Mié 26.04.2006

EL PAíS  › KIRCHNER LE CONFIRMO A LULA QUE ACUDIRA A LA CORTE DE LA HAYA POR LAS PAPELERAS

Argentina y Brasil alargaron su luna de miel

El presidente Kirchner se reunió ayer con Lula en San Pablo, en el marco de una crisis en el Mercosur. El Gobierno informó que el tema de las papeleras no se tocó. Sin embargo, el Presidente le ratificó al brasileño que acudirá la Corte Internacional.

› Por Martín Piqué
Desde San Pablo

–¿Va a hablar de Uruguay con Lula? –preguntó Página/12.

–Y... el tema es el Tribunal de La Haya –respondió el presidente Néstor Kirchner tras pensarlo un poco.

El diálogo se produjo en el descenso del piso 11 al 3 del ascensor del Hotel Sofitel. Alojamiento cinco estrellas, ubicado en el barrio de Ibirapuera, el mandatario brasileño lo había elegido como escenario para analizar con Kirchner los problemas cada vez más graves de Sudamérica. Y uno de los temas en cuestión era la escalada con Montevideo por las papeleras de Fray Bentos. No era el único punto a tratar (en la agenda también estaban las divisiones de la Comunidad Andina, las críticas al Mercosur de los países más chicos y el rol del venezolano Hugo Chávez en la región), aunque sí el más sensible y urgente para la Argentina. La sensibilidad se notó en la discreción con que se manejó el Gobierno. Así y todo, Kirchner ratificó ante Lula que los primeros días de mayo presentará una demanda ante el Tribunal de La Haya. La misma promesa aparecerá hoy en las pantallas de todo el mundo, en boca del canciller Jorge Taiana.


A Brasil no le hace demasiada gracia que la Argentina avance con su reclamo internacional, en el que cuestiona al gobierno de Finlandia por su apoyo financiero a la empresa Botnia. Los brasileños temen que el progreso de la vía judicial deteriore la relación del Mercosur con la Unión Europea. Por esa razón –aunque también por solidaridad con los socios menores del bloque– se puede entender la decisión de Lula de interceder personalmente ante la presidente finlandesa. El diálogo, que fue ayer fue recordado por el asesor en política exterior del PT, Marco Aurelio García (ver aparte), fue uno de los temas de consulta de los periodistas. “No gestión especial ni nada secreto, ningún misterio”, se apresuraban a aclarar en la delegación argentina. Desde el lado brasileño mostraban cautela.

Pero el ida y vuelta se superó con mucha predisposición de ambas partes. “La relación con Brasil está en un momento excelente”, resumía un miembro de la delegación argentina. A lo sumo, la preocupación del entorno de Kirchner era que el debate por las papeleras saliera del ámbito bilateral y se instalara en el seno del Mercosur. Por esa razón, antes de partir de Buenos Aires, Taiana había dicho que en el encuentro con Lula no se hablaría de la pelea con Uruguay. Pero el tema se tocaría, como hacía suponer la “agenda abierta” de la que hablaban los voceros de ambos presidentes. Al final, en el entorno de Kirch- ner terminaron desdramatizando la participación del brasileño. “Estamos muy bien. Si alguna vez Lula no nos ayudó con el Fondo, esta vez fue todo lo contrario: intervino porque el tema le preocupaba”, argumentaron.

Una cena para recordar



Las palabras de los asesores de Kirchner –llenas de elogios para Brasil– se reforzaron con los gestos. El Presidente le regaló a su anfitrión una camiseta oficial de Racing con el número 10, el logo de Petrobras en el pecho y su nombre en la espalda. “Con ésta seguro que cortamos la mala racha”, bromeó Kirchner delante de Lula. Era su forma de retribuir un regalo similar que le hizo el brasileño en la última reunión del Mercosur en Puerto Iguazú. Aquella vez Lula sorprendió al argentino con una camiseta del Corinthians, la de Carlitos Tevez. Los comentarios futboleros fueron el prólogo de la cena que compartieron argentinos y brasileños en el restaurante L’Orangerie, en el tercer piso del hotel, donde según los paulistas se come la mejor comida francesa de esta enorme ciudad de 40 millones de habitantes.

Como en otras oportunidades, la mecánica elegida fue el “4+1”: junto a ambos mandatarios, se sentaron cuatro miembros de cada gabinete. Junto a Kirchner se sentaron el jefe de Gabinete, Alberto Fernández; el canciller Jorge Taiana; el embajador en Brasil, Juan Pablo Lohlé, y el ministro de Planificación, Julio De Vido, quien llegó más tarde desde Venezuela (había viajado a Caracas de imprevisto, junto con el titular del Organo de Control de Concesiones Viales, Claudio Uberti, para analizar los anuncios de energía con Chávez y su canciller, Alí Rodríguez). A la mesa de los brasileños se sentaron Lula, Marco Aurelio García, el canciller Celso Amorim, el embajador en Buenos Aires, Mauro Vieyra, y el ministro de Energía y Minas, Silas Rondeau.

Al final de la comida, pasadas las 23, el jefe de Gabinete contó los pormenores del encuentro. “Los dos presidentes analizaron la situación de los dos países, fundamentalmente su relación bilateral. Ratificaron su decisión de hacer una alianza sólida en la región y profundizar la relación bilateral. Quedamos en seguir trabajando por el progreso del Mercosur”, dijo a un grupo de periodistas argentinos y extranjeros.

–¿Se habló de las papeleras? –le preguntaron.

–No se habló de eso. Es un tema ambiental y tiene que ver con la relación bilateral de Argentina con Uruguay.

–¿En ningún momento se habló de las papeleras? –repreguntaron.

–Nada que merezca la pena destacarse –dijo Fernández para dar por cerrado el tema.

Según ese relato, en la reunión bilateral con Lula no se tocaron los temas espinosos de la región, como los reclamos de Uruguay y Paraguay por las asimetrías del Mercosur, ni tampoco la influencia de Venezuela y su reciente portazo de la Comunidad Andina de Naciones, de donde se retiró en desacuerdo con la firma de Tratados de Libre Comercio con Washington. Sin embargo, la llegada a último momento de De Vido, así como la presencia del ministro brasileño Rondeau (su par en temas de hidrocarburos) revelaban que el proyecto de megagasoducto desde Venezuela y la provisión de gas de Bolivia fueron parte de la agenda. Y el tema energético no es casual. Según pudo saber Página/12, los dos socios del Mercosur apuestan a la intercambio de petróleo y gas como la estrategia central para “integrar” al bloque a Venezuela y Bolivia (ver nota aparte).

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