EL PAíS › TODOS QUIEREN COMO SOCIOS AL SOCIALISMO PARA EL 2007
Oficialistas y opositores llaman, como nunca antes, a los socialistas para tentarlos a integrarse a distintos frentes. Ningún sector quiere hablar en voz alta, pero la mayor preocupación es consolidarse en Santa Fe.
› Por Miguel Jorquera
El insistente cortejo del oficialismo y la oposición descolocó a no pocos dirigentes del Partido Socialista. Necesitaron de una reunión de la dirección nacional para decirle no al Gobierno, cuando éste sedujo al ex diputado y dirigente porteño Héctor Polino para que se hiciera cargo de la Secretaría de Medio Ambiente. Ahora, Raúl Alfonsín no deja de mencionarlos cada vez que hace referencia a la coalición que impulsa la candidatura presidencial de Roberto Lavagna; y el propio ex ministro de Economía pidió que los sumen a su proyecto político. Los propios socialistas adjudican el tironeo –al que son sometidos– desde los distintos frentes que se disputan su inclusión, a que ellos aportarían un “perfil progresista” que “algunos necesitan reforzar y otros carecen”. Los socialistas tienen todas las energías puestas en alzarse con la gobernación santafesina, pero otros dirigentes encendieron una luz de alarma: “Sin un frente o una candidatura nacional el partido podría terminar con la federalización o la ruptura”.
Hermes Binner, que relegará cualquier otra opción que no sea encabezar la boleta del Frente Progresista santafesino como candidato a gobernador el año que viene, se llamó a silencio. El ahora diputado nacional y ex intendente rosarino no quiere aparecer –como le sugieren sus principales colaboradores– hablando de candidaturas, aunque reparte sus jornadas entre la tarea legislativa y sus constantes recorridas por el interior de Santa Fe, donde intenta ampliar la alianza provincial y alimenta sus posibilidades de convertirse en el primer gobernador socialista del país.
Tampoco quiere aparecer como la cabeza del sector socialista más proclive a acordar con el gobierno nacional frente a los dirigentes partidarios que adoptan una postura más dura con el kirchnerismo. Binner fue uno de los pocos que no se opuso a la inclusión de Polino en el gabinete del presidente Néstor Kirchner, si el ex legislador “estaba dispuesto a aceptar”. Aunque la mayoría se opuso.
Los socialistas se disgustaron porque debieron dedicar gran parte de su segunda conferencia nacional –tras la reunificación en 2002– para dirimir posiciones frente al convite oficial. Desde el Gobierno se habían entusiasmado con la incorporación del ex legislador socialista a una secretaría que intentan revitalizar y que pasaría a depender directamente del Presidente. Además de dar un paso hacia la “pluralidad” que el Gobierno quiere imprimirle ahora a su gestión, con miras al reagrupamiento de dos grandes espacios políticos que Kirchner imagina para el futuro.
Luego sobrevino el tironeo desde la oposición y la insistencia de Alfonsín de incorporarlos a la alianza que pergeñaba con Lavagna y el grupo de duhaldistas residuales de El General. El propio ex ministro les transmitió a sus aliados la importancia de contar con el socialismo dentro de la nueva coalición “centroprogresista”, como la definió Alfonsín.
“Tenemos una historia en común de muchos años”, aseguraron a este diario varios radicales que se encolumnan detrás de la propuesta “Lavagna Presidente”. El propio Alfonsín recordó la participación socialista en la Alianza, remarcó la de los radicales en el Frente Progresista de Santa Fe y la de ambos en la Internacional Socialista. Pero otro dirigente alineado con Federico Storani no sólo recordó sus tiempos mozos con “los acuerdos de Franja Morada y el MNR (socialistas)” en los claustros universitarios sino que admitió a Página/12 que la coalición lavagnista “necesita un perfil más progresista, que el socialismo puede aportar”.
Los socialistas se vieron forzados a salir a desmentir un encuentro con Lavagna, aunque tampoco nadie en el PS criticó al ex ministro. El presidente del PS, Rubén Giustiniani, quiso salir del tironeo a través de una entrevista con Carrió, después de que el propio Binner salió a tomar distancia de Lilita por sus posturas frente al Gobierno. El senador y estratega de la campaña santafesina no quiere que Carrió se transforme en una muralla insalvable si los aristas de Santa Fe deciden –como ya lo han dado a entender– sumarse a la coalición que postula a Binner-Giustiniani, dijo que sólo habló de temas parlamentarios con Carrió. Pero reconoció ante Página/12 que “hubo muchos llamados” desde el radicalismo pero que “no habrá por ahora reunión alguna” a pesar de “nuestra política dialoguista” y que los socialistas definirán su postura electoral “recién en 2007”. La actitud dialoguista fue también el argumento que esgrimió el dirigente porteño Roy Cortina para no descartar un encuentro con Lavagna: “hablamos con todos”, dijo a este diario. “Nosotros formamos parte del gabinete de Jorge Telerman”, insistió Cortina, funcionario del gobierno de la ciudad, para mostrar la postura frentista del PS capitalino, que también apoyó a Aníbal Ibarra.
La diversificación de alianzas es la preocupación de quienes propician dentro del socialismo un “frente amplio de centroizquierda”, que todavía no aparece en el horizonte. “Rechazamos la propuesta del Gobierno de incorporar a Polino porque no era institucional, esto no quiere decir que si el planteo fuese entre partidos volvamos a rechazarla”, reconoció, algo decepcionado, a Página/12 un importante dirigente del PS que prefirió el anonimato. También saben que en muchos distritos, las posibilidades electorales del socialismo están atadas a su inclusión en algún frente: “los coqueteos y las presiones de todos lados no van a parar y no sé si algunos terminarán subyugados por alternativas diferentes que pueden federalizar el partido y hasta incluso romperlo”, reconoció el dirigente.
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