“No pienso renunciar, en política no se usa eso”, dijo a Página/12 la diputada santafesina María del Carmen Alarcón, presidenta de la comisión de Agricultura y Ganadería de la Cámara baja, a quien el oficialismo le pedirá hoy la dimisión a ese cargo. “Lo que pasa es que hay una diferencia entre lealtad y obsecuencia... Mi caso es, salvando enormes distancias, como el de (Luis) Patti”, agregó. La legisladora afirmó que desde la semana pasada no integra el bloque kirchnerista porque fue echada por su presidente, su comprovinciano Agustín Rossi, en el mismo momento en que le pidió que renunciara a conducir esa comisión por la posición que mantiene respecto de la política oficial en materia de carnes. La comisión se reunirá hoy para definir el futuro de la legisladora. El encuentro será agitado e incluso acudirían al Congreso dirigentes del campo en apoyo a la diputada.

La polémica se inició como consecuencia de las divergencias que tiene Alarcón con la política en materia de carnes. Rossi le habría dicho que debía ser la representante del bloque ante el sector ganadero y no lo contrario. “Ella dijo que sí, pero hizo lo contrario”, aseguró una alta fuente del kirchnerismo ante este diario.

Representantes de la Sociedad Rural Argentina (SRA) y de la Confederación Rural Argentina (CRA), con su presidente Mario Llambías, darían el presente hoy en respaldo a Alarcón. Un allegado a la legisladora precisó que se había pensado hacer un “tractorazo” desde Santa Fe, pero los organizadores tomaron en cuenta que no se les permitiría ingresar con los vehículos a la autopista Panamericana para llegar a la Capital. Desde el oficialismo consideraron que esa movida ratificaría que la cuestionada legisladora “trabaja para el sector ganadero”.

Para el bloque kirchnerista, Alarcón debería renunciar a la comisión por una cuestión “ética”, ya que no satisface la confianza que la bancada depositó en ella para que defienda desde ese lugar la posición del Gobierno. Por su parte, la diputada del Peronismo Nacional (antikirchnerista) Marina Cassese busca hacer causa común con otras legisladoras y dirigentes para expresarse a favor de Alarcón en la reunión de hoy, y en la calle. Cassese enfatizó que basa su solidaridad con la criticada diputada también “por una cuestión de género”.

Como la santafesina, que dirige el grupo ganadero Pampa Sur, no piensa renunciar al cargo que ocupa desde hace tres años, el oficialismo apelará a la mayoría que tiene en la comisión: 17 de los 31 miembros pertenecen al Frente para la Victoria y al Peronismo Federal.

El reglamento de la Cámara no establece en forma explícita la remoción de las autoridades de las comisiones, por lo cual esta situación dará lugar a variadas interpretaciones que se podrían traducir en un largo y apasionado debate entre los diputados. Una posibilidad sería que la comisión solicite a la presidencia de la Cámara la remoción, y en tal caso la decisión quedaría en manos de Alberto Balestrini, o del recinto. Ayer, a última hora, el oficialismo pergeñaba un remedio reglamentario con el que esperan sorprender para resolver la salida de la diputada.

En un alto de una tarde muy mediática, en la que dice haber recibido la solidaridad incluso desde Brasil, Paraguay y Uruguay, Alarcón explicó que su cargo es como el de un “funcionario ejecutivo, que pertenece a la Cámara y al cual uno llegó por la votación de todos los bloques, más allá de la decisión partidaria del (propio) bloque”. Así lo expresó: “El presidente de la Cámara tiene que instruir a la comisión, y la comisión me va a destituir con votos, y como soy una autoridad de la Cámara tiene que ser dos tercios”.

La “Negra” Alarcón, como la conocen en el Congreso, nació en un pueblo forestal del norte de Santa Fe. Pero su pleno ingreso al mundo del campo ocurrió tras la crisis del 2001, cuando decidió crear el grupo Pampa Sur junto a Miguel Saredi y otros dirigentes ganaderos. “Tenía mucha relación con los productores, viajaba toda la semana por las provincias y era como una vocera del sector”, describió la diputada que llegó al Parlamento de la mano del ex gobernador Carlos Reutemann.