Comenzó la liquidación de divisas de la cosecha gruesa, aumentando así la oferta de billetes. Ayer el Banco Central compró 105 millones, el monto más elevado del año. La mayor presión vendedora significó el retroceso de la cotización a 3,07 pesos, tendencia que continuará.
› Por Claudio Zlotnik
Ni la mayor intervención del Banco Central en seis meses pudo evitar la caída del dólar. El billete verde cotizó ayer a 3,07 pesos, un centavo menos que el último viernes, confirmando la tendencia bajista de la paridad cambiaria. Para impedir un derrape más importante, la autoridad monetaria compró en el mercado 105,1 millones de dólares. En la city creen que la presión hacia la baja del dólar continuará en las próximas semanas.
La pregunta que se formulan los financistas es hasta dónde resistirá el Central la caída de la moneda estadounidense. En el diagnóstico no caben dudas: acaba de comenzar la liquidación de divisas de la cosecha gruesa, por lo que el excedente de divisas es notorio. La semana pasada, los exportadores de cereales vendieron en el mercado un promedio de 55 millones de dólares diarios. Los operadores calculaban que ayer el monto se elevó a entre 80 y 85 millones.
Este aumento da cuenta del apuro por sacarse los dólares de encima por parte de distintos sectores. No sólo venden los cerealeros. Ayer liquidaron algunas petroleras y fondos de inversión internacionales altamente especulativos, que apuestan a una mayor caída del tipo de cambio. Al final de la rueda, los monitores de los operadores reflejaron que la baja del dólar podría profundizarse esta tarde: en el mercado se contabilizaban ofertas de ventas por 160 millones de dólares contra una demanda de apenas 2 millones. Otro dato en el mismo sentido es que ayer se dio la mayor caída del tipo de cambio en el año en el segmento mayorista, de un centavo, y quedó en 3,0470 pesos.
Los financistas no dudan de que la cotización del dólar seguirá cayendo. Lo que se desconoce es hasta qué nivel. Esta tendencia no debería sorprender: en los últimos tres años ocurrió algo similar cada vez que llegó la estacionalidad por la liquidación de la cosecha gruesa.
En 2003, la cotización del dólar empezó la temporada en 3 pesos y cedió hasta 2,79 en el momento de mayor presión de ventas. La cuestión se repitió al año siguiente. En abril de 2004 estaba en 2,97 y llegó a caer hasta los 2,86. El Banco Central recién logró colocarlo en su valor original hacia finales del mes de julio. El último ejemplo es del año pasado: mientras duró la lluvia de dólares, la cotización retrocedió de 2,96 a 2,89 pesos. Pero entre mitad de año y la Navidad, el Central lo hizo subir hasta 3,03. La última escalada fue apenas comenzado 2006, no bien se saldó la deuda con el Fondo Monetario. Desde entonces, el dólar quedó en 3,10 pesos, cumbre desde la que empezó a descender en las últimas jornadas a pesar de los esfuerzos del BC.
En lo que va del mes, el Central adquirió 830 millones de dólares, lo que le permitió engrosar sus reservas. Ayer ya registraba 22.077 millones. Se espera que las fuertes intervenciones se extiendan a las próximas semanas. No sólo porque las exportadoras cerealeras suelen incrementar sus operaciones a medida que se acerca mitad de año sino también por la ola especulativa de los grandes operadores.
En este contexto surgen al menos dos incógnitas que en las próximas semanas quedarán despejadas. Una, cuál será la actitud del Central frente a la fuerte emisión de pesos para quedarse con los billetes verdes. Y, dos, si, como ocurrió en los años anteriores, esta vez el dólar volverá a escalar una vez finalizada la temporada caliente.
Respecto de la primera cuestión, este año luce distinto a los anteriores. Durante las últimas semanas, el Central subió las tasas de interés y pagó un premio mayor a los bancos que adquirieron los títulos que sirvieron para esterilizar las emisiones de pesos. En la actualidad paga, por las Nobac a dos años de plazo, entre 13 y 14 por ciento anuales, por encima de la inflación anual estimada. Es muy probable que si el titular del BC, Martín Redrado, confirma la estrategia monetaria contractiva, los financistas reclamarán un rendimiento todavía más alto.
El otro punto tiene que ver con la política económica. Si el dólar no vuelve a subir, el Gobierno perderá puntos de recaudación por el menor cobro de retenciones y la economía, competitividad. Las apuestas ya están al rojo vivo. El consenso en el microcentro es que el dólar tiene un piso de 3,03 pesos, el nivel con que comenzó el año.
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