Lun 12.06.2006

EL PAíS  › EL ESCENARIO POLITICO BONAERENSE Y LOS MOVIMIENTOS TRAS LA IRRUPCION DE LAVAGNA

Los primeros signos de reacomodamiento

La irrupción del ex ministro generó movimientos en la provincia. Los candidatos del oficialismo. La hipótesis reeleccionista de Solá. La posición de los intendentes ex duhaldistas.

› Por Martín Piqué

La provincia de Buenos Aires encierra una paradoja extraña para la política argentina. Si bien ningún gobernador llegó a la Casa Rosada por el voto popular –Eduardo Duhalde fue electo por la Asamblea Legislativa– cualquier candidato presidencial sabe que necesita un buen resultado en el distrito para tener alguna mínima chance. Se sabe: es una provincia clave. Y como lo saben todos, también lo sabe Roberto Lavagna. Por eso, la irrupción del ex ministro en la campaña electoral está generando algunos reacomodamientos. ¿Qué pasará con la interna silenciosa entre los aspirantes kirchneristas a la gobernación (Aníbal Fernández, Florencio Randazzo, Alberto Balestrini y José Pampuro)? ¿Cómo reaccionarán los dirigentes ex duhaldistas del conurbano? ¿Qué hará el gobernador Felipe Solá, a quien sus colaboradores más fanáticos le recomiendan que instale la idea de la reforma constitucional para intentar un nuevo mandato?

El escenario bonaerense está empezando a cambiar por el lanzamiento de Lavagna. Hasta hace meses, el ex ministro era el candidato preferido de la mayoría de los duhaldistas. Lo reconocían desde legisladores nacionales hasta algunos intendentes del conurbano. La absoluta mayoría de esos dirigentes hoy están (o dicen estarlo) encolumnados incondicionalmente detrás del proyecto de Néstor Kirch-

ner. La imagen de la Plaza de Mayo del 25, con los caciques bonaerenses en el foso que hizo de palco, refleja esa actualidad. “Kirchner hizo el acto del 25 para mostrar que no le dejaba nada a la coalición Alfonsín-Duhalde. Hoy el duhaldismo residual no tiene territorio”, subrayó ante Página/12 un diputado que llegó al Congreso desde una intendencia del Gran Buenos Aires.

De los dos cordones del área metropolitana, no hay ningún municipio peronista que se declare opositor a Kirchner. Quizá la única excepción puede ser Presidente Perón (sur del conurbano, el riñón de Duhalde). Se trata del distrito que hasta hace poco gobernó con mano de hierro el matrimonio Oscar Rodríguez-Mabel Müller. Ex protegido de Rodríguez, el intendente Aníbal Regueiro se sumó a las filas K como parte del pase masivo que se produjo tras la victoria de Cristina Kirchner, pero ahora se anticipan novedades. Rodríguez buscaría volver al poder.

La mención de un municipio como Presidente Perón puede parecer excesiva. Sin embargo, es un caso que resume los reacomodamientos que se vendrán en los meses venideros. “Con la salida de Lavagna aumenta la importancia de los jefes territoriales. Aumenta el valor de la ayuda que pueden prestar a una candidatura”, anticipó ante Página/12 un funcionario de Solá. En el pronóstico coinciden un legislador provincial con un cargo importante en el bloque del Frente para la Victoria y un diputado que hasta hace poco fue intendente. La ecuación es sencilla. Hasta ahora el lanzamiento de Lavagna se basa en una amplia repercusión y en el apoyo de la estructura de la UCR. Pero con eso no alcanza para lanzar una candidatura presidencial. ¿Quién puede ayudar a Lavagna si pretende convertirse en la cabeza de la coalición opositora? ¿A quiénes necesita? A dirigentes que tengan influencia sobre territorios y garanticen fiscales en un escrutinio. Eso y decir intendentes ex duhaldistas es más o menos lo mismo.

Internas ¿congeladas?

Mientras se preparan para el cambio de escenario, los bonaerenses reconocen que existen ciertas tensiones entre los candidatos que se autopostulan para suceder a Solá. De los cuatro anotados sólo dos están recorriendo distritos con actitud de campaña. Son Aníbal Fernández y Randazzo. El ministro del Interior camina los municipios bonaerenses con cierta venia presidencial (“y la chequera llena”, diría Carlos Kunkel), aunque con bajo perfil. También Randazzo está haciendo lo suyo, como ministro de Gobierno bonaerense. Sus movimientos sobresalen por la inactividad de los otros dos candidatos.

Titular de la Cámara de Diputados, Balestrini se mantiene inactivo porque está involucrado en la labor parlamentaria. Lo mismo sucede con Pampuro. Y entre los que fueron mencionados como probables postulantes por su condición de outsiders de la política provincial –léase el canciller Jorge Taiana– no se ve demasiado entusiasmo. En la reciente visita a Austria por la cumbre de presidentes, Taiana sostuvo que no le interesaba ser gobernador. “Lo mío es la Cancillería”, repitió allí. Si se los juzga por el fervor que exhiben, sólo están en carrera Fernández y Randazzo. Pero algunos imaginan una candidatura impensable: la del propio Solá.

“Si el Gobierno apoya la reelección de Fellner y Rovira, ¿por qué no puede apoyar a Felipe?” El razonamiento se escucha entre el círculo más allegado a Solá. El gobernador no comparte la idea pero la deja correr: es una forma de llegar posicionado a 2007 y mantener autoridad hasta el final de su mandato. Solá mantiene una relación oscilante con Kirchner y de clara distancia con la mayoría de los intendentes del conurbano.

Con los caciques territoriales lo enfrentan temas de gestión y posicionamientos políticos: los intendentes le reprochan su política social, el nombramiento de Mary Sánchez en Educación, y los aumentos de salarios a docentes y estatales. “Las políticas sociales las maneja Emilio Pérsico (del Movimiento Evita) y eso el peronismo no lo comparte. Aparte, en la provincia hay un desfinanciamiento de muchos millones de pesos. Se supone que están gastando lo mismo que está presupuestado pero no incluyen los aumentos salariales”, cuestionó ante Página/12 un legislador nacional que buena parte de su trayectoria la vivió en el Gran Buenos Aires.

Distinto es el balance que hace un legislador del Frente para la Victoria que estima a Solá. “Felipe está haciendo una muy buena gestión. Porque, a pesar de las presiones, está manteniendo la política de remover comisarios de la Bonaerense. Y sacó la ley de excarcelación, que era muy importante y podía generar irritación. Además aumentó los sueldos de docentes e incorporó a las organizaciones sociales al gobierno”, evaluó.

Las diferencias expresan cosmovisiones ideológicas. Pero también explican las preferencias de los dos sectores en los que parece estar dividido el kirchnerismo bonaerense: por un lado una gran parte de los sectores que compitieron contra Chiche Duhalde en el Frente para la Victoria y por otro los intendentes ex duhaldistas que están buscando la reunificación del PJ bonaerense con el FpV. ¿Para qué lado inclinará la balanza Kirchner?

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