EL PAíS
› HABRIA DIFICULTADES PARA ADELANTAR ELECCIONES
La Constitución como escollo
› Por Eduardo Tagliaferro
Estaba de buen humor y tal vez por ello sus comensales no quisieron arruinarle el almuerzo de anteayer con los escenarios futuros en caso de que la crisis termine dejando a Brasil en la misma vía muerta en la que quedó varada la Argentina. Claro no todas podían ser rosas. Así fue que un legislador que se enrola entre sus incondicionales, le advirtió que la Constitución le impedía concretar el llamado a elecciones en setiembre, o aún antes, como el mismo Eduardo Duhalde desearía. “Ah, ¿sí?”, fue su única respuesta. Se quedó callado, como suele hacerlo cada vez que algo lo obsesiona, y se retiró a dormir la siesta.
El argumento tiene su peso propio y así fue desarrollado en el encuentro. Su base radica en el artículo 95 de la Constitución Nacional. El mismo que el legislador le recordó a Duhalde. En el capítulo segundo, el que habla “de la forma y tiempo de la elección del Presidente y vicepresidente”, se establece que “la elección se efectuará dentro de los dos meses anteriores a la conclusión del mandato en ejercicio”. La disposición se incorporó en la Constituyente de 1994 y pretendía eliminar el desgaste de los gobiernos que tienen que convivir largo tiempo con su sucesor ya electo como le sucedió a Raúl Alfonsín con Carlos Menem.
La letra de la Carta Magna no deja mucho espacio para las dudas. De no mediar alguna movida inesperada por los duhaldistas, ya sea una protesta generalizada o un portazo de los hombres del FMI, el tiempo de Duhalde finaliza el 10 de diciembre del 2003. Por lo tanto, para desilusión del Presidente, los comicios no podrían concretarse antes de octubre.
En diálogo con este diario uno de los presentes en esa comida admite que Duhalde quisiera irse del gobierno lo más rápido posible. A lo largo de los últimos seis meses, el bonaerense demostró que los pronósticos no han sido su fuerte. Por eso cuando arriesgó que el Fondo no sólo se avendría a firmar un acuerdo sino que además sería generoso, nadie quiso contradecirlo.
Tan claro como la falta de Plan B, son los escenarios que se dibujan en las mesas de arena de los hombres del Presidente, en caso de que el convenio no se concrete. “Si eso sucede así, estamos afuera”, admitió a este diario uno de los contertulios del Presidente.
Todo ello matizado con la disputa interna o electoral. En el entorno presidencial califican a las internas abiertas obligatorias como “una herramienta imprescindible”. No comparten tanto el argumento de que con este método se pretende evitar la diáspora de algunos candidatos justicialistas. Afirman que de esta manera los que se tengan que ir se van a ir, pero el principal acento lo ponen en que “las listas de todos los partidos se oficializarán el mismo día en todo el país”. De esta manera no sólo se librarán de algunos indeseables sino que además piensan poner límites a los saltimbanquis.