordaron una agenda parlamentaria donde no está contemplado el adelantamiento de elecciones ni las propuestas de los díscolos.
“Somos un grupo de trabajo del bloque parlamentario del peronismo en el Senado”, dijo ayer Jorge Yoma, eligiendo cuidadosamente las palabras, durante la conferencia de prensa en la que se presentaron en sociedad. La definición pretendía esquivar el número de los ocho que identificó a los fundadores del Frepaso. También fueron ocho los diputados de la tendencia revolucionaria que enfrentaron a Juan Domingo Perón en 1974. El riojano también pretendió dejar en claro que, hasta el momento, están dentro de las filas del justicialismo. A la izquierda y derecha suya, se ubicaron el resto de los senadores del PJ identificados como “los rebeldes”. A pesar de sus dichos, el diseño de una agenda parlamentaria propia da cuenta del comienzo de un camino que conduce a la fractura dentro del bloque peronista.
Los rebeldes, con rigurosa escarapela, se alinearon uno al lado del otro: los entrerrianos Graciela Bar y Jorge Busti, los santacruceños Cristina Kirchner y Nicolás Fernández, los puntanos Liliana Negre y Raúl Ochoa, y el chubutense Marcelo Guinle. Los legisladores intentaron mostrar que recurren a la prensa para presentar sus propuestas ante la negativa del bloque a escucharlos: “Lo ideal es que nuestras ideas se discutan en el recinto. Pero la coalición oficialista ha decidido no trabajar hoy”, ironizó Yoma en referencia a la alianza entre el PJ y la UCR. La sonrisas fueron inevitables.
La primera aparición sucedió 24 horas después de que el resto de la bancada utilizara todo un día para definir la separación de las comisiones a los senadores que osaron no votar la derogación de la Ley de Subversión Económica. Los rebeldes hablaron con fiereza. Kirchner disparó: “Es el viejo método de represalia lopezrreguista, como suele definir Busti y mafioso, como lo llamo yo, e intentan aplicar la metodología utilizada en la provincia de Buenos Aires”. La puntana Negre no se quedó atrás, aunque prefirió el calificativo de “vendetta” para luego agregar que “no vamos a las comisiones como lugares de poder para ser usados. Nosotros estamos para trabajar”.
No estaban tan equivocados. Al mediodía se reunió el oficialismo peronista. Una vez más el tema fueron los rebeldes. La bonaerense Mabel Müller, la más dura de todas, junto a la salteña Sonia Escudero y la tucumana Malvina Seguí, reiteró su exigencia de expulsar a los disidentes. Las obsesionaban la presidencia de dos comisiones: Asuntos Constitucionales y Legislación General que conducen Kirchner y Negre. Sin embargo, los más contemplativos apostaron a que el tiempo irá decantando las diferencias y que algún disidente retornará al redil. Igualmente no fueron pocos los que recordaron que en la última reunión con Duhalde, se había acordado que el Ejecutivo tomaría medidas con los funcionarios que reportan a los rebeldes y el bloque se encargaría de los legisladores. Así fue que, durante la conferencia de prensa, Busti denunció que el Gobierno desplazó a dos hombres de su confianza que ocupan altos cargos en la administración nacional. Luego de la reunión, José Luis Gioja y Miguel Pichetto partieron hasta la Rosada donde se encontraron con el jefe de Gabinete, Alfredo Atanasof. Oficialmente se habló de su próxima visita al Senado, la del ministro de Economía, Roberto Lavagna, al bloque y de una iniciativa con respecto al PAMI y otra vinculada a la seguridad pública. El caso de los rebeldes también estuvo sobre la mesa. Acordaron que la mejor manera para desplazarlos es la reducción de las comisiones. Pichetto admitió a este diario con un desconocido tono conciliador que “nuestro esfuerzo está en recomponer la mayoría parlamentaria que necesita el Gobierno”.
Así las cosas, la fractura en el bloque flota en el aire ya que los rebeldes incluso se oponen a la designación decidida por el bloque de los representantes del Senado en la llamada “mesa de acción política” y que tiene por misión acordar el diseño de la interna partidaria.
Otro punto que los aleja cada vez más es la insistencia del oficialismo en no aceptar un adelantamiento de las elecciones. “Los ocho” senadores, en cambio, insistieron en reclamar la inmediata convocatoria a comicios generales, a través de un proyecto de modificación a la Ley de Acefalía. “Si la emergencia económica estuvo bien dictada, le corresponde la declaración de una emergencia política e institucional que impone la caducidad de todos los mandatos y así revalidar los títulos”, definió Negre. En la conducción del bloque se ocuparon de resaltar “la necesidad de la unidad partidaria”. En diálogo con Página/12 un destacado senador oficialista fue comprensivo para las discrepancias. Lo hizo explicando el actual contexto político. Allí reconoció que el PJ aparece lanzado a la pelea electoral y por cierto también a la interna. Todo mientras la crisis avanza.
Subnotas