EL PAíS › INFORME SOBRE LA INFLACION EN LA ERA LAVAGNA
› Por Maximiliano Montenegro
“El pálido tomaba cafecito con los formadores de precios”, le dijo Kirchner al sociólogo Artemio López, cuando éste le preguntó, allá por diciembre del año pasado, por los motivos del reemplazo de Lavagna al frente de Economía. La versión es relatada por el propio López, encuestador favorito del Presidente, en un informe elaborado para el Gobierno, en el que describe la notoria diferencia en la evolución de los precios de la canasta alimentaria durante el ministerio de Lavagna y el período posterior a su despido. En la versión oficial, gracias a los acuerdos de precios, la inflación de alimentos es hoy un tercio de lo que era en el último tramo de la gestión Lavagna.
Según el documento, “por cada punto de aumento de la canasta básica, caen bajo la línea de indigencia 45 mil personas”. Para una familia tipo la canasta de la indigencia vale unos 393 pesos mensuales, mientras que para una de cinco miembros asciende hoy a 490 pesos.
En los cálculos de López, sobre la base de datos del Indec, en los últimos tres meses de Lavagna la canasta de alimentos mostraba un aumento de precios anualizado del 26,8 por ciento, mientras que durante los primeros tres meses de la gestión Miceli la inflación de alimentos se redujo a una tasa anualizada del 8,2 por ciento. En el medio, claro, aparecieron los “acuerdos” de precios firmados con distintos sectores, negociación que encabezó desde un principio el propio Kirchner. “Se podrá coincidir o no con la filosofía de los acuerdos de precios, pero lo que es innegable es que dieron resultado”, afirman en el equipo de Miceli.
Los acuerdos no habrían sido tan efectivos para frenar la inercia inflacionaria a nivel general. La proyección anual con Lavagna era del 13,6 por ciento, mientras que con Miceli sería de 11,7 por ciento.
“Si bien los controles de precios fueron un mecanismo discreto para contener el IPC general, mostraron alta eficacia en el control de los precios de los alimentos en general y los de la canasta básica en particular”, se afirma en el papel que circula por despachos de Gobierno.
Junto con ese documento, Artemio López preparó otro para un selecto núcleo de funcionarios que mide el perfil electoral del ex ministro. Según el relevamiento efectuado en mayo, Lavagna es la tercera figura nacional de mejor imagen (49 por ciento de consideración positiva), detrás de Kirchner (81 por ciento) y de Cristina (60 por ciento). Sin embargo, su intención de voto a nivel nacional es baja: 8,9 por ciento, algo menos que Carrió (9,1) y de Macri (11,1), pero por delante de López Murphy (4,3). Todos muy lejos de Kirchner (52,7). Con Lavagna en la cancha, su intención de voto tiene una relación casi exacta con lo que pierden Macri y López Murphy. Distinta es la historia con Lavagna como candidato a jefe de Gobierno: con un 20 por ciento está segundo en intención de voto, a diez puntos de Macri, bien arriba de otros aspirantes, como Scioli o Telerman. Con ese piso, dada la alta imagen negativa que persigue a Macri, un triunfo en segunda vuelta no sería descabellado sino probable.
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