Más seducidos por el protagonismo que les devolvió la interna partidaria que preocupados por la posibilidad de un nuevo cisma en la UCR, ningún dirigente radical escatima palabras para tomar posición en la pulseada que definirá si terminan por acercarse al Gobierno, como propicia la mayoría de sus gobernadores, o pasan a formar parte de un polo opositor, cuyo perfil también genera división entre los más reacios a pactar con el kirchnerismo. El santiagueño Gerardo Zamora aseguró que “no me genera complejo que me llamen gobernador K”; Raúl Alfonsín dijo que “no es saludable que dirigentes importantes pretendan aliarse con Kirchner” e insistió con la candidatura de Roberto Lavagna; mientras el jefe del bloque de senadores, Ernesto Sanz, afirmó que los gobernadores “exageran” el acercamiento al Gobierno pero no desechó la “opción Lavagna”.

El santiagueño Zamora tomó la posta para fijar postura propia y avalar al quinteto de gobernadores radicales dispuesto a sellar un acuerdo político con el gobierno nacional. “Si me consideran gobernador radical K, corre por cuenta de quien lo dice, no me genera ningún complejo porque será por el reconocimiento de las cosas buenas, por la buena relación con el presidente (Néstor) Kirchner y por lo tanto no debemos hacer una oposición destructiva sino constructiva”, destacó Zamora.

“En el momento de debate que está viviendo nuestro partido por ahí no hay una contención y espacio para debatir temas que hacen al radicalismo de hoy y del 2007 que se avecina, todavía no existen definiciones”, sintetizó Zamora. Una opinión que comparte con sus pares de Mendoza, Julio Cobos; de Río Negro, Miguel Saiz; de Catamarca, Eduardo Brizuela del Moral, y de Corrientes, Arturo Colombi. Pero Zamora también salió al cruce de los radicales que impulsan la candidatura de Lavagna: “Sostienen que no hay que hablar con Kir-chner, pero si hay que arreglar con (Eduardo) Duhalde, eso me parece una posición política desubicada”.

Desde el otro rincón, Alfonsín –promotor de la candidatura del ex ministro de Economía– volvió a marcar sus límites para el disenso partidario: “Nos es saludable que en estos momentos haya dirigentes importantes del partido que pretendan aliarse con Kirchner” (ver página 3).

Por su parte, el Comité Nacional del radicalismo –que sostiene la postura de consolidar un perfil opositor frente al kirchnerismo– organizó un encuentro regional del “nuevo Cuyo” para reunir lealtades que le permitan resistir la embestida de los gobernadores y del alfonsinismo. El presidente de la UCR, Roberto Iglesias, se reunirá hoy en San Juan, con dirigentes de esa provincia, San Luis, La Rioja, Mendoza y Catamarca para elaborar una “política regional” y de la que tampoco estará ausente la disputa interna. Casi todos los sectores coincidieron en valorar la postura de gobernadores e intendentes de dar pelea dentro de la estructura partidaria, al que la dirigencia nacional ya le puso fecha: el 20 de este mes en la reunión del Comité Federal.

Pero el aceleramiento de las definiciones ya empezó a mostrar realineamientos partidarios. El jefe de la bancada de senadores nacionales, el mendocino Ernesto Sanz, no sólo es uno de los principales adversarios del coprovinciano Cobos sino también uno de los aliados más importantes con el que contaba el Comité Nacional de la UCR. En diálogo con Página/12, Sanz dijo que el gobernador de Mendoza “exagera su acercamiento con el gobierno nacional”, aunque lo diferenció de intendentes como “Gustavo Posse (San Isidro) y Helios Eseverry (Olavarría), que son manejados a control remoto desde la Casa Rosada”. Sin embargo, a la hora de sentar postura, Sanz se alineó con su viejo jefe: “A mí me gusta Lavagna, es una de las mejores opciones para el enorme desafío de 2007 y mejorar el funcionamiento de las instituciones republicanas”.