Mar 25.04.2006

EL PAíS  › LA POLITICA DEL GARROTE Y LA ZANAHORIA CON LOS FRIGORIFICOS

Por ahora, un asadito en el Puerto

Pese al optimismo de los frigoríficos exportadores, hasta anoche en Aduana no había orden de destrabar la salida de 200 contenedores de bifes varados en el Puerto. Para cumplir con los nuevos precios máximos hacen falta caídas de más del 30 por ciento en súper y carnicerías.

› Por Maximiliano Montenegro

Pese a que en las últimas horas circuló la versión de que el gobierno aflojaría la veda a las exportaciones de carne, hasta anoche no había llegado ninguna orden a la Aduana para destrabar el envío al exterior de los 200 contenedores repletos de bifes que se encuentran varados en el Puerto de Buenos Aires. Si esas exportaciones no son autorizadas, la mercadería debería volcarse al mercado interno, previa intervención de los organismos sanitarios para comprobar que no fue rota la cadena de frío. De que el presidente Kirchner suba o baje el pulgar dependen 469 millones de dólares de exportaciones de carne, que fueron documentadas por los frigoríficos ante la Aduana, incluso con antelación a la publicación del decreto de veda, pero que el gobierno decidió frenar a la espera de un descenso de los precios en el mercado local. La zanahoria que muestran los funcionarios es la posibilidad de autorizar la salida de parte de esas operaciones: sería una forma de abrir el grifo sin necesidad de rever la norma general que prohibió por 6 meses las ventas al exterior. El garrote, como anticipó en exclusiva el sábado Página/12, es la aplicación de la ley de abastecimiento, que contempla penas tales como multas, clausuras y hasta arrestos para los incumplidores.

Los carniceros temen que ese mazazo caiga sobre el eslabón más débil de la cadena. Pero ayer desde Gobierno volvieron a prometerles que “no los vamos a tocar”, y ratificaron la estrategia de presionar sobre los dueños del negocio: ganaderos y frigoríficos.

Según un relevamiento en supermercados efectuado durante el fin de semana por Deuco, la liga de consumidores liderada por Pedro Busetti, los precios máximos para 12 cortes de carne sólo se cumplen “integralmente” en la categoría novillo. Sin embargo, serán necesarias bajas de precios muy importantes para no exceder los precios máximos en las otras categorías, las más consumidas en Capital: novillito, ternera y vaquillona. El monitoreo fue realizado en Carrefour, Disco, Coto y Wal Mart. En vaquillona el precio promedio era un 32 por ciento más caro que la pauta oficial. Pero el asado de vaquillona en Wal Mart, por ejemplo, estaba un 70 por ciento más caro y el vacío un 45 por ciento. En ternera, los valores excedían entre 25 y 27 por ciento el tope. En novillito, en cambio, las diferencias eran menores: entre 2 y un 4,5 por ciento por encima del precio límite.

Desde el despacho del polémico secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, dicen que el plazo para ver la rebajas en góndolas y mostradores vence mañana, miércoles. Pero según creen las asociaciones de consumidores, los descuentos podrían llegar primero a los supermercados, que tienen mayor poder de negociación con frigoríficos, o que directamente compran hacienda en Liniers, y recién en una segunda instancia a las carnicerías, que representan más del 60 por ciento de las bocas de expendio. La diferencia entre los precios máximos y los reales es tan grande que si los descuentos tardan en llegar a los barrios, el castigo a los carniceros podría ser la airada protesta de los propios consumidores. Sobre todo si Economía larga la campaña oficial de difusión masiva de los nuevos valores de referencia.

Ayer, desde el consorcio exportador ABC, que nuclea a los 14 mayores frigoríficos del país, se mostraban optimistas sobre la inminente reapertura de las exportaciones. El reclamo de los frigoríficos apunta, en un principio, a la liberación de las operaciones ya documentadas, supuestamente con fecha previa a la veda –iniciada el 14 de marzo–. Son ventas por 469 millones de dólares, incluyendo operaciones de la cuota Hilton y de convenios bilaterales. En el mismo Puerto de Buenos Aires hay 200 contenedores repletos de carne tanto enfriada como congelada. Se supone que los contenedores mantienen la cadena de frío en óptimas condiciones. Pero de prolongarse la estadía en el Puerto y tener que regresar al mercado interno los funcionarios dicen que habrá que realizar nuevos controles sanitarios antes de despacharlos a la venta para los consumidores argentinos.

El miércoles último, la Aduana publicó la “nota externa número 14” en el Boletín Oficial, en la que explica que dichas operaciones todavía deben pasar por un proceso de revisión por parte de la Dirección de Investigaciones con el fin de determinar la legitimidad de las cartas de crédito presentadas por los exportadores.

El frigorífico multinacional Quickfood presentó un amparo judicial para destrabar por esa vía containers varados en el Puerto de Buenos Aires. Pero otros frigoríficos, en los últimos días, ya se resignaron ante la firmeza de la postura oficial. Según cifras oficiales, operaciones por 38 millones de dólares fueron anuladas por los propios exportadores, al vencerse sus contratos y/o permisos de embarque.

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