Se empezará a tratar la reglamentación de los decretos. La polémica gira en torno de si el silencio del Congreso debe considerarse un rechazo o una aprobación. El dilema de Cristina Fernández.
› Por Eduardo Tagliaferro
Hace veinte días atrás, la senadora Cristina Fernández de Kirchner aseguró que los proyectos para reglamentar el mecanismo que aprueba los decretos de necesidad y urgencia serían discutidos en la próxima reunión de la comisión legislativa que ella preside. El dato no era menor y la oposición lo vivió como un éxito. El logro no era otro que incorporar el tema a la agenda del Senado. Tema que los legisladores adeudan desde que se reformó la Constitución Nacional en 1994. Las dos iniciativas en debate, la del oficialista Miguel Angel Pichetto y la del radical Ernesto Sanz, podrían tratarse el próximo martes, si es que, al regreso de Viena donde participó de la Cumbre entre la Unión Europea y América latina, la primera dama convoca a sus pares. Fernández de Kirchner se enfrenta al dilema de mantenerse fiel a un proyecto de su autoría firmado en el 2000 cuando era diputada nacional y de esta manera enfrentarse al oficialismo, o bien, dejar de lado sus anteriores posiciones y respaldar la propuesta de su jefe de bloque.
En plena fiesta menemista, cuando se reformó la Constitución Nacional, se definió que sería una Comisión Bicameral la que tendría que confirmar o rechazar los decretos del Ejecutivo. Esa comisión y sus competencias necesitan una ley. La principal diferencia, entre uno y otro proyecto, es cómo interpretar los silencios del Congreso. Para Pichetto, si el Congreso no emite ningún dictamen, los decretos quedan automáticamente ratificados. Para el radical Sanz, las leyes provisorias, como se denomina a los DNU, tienen que ser respaldadas de manera expresa. En esta posición, el silencio significa un rechazo. Otro punto que enfrenta a uno y otro proyecto es la composición de la Comisión Bicameral. En la iniciativa de Sanz, el presidente será elegido a propuesta de la oposición.
En 2000, Fernández de Kirchner sostenía que el respaldo a los decretos tenía que hacerse de manera explícita. Algo muy distinto de lo que hoy propone el principal referente del kirchnerismo en el Senado. “Cristina está analizando una tercera posición alternativa”, confía a este diario un destacado senador del oficialismo. En sus cálculos previos aventura que la primera dama saldrá de esa contradicción con una propuesta diferente de las dos que están en discusión. Algo muy complejo ya que el tema está fuertemente enmarcado por estos dos anteproyectos.
Percibir cuál será la posición de la senadora Fernández de Kirchner es algo arriesgado incluso para sus compañeros de bancada. “Cristina se va a alinear con el bloque”, dice a Página/12 otro importante senador del kirchnerismo. Contradiciendo el análisis de su propio compañero de bancada, el parlamentario repasa las últimas sesiones de la cámara alta para sostener su opinión. “La creación de AySA se postergó a pedido de la senadora. Ella quería estar presente en la sesión y defender la iniciativa”, dice el parlamentario del kirchnerismo. En no pocas ocasiones la senadora se retiró del recinto cuando alguna propuesta del Ejecutivo contradecía sus opiniones históricas. Según el legislador que habla con este diario eso es ya una cuestión del pasado. Para el senador del kirchnerismo hubo un click luego del triunfo electoral en la provincia de Buenos Aires. Recuerda que Fernández de Kirchner tuvo una actitud activa en el respaldo de la creación de cargos específicos para financiar obras de infraestructura en los servicios de luz y gas.
En esta ocasión, el debate de la senadora no deja de tener su peso simbólico. Sólo simbólico ya que en los hechos, el oficialismo tiene votos suficientes para conseguir la mayoría absoluta que se necesita para aprobar sus propuestas. Lo que hace veinte días atrás el radicalismo vivía como un éxito hoy no parece serlo tanto. “En aquel momento me pareció un avance que hubiera decisión política de tratar estos proyectos”, dice Sanz a Página/12. El radical mendocino espera “que el tratamiento no se convierta en una trampa para consolidar los DNU”. Sanz opina que el tema enfrenta a Fernández de Kirchner a “una gran contradicción. Aunque finalmente el oficialismo siempre podrá justificar su ausencia”. En la oposición igualmente se especula con que es mejor tener una ley que no tenerla, ya que siempre existe la chance de discutir judicialmente su constitucionalidad. Algo que ahora resulta imposible. “Hoy estamos en el peor de los mundos. Los DNU ni se convalidan ni se rechazan pero causan efectos prácticos”, dice a este diario un legislador de la oposición.
En el oficialismo se repite que “ni la mora, ni la negligencia del Congreso pueden ser trasladables al Ejecutivo ni a la gente”. Frente a este diario, Pichetto reivindica anteriores proyectos de su autoría que van en la misma línea del que ahora está en consideración. “Siempre pensé de la misma manera. Los DNU tienen que tener sanción ficta. No es un capricho, esto se respalda en mucha legislación provincial por la que la falta de opinión de las legislaturas termina ratificando los decretos del Ejecutivo”, dice. El tema puede tener dos dictámenes esta semana. Eso no implica su pronta sanción. El Senado tiene sus tiempos. Encima el mundial de fútbol golpea a las puertas de los despachos.
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