La orden del Presidente es concentrarse en la gestión. Pero le preocupa que los gobernadores que lo apoyan consigan la reelección en sus provincias. Los casos de Jujuy y Misiones.
› Por Martín Piqué
La consigna que circula en la Casa Rosada es concentrarse en la gestión. Ese es el consejo que parte desde el primer piso de Balcarce 50 hacia las provincias cercanas al oficialismo. Los gobernadores escuchan el consejo y actúan en consecuencia. “No es momento de hablar ni de política ni de reelección”, dijo ayer el tucumano José Alperovich. Pero lejos de los micrófonos, con el bajo perfil que se acostumbra en estos casos, en el Gobierno están evaluando cómo ayudar a ciertos gobernadores amigos. Y la ayuda apunta a un objetivo bien claro: facilitarles el llamado a asamblea constituyente, el paso necesario para reformar la Constitución provincial y habilitar un tercer mandato. El caso del jujeño Eduardo Fellner es paradigmático. Y el Ejecutivo piensa repetir la tradición de despejar el camino en el terreno ofreciendo un cargo en el gabinete nacional.
Para habilitar la convocatoria a asamblea constituyente, en Jujuy se requieren 32 de los 48 diputados de la Legislatura provincial. El bloque que responde a Fellner tiene 28 legisladores. Para llegar al número necesario, precisará del voto de otras fuerzas. Un auxilio podría ser la bancada que responde al ex vicegobernador Rubén Daza, hoy diputado nacional, alineado en el Movimiento Evita. De profesión ingeniero, Daza integró los equipos técnicos que apoyaron la candidatura de Kirchner en 2003. Hoy encabeza la coalición Unión por Jujuy, distanciada de Fellner, pero que en la provincia se reivindica como incondicional del Presidente. Y los resultados de la última elección lo colocaron en el –nada despreciable– lugar de árbitro de la política provincial.
Con esos antecedentes, Daza no se asombró cuando lo citaron desde la Casa Rosada. Fue hace más dos semanas, antes de que Kirchner viajara a Viena para participar de la cumbre de América latina-Unión Europea. Tras una charla preliminar con el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, y el secretario legal y técnico, Carlos Zannini, Daza tuvo una conversación con el propio Presidente. Lo acompañó el diputado misionero Juan Irrazábal. Después del diálogo, Kirchner le prometió que se verían en unos días. Cuando se retiró de la Casa de Gobierno, Daza se fue con la certeza de que había logrado un acuerdo.
El acuerdo consistiría en allanar el camino para que se pudiera convocar a una asamblea constituyente en Jujuy –un proceso que terminará en la habilitación de un tercer mandato para Fellner– pero con algunas condiciones. Daza propuso que se modifique la forma de designación de los jueces (quiere un sistema parecido al Consejo de la Magistratura), que actualmente son nombrados a partir de ternas propuestas por el propio gobernador. También cuestiones referidas a las tierras pertenecientes a los pueblos originarios y el peso que tendrán los derechos sociales en la nueva Constitución. Pero el pacto incluiría otras variables.
Daza dijo que estaba dispuesto a que sus legisladores votaran la “necesariedad de la reforma”, un requisito imprescindible para convocar a asamblea constituyente, pero que presentaría una lista propia de candidatos a convencionales. Y también pidió un cargo en el Ejecutivo. En el Gobierno no pusieron reparos. Es probable que la designación se concrete en unas semanas. De hecho, en los últimos días su nombre fue mencionado como uno de los candidatos a reemplazar a María del Carmen Alarcón como titular de la Comisión de Agricultura y Ganadería. Como se sabe, la reemplazante finalmente fue la santafesina Ana Berraute.
El de Jujuy no es el único caso. Una situación parecida se vive en Misiones, donde Carlos Rovira pretende ir por un tercer mandato. Clásico rival de Ramón Puerta, Rovira ya dio algunos pasos para cumplir su objetivo. El Tribunal Superior de Justicia cambió radicalmente su composición (hubo jubilaciones anticipadas y se incorporaron cuatro nuevos jueces sin demasiados pergaminos). Con los votos de la Legislatura, también se cambió al titular de la Fiscalía de Estado. “La misma cantidad de votos que necesitábamos para la Fiscalía de Estado y el tribunal superior es la que necesitamos para la re-re”, dice a Página/12 un asesor cercano de Rovira. Se lo escucha confiado, como si la reelección ya fuera un hecho.
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